Dos funcionarios hondureños cercanos al apresado expresidente Juan Orlando Hernández son los últimos personajes conocidos de una larga lista de perseguidos por la justicia que han llegado a Nicaragua buscado la protección de la dictadura de Daniel Ortega. “Nicaragua es un paraíso para corruptos notables”, dice Javier Meléndez, investigador y director del centro de pensamiento Expediente Abierto.
El 17 de junio, el diario oficial La Gaceta informó que el estado de Nicaragua concedió la nacionalidad nicaragüense a los hondureños Ebal Jaír Díaz Lupián y Ricardo Leonel Cardona López, ministro de la Presidencia y secretario privado de la Presidencia, respectivamente, durante la administración de Hernández.
Juan Orlando Hernández fue extraditado en abril pasado a Estados Unidos, donde enfrentará un juicio “por tráfico de drogas y delitos con armas de fuego”. Tanto Díaz como Cardona son señalados por el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) de Honduras de cometer actos de corrupción en el desempeño de sus funciones.
Las diputadas del Partido Salvador de Honduras (PSH), Maribel Espinoza y Suyapa Figueroa fustigaron la decisión del régimen de Ortega de darle refugio a dos personajes perseguidos por la justicia de su país. “Esto no es cuestión de ideologías, es cuestión de criminales, como lo es también el gobierno de Nicaragua, un gobierno violador de derechos humanos y que ampara a otros criminales que además de saquear al país han violentado también derechos humanos”, afirmó Figueroa, según la hondureña Radio América.
Rolando Barahona, diputado del hondureño Partido Nacional, afirmó que otros 44 funcionarios del anterior gobierno de Hernández estarían gestionando su ciudadanía en Nicaragua.
“Nicaragua como paraíso residencial es un activo que se ofrece y se vende al que paga. ¡Y debes pagar bien! No tiene nada que ver con que si eras mi cuate (amigo) o mi enemigo ideológico. No tiene nada que ver con que si sos un paramilitar asesino, un guerrillero narcotraficante, un expolítico salvadoreño de izquierda o uno hondureño de derecha y ladrón”, afirma Meléndez.
“Al final del día todos son tratados como inversionistas: traes tu dinero robado, mal habido y sos bienvenido. Sin ideologías, es solo negocios. Y claro, es un negocio de la familia Ortega-Murillo y sus subordinados”, añade.
Meléndez señala que la falta de remilgos ideológicos del régimen de Ortega permite encontrar en Nicaragua prófugos “tan disímiles como el izquierdista expresidente de El Salvador (Salvador) Sánchez Cerén o derechistas admiradores del ultra derechista y expresidente colombiano Álvaro Uribe”.
Para estos sujetos, agrega, “Nicaragua es la única y mejor alternativa ante la posibilidad de rendir cuentas y pagar por sus crímenes en sus países: tienen refugio, tienen una nueva nacionalidad, si quieren el servicio VIP, hasta nueva identidad. También tienen acceso a los servicios legales y de protección del Estado, pero también tienen acceso a la banca y oportunidades de nuevos negocios, lo que les permite seguir operando nacional e internacionalmente en sus negocios mal habidos”.
El investigador recordó que desde el 2007, cuando Ortega regresó al poder, Nicaragua sirvió de refugio a notables perseguidos por la justicia, y mencionó el caso de la mexicana Lucía Moret, quien tenía una orden de extradición del gobierno colombiano por su participación en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el caso de Rubén Darío Granda Escobar, hermano del excanciller de las FARC, Rodrigo Granda Escobar, quien, según afirma, “también obtuvo su nacionalidad nicaragüense y ejerce en Nicaragua como abogado autorizado por la Corte Suprema de Justicia”.
La mayoría de los extranjeros que llegan buscando refugio a Nicaragua terminan siendo nacionalizados en procesos exprés. La Constitución nicaragüense establece que “los nicaragüenses no podrán ser objeto de extradición del territorio nacional”, pero, igualmente, la legislación exige al menos dos años de residencia en el país para obtener la nacionalidad, un requisito que se pasa por alto a la hora de blindar a un prófugo con la nacionalidad que evitaría su extradición.
