Un asesinato al interior de un edificio en Santiago de Chile ha reflotado la” maldición” que recaería sobre esta propiedad, conocida porque desde el 2013 a la fecha son 6 las personas que han muerto en este recinto.
El macizo se llama “Gran Santiago”, se encuentra ubicado en calle Huérfanos 1400 y la última muerte afectó a un hombre que estaba en el piso -1. Hasta allí llegaron al menos 5 o 7 sujetos en dos automóviles para asesinar al individuo a balazos. La víctima es un hombre de 30 años y la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), está tras los pasos de quienes serían los responsables de este último crimen.
Sin embargo, este homicidio no es lo único que llama la atención de este recinto que se conoce como el “edificio maldito”, sino porque además de las 6 muertes que han ocurrido desde el 2013 a la fecha, la propiedad también se ha hecho conocida por la prostitución y el microtráfico de drogas que imperarían en su interior.
Sobre las muertes, todo comenzó el 2013 cuando un ciudadano de nacionalidad venezolana murió luego de ser arrojado por un balcón por un grupo de sujetos. Al año siguiente, otra muerte enlutó al lugar cuando una menor de 13 años de edad cayó desde el piso 22, hecho que fue investigado como un suicidio.
El 2015 ocurrió un femicidio al interior cuando una mujer falleció al ser lanzada desde las alturas por su conviviente. Sin embargo, uno de los casos más conocidos fue la muerte de Yuliana Andre Acevedo el 2016. La mujer fue descuartizada en el edificio por su pareja el colombiano Edwin Vásquez Ortiz quien lanzó los restos de su víctima al río Mapocho, ubicado en plena ciudad de Santiago de Chile.
El 2017 ocurrió otra muerte registrada en el recinto. En esta ocasión, un repartidor de delivery fue encontrado sin vida en una de las bodegas del “edificio maldito”.
Prostitución y drogas
Los propios vecinos del “edificio maldito” han denunciado que la prostitución y las drogas también serían un problema recurrente al interior, con verdaderas redes operando en la construcción.
Según el testimonio de Arturo Morales, un ex administrador del edificio, desde el 2019 al 2020 “era evidente el microtráfico y la prostitución. Las medidas que se tomaron fue poner los torniquetes con lectura de huella biométrica, y paralelamente se conformó un grupo de seguridad. Los guardias rondaban los edificios y custodiaban las entradas”.
Morales agregó que “en esa época no hubo homicidios, pero quedaron algunos residentes ‘desordenados’. La Municipalidad de Santiago hizo una intervención con Carabineros para detener a las bandas que operaban allá adentro”. Por último, el ex administrador sostuvo que hoy el microtráfico y la prostitución al interior del edificio se habría agudizado y que el comité actual del edificio “deja que esto ocurra”.
Otro hecho que está afectando al “edificio maldito” es el arriendo de bodegas subterráneas como departamentos. Así fue descubierto por las autoridades tras el último homicidio ocurrido al interior del recinto ubicado en pleno centro de Santiago de Chile.
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