La oposición nicaragüense anunció este jueves que hará acto de presencia en la Cumbre de las Américas, que se celebrará la próxima semana en Los Ángeles, Estados Unidos, y a la que hasta ahora no ha sido invitado el dictador Daniel Ortega.
“Varios miembros de la Unidad Nacional Azul y Blanco van a estar, pero también de otras organizaciones, de la diáspora y exiliados. No es una delegación oficial, pero va a haber gente participando en varios foros”, manifestó a la agencia EFE un portavoz de la Unidad Nacional Azul y Blanco.
Funcionarios de la Casa Blanca confirmaron la semana pasada que los regímenes de Nicaragua y Venezuela no están invitados a la cumbre porque Estados Unidos no los considera sistemas democráticos, mientras que Washington no ha aclarado todavía si finalmente invitará a Cuba, aunque se presume que tampoco lo hará.
En mayo pasado, la administración de Joe Biden informó que estaba “evaluando opciones sobre cómo incorporar mejor las voces de los pueblos cubano, venezolano y nicaragüense” a la cita continental.
La opositora Unidad Nacional indicó en un comunicado que en la Cumbre de las Américas de “este año no habrá representación gubernamental de Nicaragua, pero sí estará presente la representación del pueblo nicaragüense, entre ellos varios miembros de Unidad Nacional Azul y Blanco”.
El portavoz de la organización afirmó que la oposición nicaragüense estará presente en grupos de trabajo de la sociedad civil, jóvenes, empresarios, entre otros, que forman parte de la Cumbre de las Américas.
La Unidad Nacional, que no cuenta con personalidad jurídica, adelantó que acudirá a la Cumbre con dos mensajes: la liberación de los “presos políticos”, calculados en al menos 181, y “el cese a la represión que ha dejado desde 2018 centenares de asesinados y desaparecidos, provocando el exilio de centenares de miles de ciudadanos”.
Nicaragua lleva cuatro años en una crisis sociopolítica que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dejado al menos 355 muertos, de los que Ortega reconoce 200, y ha llevado al exilio a más de 100.000 nicaragüenses, así como el cierre de medios de comunicación y la cancelación de cientos de ONG.
La crisis de Nicaragua se acentuó en los comicios de noviembre de 2021, cuando Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.
“El drama de Nicaragua ha alcanzado proporciones nunca vistas en la historia nacional ni del continente, y requiere la debida atención y acción de la comunidad de países americanos”, resaltó la Unidad Nacional en la declaración.
La Cumbre de las Américas reúne a todos los países del continente pero las exclusiones han creado controversia, ya que algunos países de la región han advertido que no participarán si no están los dictadores de Nicaragua (Daniel Ortega), Cuba (Miguel Díaz-Canel) y Venezuela (Nicolás Maduro).
Presidentes como el mexicano Andrés Manuel López Obrador o el boliviano Luis Arce anunciaron que, en tal caso, ellos tampoco asistirían.
A partir de entonces, el gobierno de Biden inició una serie de gestiones diplomáticas para lograr la mayor asistencia posible. Las conversaciones del enviado especial Christopher Dodd lograron sumar al encuentro a Jair Bolsonaro (Brasil), Alberto Fernández (Argentina) y Gabriel Boric (Chile). Sin embargo, los mandatarios de México y Bolivia aún se muestran reacios a decir presentes.
Este miércoles, el encargado de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional, Juan Gonzalez, y el subsecretario de Estado para la región, Brian Nichols, no quisieron cerrar ninguna puerta y dijeron en una conferencia de prensa telefónica que, si bien “el anfitrión tiene la potestad de confeccionar la lista de invitados”, el gobierno estadounidense estaba “escuchando las opiniones de otros líderes y socios en la región” y tomando las “consideraciones finales” antes de anunciar la decisión final.
(Con información de EFE)
Seguir leyendo: