Para el mayor en retiro del Ejército de Nicaragua Roberto Samcam, la etiqueta de “asistencia humanitaria” es un disfraz que usa Daniel Ortega para autorizar la entrada de tropas, naves y aeronaves rusas a Nicaragua, en un momento en el que existe una tensión mundial por la invasión militar de Rusia a Ucrania.
Este martes, la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó, a solicitud de Ortega, el ingreso a Nicaragua “de naves, aeronaves y personal militar extranjero con fines de intercambio y asistencia humanitaria en beneficio mutuo en casos de situaciones de emergencia para el segundo semestre del 2022″, de la Federación de Rusia, Venezuela, México, Cuba, Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, República Dominicana y Honduras.
“A la presencia de militares rusos en Nicaragua se le quiere disfrazar de acciones humanitarias, cuando no existen eventos de esa naturaleza ni de otro tipo que requieran dicha intervención y, en todo caso, sería la Defensa Civil la encargada, que no está movilizada para nada, pues no hay eventos que lo justifique”, dice Samcam.
Según el decreto 10-2022, las tropas rusas podrán participar a partir del próximo 1 de julio en “ejercicios de adiestramiento e intercambio en operaciones de ayuda humanitaria, misiones de búsqueda, salvamento y rescate en situaciones de emergencia o desastres naturales, con las fuerzas terrestres, Fuerza Aérea y Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua”.
Igualmente contempla el “intercambio de experiencias, adiestramiento, operaciones en contra de ilícitos en espacios marítimos en el Mar Caribe y aguas jurisdiccionales en el Océano Pacífico de Nicaragua, con la Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua” y el “intercambio de experiencias y de comunicación operacional con naves y aeronaves del Ejército de Nicaragua en labores de enfrentamiento y lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”.
“El régimen de Ortega quiere disfrazar la presencia de militares rusos bajo el argumento de que vienen para participar en acciones de ayuda humanitaria. Los ejercicios programados en contra de ilícitos en el Mar Caribe, drogas, no caen dentro de este tipo de acciones, ni por supuesto las programadas con el Comando de Operaciones Especiales, cuyas misiones no contemplan ayuda humanitaria”, añade Samcam
“El termino humanitario se define para actividades en las cuales el Ejército participa como un complemento del Estado en casos de desastres naturales, por ejemplo, terremotos, inundaciones, incendios forestales, traslado de personas o poblaciones que corren riesgos inminentes de perder la vida”, explica el militar. “En el caso de la presencia militar rusa en el país no se justifica en ningún caso, pues ni siguiera con las eventuales inundaciones que pueda haber ahora mismo por efecto de las copiosas lluvias, las alcaldías serían las que estarían a cargo y el Ejército tiene la Dirección de Defensa Civil para estos casos”.
El exembajador de Nicaragua en la OEA, Arturo McFields, hizo notar en Twitter la diferencia entre la presencia militar de Estados Unidos y la de Rusia en Nicaragua. “A diferencia del Comando Sur, que ha llevado ayuda humanitaria, barcos hospitales, medicinas, cirugías y servicios gratuitos de calidad a quienes más los necesitan, la cooperación rusa impulsa espionaje, técnicas de represión colectiva, tortura, tanques blindados, y bases no tan secretas”, apuntó el diplomático.
Roberto Samcam recordó, sin embargo, que “no hay presencia militar de los Estados Unidos desde 2013, dado que Ortega expulsó a la DEA y finalizó la cooperación militar con Estados Unidos. Luego se recompuso un poco la relación, pero, en todo caso, desarrollan ejercicios conjuntos y operativos marítimos contra el traslado de drogas por el Mar Caribe y luego que finaliza, cada quien para su casa”.
“Los rusos”, agrega, “vienen, una parte como recambio de los militares que están en la base satelital Glonass, que permanecen seis meses en el territorio. Otros vienen para preparar, capacitar y desarrollar maniobras conjuntas con el Ejército, como el caso del Comando de Operaciones Especiales y en el armamento que posiblemente ya llego al país: lanzacohetes múltiples del tipo BM-30″.
