Los secretos detrás del avión de Ezeiza: la Unidad 190 de las Fuerzas Quds iraníes y un piloto experto en transporte de armas

Gholamreza Ghasemi es un importante directivo del entramado de aerolíneas que Irán utiliza para el transporte de pasajeros y material bélico. De acuerdo a una fuente de inteligencia, el avión que está en Ezeiza sigue siendo iraní y todavía no fue traspasado legalmente a Venezuela

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El capitán Gholamreza Ghasemi, el piloto del avión varado en Ezeiza, cuando cumplía funciones de gerente de la empresa NAFT, luego bautizada como Karun Airlines, subsidiarias de Mahan Air del conglomerado manejado por la Guardia Revolucionaria iraní.
El capitán Gholamreza Ghasemi, el piloto del avión varado en Ezeiza, cuando cumplía funciones de gerente de la empresa NAFT, luego bautizada como Karun Airlines, subsidiarias de Mahan Air del conglomerado manejado por la Guardia Revolucionaria iraní.

“La historia del avión iraní en Argentina no es un misterio para los que conocemos los detalles”. Quien lo dice habla del otro lado del teléfono y está vinculado a la investigación de actividades terroristas en Medio Oriente y sus ramificaciones globales. “Se sabe desde hace mucho tiempo que la IRGC, la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, tiene una división especial para el traslado de armas y agentes a sus puntos de intereses político-militares”, continúa. Y se explaya sobre la Unidad 190 de las Fuerzas Quds, la división del IRGC especializada en operaciones especiales de inteligencia.

Esta gente opera varias líneas aéreas con nombres que van cambiando mientras arman y desarman empresas para tapar las operaciones militares que realizan con esos aviones supuestamente civiles. Pero los aviones siguen siendo los mismos. El Boeing que tienen ustedes ahí en Ezeiza es muy antiguo, tiene 36 años de uso –la mayoría de los aviones son descartados después de 30 años- y voló para diferentes aerolíneas que maneja el IRGC”, explica el hombre que está al otro lado del teléfono y que habla un inglés con un fuerte acento.

En este caso, el Boeing 747-3B3(M), en configuración cargo, matrícula YV3531, que era propiedad de la empresa iraní Mahan Air hasta enero, fue transferida a Emtrasur Cargo, filial de la empresa estatal venezolana Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa). Para evitar las sanciones internacionales contra estas aerolíneas iraníes controladas por el IRGC, se asocian con empresas de otros países y compran o venden sus aparatos para poder operar con otra bandera que no sea la iraní. Por ejemplo, Pouya Air, con licencia de Sudáfrica y Qesham Fars Air, de Azerbaiyán. Todas estas aerolíneas aparecen sancionadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de los Estados Unidos, pero el hecho de tener otra bandera, en este caso la venezolana, les permite operar en un número mucho más grande de países. En esa condición es que aterrizó el avión de Emtrasur el 7 de junio en el aeropuerto de Ezeiza.

El capitán Gholamreza Ghasemi cuando participó en 2016 como el CEO de Iranian Naft Airlines, en el congreso de CAPA, la asociación de aerolíneas iraníes.
El capitán Gholamreza Ghasemi cuando participó en 2016 como el CEO de Iranian Naft Airlines, en el congreso de CAPA, la asociación de aerolíneas iraníes.

“Este es un acuerdo que aún no está concretado. Legalmente el avión todavía sigue siendo de la empresa iraní Mahan Air. Se supone que está en leasing bajo la `bandera de confort´ de la aerolínea nacional de Venezuela y que forma parte de un acuerdo más amplio que incluye armas y petróleo”, sigue hablando este hombre muy bien informado y que prefiere no dar a conocer su identidad en forma pública. Precisamente, el avión habría estado volando para la aerolínea Qeshm Air que fue establecida en 1993 y que tiene oficinas en la calle Shahid Riahi de Teherán. Vinculada a esta empresa estaba la denominada Iranian Naft Airlines, que luego cambió de nombre a Karun Airlineas, que opera en asociación directa con Mahan Air, y todas son subsidiarias de la National Iranian Oil Company, la empresa estatal de petróleo controlada por la Guardia Revolucionaria en un holding de 12.000 millones de dólares.

El piloto del Boeing varado en Buenos Aires, el capitán Gholamreza Ghasemi (también aparece nombrado en informes de inteligencia como Qhasemi), fue el CEO de Iranian Naft Airlines, y en su nombre participó de varios fórums en Teherán y otras capitales de Asia Central. Entre ellos el congreso de CAPA, la asociación de aerolíneas iraníes, que se realizó en Teherán el 24 y 25 de enero de 2016. El gobierno argentino asegura que se confunde a Ghasemi con un homónimo, pero las fotos de ese momento del directivo de la aerolínea ligada al IRGC coinciden con las del pasaporte incautado en Ezeiza. Se lo puede reconocer a Ghasemi en las diferentes imágenes por una característica que lo muestra como una persona sumamente religiosa. Aparece con una mancha negra en la frente, que comparten los musulmanes shiítas que en la prosternación golpean su frente en una piedra de Karbalá durante los cinco rezos diarios.

