Los cuerpos hallados la víspera en un remota región de la Amazonía donde desaparecieron el periodista británico Dom Phillips y el indigenista brasileño Bruno Araújo, cuyo asesinato fue confesado por un pescador furtivo, llegaron este jueves a Brasilia, donde serán sometidos a pericias para confirmar su identidad.
Las autoridades brasileñas localizaron la víspera los restos humanos 3 kilómetros selva adentro en el Valle do Javari, once días después de la desaparición de Phillips, colaborador de The Guardian, y Araújo.
Los cuerpos fueron hallados en una recóndita región de selva tras ser guiados por uno de los dos hermanos detenidos en relación a la desaparición y quien confesó haber asesinado a ambos con un arma de fuego tras ser visto practicando pesca ilegal.
La Policía confirmó que investiga la participación de otras personas en relación con el asesinato, una tragedia que ha expuesto las diversas amenazas que sufre la Amazonía y en particular la reserva indígena del Valle del Javarí, en la frontera de Brasil con Perú y Colombia y que alberga el mayor número de nativos no contactados del mundo.
Esta región amazónica se ha convertido en una suerte de tierra sin ley, donde la ausencia del Estado ha abierto la puerta a la creciente presencia del narcotráfico, la pesca y la caza furtiva, los piratas y la minería ilegal.
Según investigaciones, la pesca ilegal del pirarucú y de la piracatinga estarían sirviendo para blanquear el dinero del tráfico.
“Los pescadores, cazadores y traficantes están entrando en nuestra área y amenazando de muerte”, afirma a la agencia EFE un líder indígena del Valle del Javari que prefiere no identificarse ante el temor de represalias.
Las actividades ilegales estaban bajo el punto de mira de Araújo, quien durante años fue coordinador regional de la Fundación Nacional del Indio (Funai) en el Valle del Javari.
“Ahora que los espíritus de Bruno están paseando por el bosque y esparcidos entre nosotros, nuestra fuerza es mucho mayor”, afirmó este jueves la pareja de Araújo, la antropóloga Betariz Matos.
Por su parte, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresó este jueves “indignación” por el asesinato en Brasil del periodista británico Dom Phillips y el experto indigenista Bruno Araújo Pereira, y pidió a las autoridades “una investigación profunda y justicia por los casos”.
“Lamentamos y expresamos indignación por los asesinatos. Cuestionamos además las informaciones contradictorias y confusas que desde un principio se dieron a conocer, agudizando aún más el sufrimiento de los familiares de las víctimas”, dijo en un comunicado el presidente de la SIP, Jorge Canahuati.
Phillips, de 57 años, corresponsal en Brasil, escribía un libro sobre preservación ambiental en la región amazónica, confirmó la SIP.
“La muerte de Phillips en Brasil se convierte en otra tragedia para la prensa del hemisferio, que este año acumula 19 periodistas asesinados en seis países de las Américas”, señaló en el mismo comunicado Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información del organismo regional, con sede en Miami (EEUU).
Canahuati y Jornet consideraron como “estigmatizantes, despectivas, desacertadas y peligrosas” las declaraciones del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien, afirman, sugirió que Phillips y Araújo habían emprendido una “aventura no recomendable”.
De acuerdo con ambos directivos, Bolsonaro afirmó que el periodista “era mal visto” en la región por sus artículos contra la minería ilegal y temas ambientales.
En el Índice Chapultepec de la SIP, instrumento de medición de las libertades de expresión y de prensa, Brasil “mantiene un desempeño desfavorable” al ocupar el puesto 19 entre 22 países analizados en las Américas.
“El discurso autoritario del Poder Ejecutivo no solo afecta a la prensa con los constantes ataques y ofensas, sino que deteriora la ya frágil democracia en el país”, concluye el Índice Chapultepec.
(Con información de EFE)
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