Estos son algunos de los prófugos notables que han buscado refugio en Nicaragua en distintos momentos. Hay desde exguerrilleros, varios expresidentes, hasta narcotraficantes como Pablo Escobar Gaviria.
Ebal Jaír Díaz Lupián, ministro de la Presidencia de Honduras
Díaz Lupián, de 49 años, es pastor evangélico y abogado de profesión. Entró a la política en el Partido Nacional bajo la sombra de Juan Orlando Hernández, de quien se le llegó a considerar su “mano derecha”. En las elecciones de noviembre pasado fue candidato a diputado del Partido Nacional pero no fue elegido. Se le atribuyen actos de corrupción en la construcción de casas contenedores en el sector de Lomas del Diamante, al sur de la capital, para atender a los afectados por los huracanes Eta y Iota. Desde la captura de Hernández desapareció del escenario público y reapareció sorpresivamente en Nicaragua cuando se oficializó su ciudadanía nicaragüense, el 17 de junio pasado.
Ricardo Leonel Cardona López, secretario privado de la Presidencia
Cardona López, 61 años, ocupó varios cargos de bajo perfil durante la administración de Hernández. Al final del periodo anterior fue nombrado secretario privado de la Presidencia. El Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) lo involucra en sus hallazgos de la línea de investigación denominada “Los altos funcionarios de Sedis que cerraron con broche de oro su concierto de corrupción”. Igualmente apareció como nacional de Nicaragua el 17 de junio pasado.
Salvador Sánchez Cerén, expresidente de El Salvador (2014-2019)
Sánchez Cerén, profesor y exguerrillero de 78 años, es buscado por la justicia de su país. La Fiscalía General de El Salvador presentó en julio de 2021 cargos de corrupción contra el expresidente Salvador Sánchez Cerén por supuestamente recibir pagos irregulares por el orden de los 530.000 dólares cuando se desempeñaba como vicepresidente de Mauricio Funes (2009-2014). Pocos días después de que la Fiscalía formalizara la acusación, el régimen de Daniel Ortega otorgó la nacionalidad nicaragüense al expresidente Sánchez Cerén y a su familia.
Mauricio Funes Cartagena, expresidente de El Salvador (2009-2014)
El 30 de julio 2019, Mauricio Funes Cartagena, 62 años, su esposa, Ada Michel Guzmán, y sus hijos, Carlos Manuel Mauricio Velasco y Diego Roberto Funes Cañas, fueron declarados oficialmente ciudadanos nicaragüenses mediante la resolución número 3119, que se publicó en el diario oficial, La Gaceta. Funes Cartagena enfrenta cuatro causas penales en su país. La Fiscalía salvadoreña lo acusa por supuesto peculado, enriquecimiento ilícito y malversación de unos 351 millones de dólares del presupuesto público en un entramado que incluye a familiares, amigos y ex funcionarios.
Jaime Chin-Mu Wu, exembajador de Taiwán en Nicaragua
Sin cuentas que se conozcan con la justicia de su país, el exdiplomático Jaime Chin-Mu Wu, 69 años, sorprendió cuando apareció nacionalizado como nicaragüense 24 horas después que el régimen de Daniel Ortega rompiera relaciones diplomáticas con Taiwán y las estableciera con la República Popular de China. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán pidió explicaciones su exembajador en Nicaragua y le recordó que está sujeto a la Ley de Protección de la Información de Seguridad Nacional Clasificada. Jaime Chin-Mu Wu fue embajador de Taiwán en Nicaragua durante dos periodos y mantuvo cercanía con la familia Ortega Murillo en el poder.
