Guillermo Lasso cumple su primer año como Presidente del Ecuador. El empresario y político conservador se enfrentó en el ballotage de abril de 2021 con el candidato del correísmo. En un escenario donde Lasso podía perder por tercera vez una campaña presidencial, el ahora presidente cambió su discurso y buscó tender diálogos con algunos grupos con los que discrepa ideológicamente.
El mandatario, que siempre se mostró contrario al aborto, cuyo discurso no incluía a los indígenas, a la comunidad LGBTI, a los afrodecendientes, o a los animalistas, empezó a modificar y a moderar sus palabras respecto a los derechos de la mujer y a dialogar con aquellos que había ignorado. Además, su campaña se tornó más espontánea y dirigida a una nueva generación de votantes. Parecía que Lasso había cambiado, pero el tiempo comprobaría que ese giro retórico solo le sirvió para ganar las elecciones.
Las mayores incoherencias de la administración de Lasso se dan con el feminismo. Por ejemplo, cuando la Corte Constitucional despenalizó el aborto en casos de violación, Lasso, que aún no había sido posesionado, dijo que respetaría la decisión de los jueces constitucionales y que, a pesar de no estar de acuerdo de forma personal, sus creencias no podrían interponerse al momento de gobernar. Sin embargo, cuando el proyecto de ley de interrupción del embarazo en casos de violación llegó a su poder, el mandatario lo vetó parcialmente, aduciendo al menos 60 objeciones por inconstitucionalidad y sosteniendo que el proyecto superaba lo establecido por la corte. Bajo esos argumentos, modificó una ley que debería haber garatizado el acceso a un aborto a una niña, adolescente o mujer violentada.
El primer cambio propuesto en ese proyecto de ley –por el que los colectivos feministas han luchado durante años– fue reducir el plazo para acceder al procedimiento de interrupción del embarazo. Aunque la Asamblea Naciona había establecido que una mujer adulta podría acceder al aborto hasta la semana 12, y las niñas, adolescentes y mujeres de la ruralidad, hasta la semana 18; el Presidente decidió que todas las mujeres, sin importar su condición, tengan un plazo máximo de 12 semanas para interrumpir un embarazo producto de una violación. Varias voces feministas se levantaron, pues en los casos más trágicos, las niñas muchas veces no se enteran que están en cinta sino hasta que el embarazo está muy avanzado.
En ese misma ley, Lasso incluyó un requisito obligatorio para acceder al aborto. Las niñas, adolescentes y mujeres violentadas deberán presentar una declaración juramentada, una denuncia ante la entidad competente o un examen de salud que avale la violación. Sometiendo, según las expertas, a la revictimización tan instalada en las instituciones públicas del país.
El 8 de marzo de 2022, cuando Lasso anunciaba la posibilidad de vetar la ley del aborto en casos de violación, centenares de mujeres se reunieron para la marcha del 8M, donde las mujeres de todas las edades y contextos sociales reclaman tener los mismos derechos y oportunidades y, sobre todo, dejar de ser víctimas de violencia. En medio de esa manifestación pacífica, el gobierno de Lasso, a través de la Policía Nacional, agredió a las asistentes. La represión del 8M fue, en palabras del mandatario, un escenario donde “las pasiones se desbordaron pero obviamente la fuerza pública tuvo que actuar. Como presidente, siempre estaré del lado del orden”, según respondió en una entrevista con Infobae.
La primera dama de Ecuador, María Lourdes Alcívar, esposa de Guillermo Lasso, ha sido también cuestionada por sus discursos llenos de prejuicios machistas, como el que pronunció el 26 de noviembre de 2021. En esa fecha, cuando se conmemora el Día en contra de la Violencia contra la Mujer, Alcívar estaba en un evento para lanzar un programa para combatir la violencia contra la mujer. Esa fue la primera vez en la que Alcívar daba un discurso en un evento oficial.
En ese insólito pronunciamiento, María de Lourdes Alcívar recomendó tomar distancia de un marido cuando lo vean “un poco alterado”, aseguró que “el perdón es lo primero” y que las mujeres “no somos víctimas de nadie, sólo de nosotras mismas si nos dejamos”. La primera dama parecería desconocer que de las cientos de mujeres asesinadas por razones de género en Ecuador en lo que va del año, alrededor del 49% murieron en manos de sus parejas o de agresores de su círculo cercano. También, desconectada de la realidad de muchas mujeres, Alcívar solo se refirió a la violencia entre pareja, como si desconociera que los embarazos en niñas y adolescentes son productos de violaciones sistemáticas en el entorno familiar y cercano de niñas que no podían “hacerse respetar” para no ser víctimas.
Al discurso y las acciones se suma la falta de mujeres en el gabinete ministerial de Lasso, quien frecuentemente habla de crear oportunidades para la realización profesional y económica de las mujeres. A pesar de su discurso, de los 19 ministerios que tiene el Ejecutivo, apenas cuatro están liderados por mujeres: Salud, Educación, Cultura y Telecomunicaciones. Igualmente, de las nueve secretarías, solo una está a cargo de una mujer: la de Derechos Humanos. Además, todos los consejeros presidenciales son hombres.
En ese contexto, luego de 12 meses en el poder, el presidente ha demostrado lo que muchas feministas anticiparon y temían: que Guillermo Lasso solo cambió sus palabras, pero no podría cumplirlas al gobernar.
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