En 2018, Ghasemi, apareció piloteando el vuelo QFZ-9950 de Qeshm que, de acuerdo a fuentes de inteligencia occidentales citadas en varios informes de prensa internacional, Irán utilizó para “enviar sistemas de armamento a su aliado el Hezbollah de El Líbano”. El avión de carga iraní, que hizo una escala en Damasco –Irán es un aliado estrecho del régimen de Basha al Assad- transportaba “componentes de armas, incluidos dispositivos para convertir misiles en armas guiadas de precisión en fábricas iraníes en Líbano”. En ese momento, la información proporcionada por los servicios de inteligencia hablaba de que habían participado de las operaciones tres altos oficiales del IRGC: Ali Naghi Gol Parsta, Hamid Reza Pahlvani y Gholamreza Qhasemi.

El capitán Gholamreza Ghasemi en el hotel cercano a Ezeiza donde se encuentra junto al resto de la tripulación del avión que piloteaba bajo bandera irano-venezolana.
El capitán Gholamreza Ghasemi en el hotel cercano a Ezeiza donde se encuentra junto al resto de la tripulación del avión que piloteaba bajo bandera irano-venezolana.

“La prioridad de Irán/Hezbolha en ese momento era seguir convirtiendo sus misiles en armas más poderosas”, comentó Hanin Ghaddar, analista del Instituto de Política de Oriente Próximo de Washington. “Israel les había bombardeado las fábricas donde lo hacían en Siria y empezaron a trasladarlos a El Líbano, que consideraban más seguro”.

El entonces secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, calificó a Mahan Air como una “aerolínea terrorista”. Mucho antes, el 12 de diciembre de 2011, el Departamento del Tesoro había designado a Mahan como “empresa que proporciona apoyo material y de transporte al terrorismo” y la acusó de “entregar ayuda financiera, material y tecnológica al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica-Fuerza Quds (IRGC-QF).”

Según el Tesoro estadounidense “Mahan Air ha transportado a agentes del IRGC-QF, armas, equipos y fondos a lugares internacionales para apoyar a grupos terroristas proxy iraníes. Ha sido utilizada por la IRGC-QF para transportar personal desde y hacia Irán y Siria para su entrenamiento militar, facilitando los viajes encubiertos de los miembros de la IRGC-QF al eludir los procedimientos normales de seguridad y los manifiestos de vuelo.”

Uno de los aviones de carga de Qeshm Fars Air, subsidiaria de Mahan Air, en el aeropuerto de Beirut, tras entregar un transporte de armas destinado al Hezbollah.
Uno de los aviones de carga de Qeshm Fars Air, subsidiaria de Mahan Air, en el aeropuerto de Beirut, tras entregar un transporte de armas destinado al Hezbollah.

“El actual presidente y director ejecutivo de la aerolínea, Hamid Arabnejad Khanooki, está estrechamente relacionado con el IRGC, concretamente con la división que se convirtió en la Fuerza Quds”, prosigue el informe. Estados Unidos sancionó a Arabnejad en 2013 por “facilitar un envío de carga ilícita a Siria en aviones de Mahan Air.” No sólo Estados Unidos mira con recelo a la aerolínea. Alemania, Italia y Francia prohibieron todos los vuelos de Mahan Air “por su apoyo al terrorismo y al espionaje”. Y en los últimos meses, la aerolínea también quedó envuelta en un escándalo por el traslado de grandes cantidades de oro desde Venezuela a Irán. Los analistas que siguen los movimientos del Hezbollah en América Latina creen que en esos aviones también van y vienen con agentes de esa organización que mantienen negocios y lavan dinero en la Triple Frontera.

En 2020, un avión de Mahan que transportaba pasajeros y carga desde Jordania hacia Irán realizó unas maniobras sospechosas sobre la base estadounidense de al-Tanf, en el sur de Siria. Era el vuelo 1152 que supuestamente realizó una “inspección visual” sobre esta guarnición que alberga unos 300 efectivos y que, según el ex asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton, fue levantada para “contrarrestar la influencia iraní” en Siria. El avión se alejó después de realizar una peligrosa maniobra cuando se le acercaron dos F-15 estadounidenses. Todo terminó en un nuevo enfrentamiento diplomático entre Washington y Teherán en el que también intervino el veterano canciller ruso Sergey Lavrov y más sanciones para el conglomerado de aerolíneas “seudo-civiles” de los guardias revolucionarios iraníes.

“Con todos estos antecedentes, es imposible que este avión que tienen en Ezeiza haya hecho ese vuelo sólo por una actividad comercial. Como en todos los otros casos, llevó o sacó material estratégico, llevó o sacó agentes o hizo un reconocimiento de algún tipo. Pronto lo sabremos. Hay mucha gente de todo el mundo trabajando en el tema”, fue el lacónico comentario del hombre muy bien informado y que conoce los movimientos de los agentes iraníes y libaneses en América latina desde adentro.

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