Thaksin Shinawatra
El ex primer ministro tailandés, Thaksin Shinawatra, 72 años, también consiguió protección del régimen de Ortega cuando fue nombrado en el 2009 “Embajador en Misión Especial” por el gobierno de Nicaragua. Viaja con pasaporte diplomático nicaragüense. Shinawatra fue depuesto por militares en septiembre de 2006 y condenado en 2008 a dos años de cárcel por un delito de corrupción cometido mientras gobernaba. Visitó Nicaragua el 10 de febrero de 2009 y se reunió con Ortega y su esposa, Rosario Murillo. De esa reunión el político tailandés salió con el pasaporte diplomático en el bolsillo y con la supuesta misión de “atraer inversión al país”. Poco después, el secretario permanente del ministerio de Asuntos Exteriores de Tailandia, Veerasak Putrakul, pidió a Nicaragua, sin resultado alguno, “cooperación voluntaria” para facilitar la extradición de Shinawatra.
En 2011, Yingluck Shinawatra, hermana del ex Primer Ministro prófugo, llegó al gobierno tras ganar con mayoría absoluta al frente del uno de los partidos creados por Thaksin. Sin embargo, fue depuesta a su vez en 2014 tras una polémica sentencia del Tribunal Constitucional que le acusaba de abuso de poder. La ex primera ministra huyó a Dubái y según una fuente de EFE, también posee pasaporte nicaragüense.
Maurizio Gelli
Maurizio Gelli es actualmente embajador de Nicaragua en Canadá, según el acuerdo presidencial 162-2017, publicado el 31 de octubre de 2017 en el diario oficial La Gaceta. Maurizio Gelli es hijo Lucio Gelli, ex líder de la lógica masónica Propaganda Due (P2), a quien se acusa de relaciones con la mafia y la Cosa Nostra, la quiebra del Banco Ambrosiano, agente anticomunista durante la Guerra Fría, labores de conspiración durante la década de los ochenta en Argentina y escándalos financieros en Uruguay. Lucio Gelli falleció en el 2015 a los 96 años de edad. Según el diario El Mundo, de España, Maurizio Gelli intentó lavar la fortuna ilegal de 1.200 millones de dólares acumulada por su padre. Antes de ser embajador de Nicaragua en Canadá, Maurizio Gelli fue embajador de Nicaragua en Uruguay durante cuatro años. Asumió el cargo en 2013, durante el gobierno de José Mujica.
Alessio Casimirri
El italiano Alessio Casimirri fue condenado en ausencia en su país a seis cadenas perpetuas, 24 años de cárcel, y dos años de aislamiento diurno por, entre otros delitos, el secuestro y posterior asesinato en 1978 del primer ministro Aldo Moro. Vive desde hace 36 años en Nicaragua y ha instalado a 13 kilómetros de Managua un restaurante especializado en mariscos. Carpaccio de pulpo, Risotto al vino tinto, pargo a la sal, pastas “y mucho más”, ofrece el restaurante, “atendidos personalmente por su chef Alessio Casimirri”, según su propia página en Facebook.
Pablo Escobar Gaviria, narcotraficante
En 1984, durante los años de la revolución sandinista, el mismo Pablo Escobar Gaviria estuvo refugiado en Nicaragua e hizo transacciones que involucrarían al gobierno revolucionario en el tráfico de drogas. Barry Seal, el doble agente de la DEA, cuya vida fue llevada al cine interpretado por Tom Cruise, tomó una fotografía de Escobar junto a funcionarios sandinistas, trasegando alijos de droga en un aeropuerto de Managua.
Guerrilleras colombianas
Daniel Ortega rescató y protegió las guerrilleras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Martha Pérez Gutiérrez y Doris Bohórquez Torres, y a la mexicana Lucía Morett quienes resultaron heridas en la incursión militar colombiana del 1 de marzo de 2008 a un campamento guerrillero en el norte ecuatoriano. Colombia aseguró que el avión en el que Ortega mandó a traer a las guerrilleras violó su espacio aéreo.
Alberto Pizango, líder indígena peruano
El régimen nicaragüense asiló en junio de 2009 a Alberto Pizango, líder indígena peruano que organizó las protestas en la región amazónica con un saldo de 33 personas muertas, 24 de ellas policías. El 8 de junio de 2009 jefe del Gabinete Ministerial peruano, Yehude Simon, informó que Pizango pidió asilo en la embajada de Nicaragua en Perú.
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