Daniel Ortega ha expresado su público apoyo a la invasión militar rusa a Ucrania. Una semana antes de que Vladimir Putin ordenara la invasión, Ortega se reunió con viceprimer ministro de Rusia, Yuri Borisov quien prometió ampliar la cooperación con Nicaragua, incluida la militar y la tecnológica entre los dos países.
“Por más de 40 años estamos brindando apoyo tecnológico y militar a su Ejército, y vamos a seguir brindando nuestro apoyo y vamos a seguir trabajando en esta dirección también”, dijo Borisov en esa ocasión.
La autorización para el ingreso de tropas y naves y aeronaves rusas a Nicaragua provocó la alarma de los gobiernos de Estados Unidos, Costa Rica y Colombia. “Invitar a las fuerzas rusas, a las tropas rusas a ejercicios, aunque sean humanitarios en el momento que ese país está invadiendo un país vecino, e incurriendo en violaciones a los derechos humanos en Ucrania, nos parece una provocación por parte del régimen nicaragüense, y es algo un poco peligroso para nosotros”, declaró Brian A. Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, a la agencia alemana Deutsche Welle.
El martes, mientras aprobaban la solitud de Ortega, los diputados sandinistas denunciaron lo que llamaron “una campaña de países y de medios internacionales” para desacreditar una decisión que el régimen nicaragüense toma cada seis meses.
“Esta es una tradición siempre, lo vamos a seguir haciendo, siempre vamos a tener intercambio con todos los ejércitos y con todos los países con los que tenemos este tipo de relación militar y bienvenidos sean las tropas que van a estar intercambiando con nuestro ejército”, señaló el diputado sandinista Filiberto Rodríguez.
Para el capitán en retiro del Ejército de Nicaragua, Federico Aguado, la diferencia en esta ocasión es el contexto de crisis militar que se vive en el mundo después de la invasión de Rusia a Ucrania. Compara el papel de Nicaragua con el que jugó Cuba en 1962, en la llamada “Crisis de los Misiles”.
En octubre de 1962, Estados Unidos denunció la instalación de bases de misiles nucleares soviéticos de alcance medio en Cuba, lo que provocó una tensión diplomática extrema entre la Unión Soviética, Estados Unidos y Cuba, que estuvo a punto de desencadenar una nueva guerra mundial.
“Es un escenario, sino igual, bastante parecido el que estamos viviendo en geopolítica ahorita. Y mira lo que hizo Nikita Kruschev, presidente entonces del Soviet Supremo de la Unión Soviética, a espaldas de Fidel Castro y a espaldas del Partido Comunista Cubano, se sentó a negociar con los Estados Unidos”, dice Aguado.
Coincide con el diputado sandinista en que la presencia militar rusa “no es nada nuevo en Nicaragua”, pero toma distancia de la etiqueta “humanitaria” que se le quiere atribuir. “¿Qué papel humanitario pueden jugar las tropas especiales rusas que han sido acusadas de abusos y torturas?”, se pregunta. “Ellos enmascaran sus operaciones”.
Considera que el revuelo que ha tomado la aprobación del ingreso militar ruso a Nicaragua en esta ocasión tiene que ver con el interés de Daniel Ortega de hacerse de “una carta bajo la manga” para negociar con Estados Unidos.
El mayor en retiro Roberto Samcam piensa lo mismo. “El anuncio de la presencia militar rusa en el país, tan publicitado provocadoramente por los rusos, es una maniobra política que beneficia a ambas partes, Ortega y Putin. El primero tiene más argumentos para una eventual negociación con los gringos y el segundo presiona con la amenaza que anteriormente había lanzado, de usar como plataformas militares a sus aliados en la región, Cuba, Venezuela y Nicaragua”.
SEGUIR LEYENDO: