Una empresaria vendió sus negocios y huyó de Guayaquil luego de ser secuestrada y extorsionada por una banda criminal. Esto se debe a la recaudación ilegal de las llamadas “vacunas”, que es un mecanismo de cobro extorsivo que se está expandiendo en muchos lugares del Ecuador, como reveló una publicación de El Universo.
Desde USD 40 hasta USD 5.000 dólares son las cantidades que piden los extorsionadores. Si las víctimas no pagan o pagan menos de lo requerido, son atacados en sus casas: abren disparos a mansalva con armas de fuego o bombardeaban con granadas, según el testimonio de las víctimas. De esta manera no solo privan a los contratistas particulares de trabajar en las zonas tomadas por las pandillas, sino que los residentes de estas áreas son también víctimas de los mecanismos extorsivos y de otras formas de violencia colateral. La cantidad requerida depende del tipo de negocio y cuánto dinero puede generar.
Cuando se les pregunta a las víctimas sobre esta modalidad de robo, pocas personas quieren hablar abiertamente, sin embargo, de forma anónima, algunos propietarios de pequeños negocios admiten que desde hace varios meses deben pagar por temor a ser atacados o para proteger a sus seres queridos.
Mientras los pequeños establecimientos, entre despensas barriales, peluquerías, panaderías, zapaterías o sastrerías, pagan entre USD 5 y USD 15, una de las víctimas de esta extorsión aseguró al diario El Universo que otros negocios medianos pueden cobrar USD 200 en visitas semanales o mensuales. Habitantes de Guayaquil y Durán informaron que los ladrones se identifican como integrantes de la banda de Los Rusos.
Otros comerciantes han tenido que cerrar sus tiendas y hasta han tenido que huir de la ciudad, atemorizados por los constantes acosos que han sufrido.
Este fue el caso de Martha, una mujer de 59 años que vendió su negocio y huyó con sus hijos. Martha contó al diario El Universo que tuvo dos moteles y una distribuidora de materiales de construcción. Los extorsionadores le impusieron un cobro de USD 5.000 al mes bajo el argumento de que estaba ganando mucho dinero. La extorsión, acoso y amenazas obligaron a la comerciante a vender sus establecimientos y escapar.
Ella y sus hijas fueron antes secuestradas en la vía Perimetral, un corredor vehicular periférico de alta circulación que comunica el norte con el centro-sur de Guayaquil. En un punto del recorrido los delincuentes se disfrazaron de policías de tránsito y simularon un operativo para detener el vehículo en el que se trasladaban sus víctimas y retenerlas durante unas horas. Durante el cautiverio obligaron a Martha a grabar un video alegando que le debía medio millón de dólares a la banda de Los Rusos y que si no lo solventaba tendría que pagarlo con sus hijos.
Cuando Martha decidió que haría el pago a sus extorsionadores, los delincuentes la acosaron durante semanas, incluso disparando contra la casa de su familia. Después de sufrir estas amenazas, Martha decidió vender todo y huir con sus hijas.
Hoy, en uno de los negocios de la comerciante se exhibe un cartel que indica la venta del negocio. Familiares de la víctima contaron a El Universo que uno de los moteles, ubicado en la zona de La Ladrillera, fue comprado a un precio muy módico y que sabían que el nuevo propietario ya había recibido la visita de los extorsionadores.
Al otro lado de la ciudad, en el Guasmo Norte, Alberto y su hijo se rehúsan a caer en esta forma de expolio. El hombre de 50 años dijo al diario El Universo que su hijo acababa de graduarse y que abrió una pequeña veterinaria en la zona. Una semana después de que abrió su negocio, unos hombres en motocicletas llegaron a exigir dinero a cambio de protección. Quisieron cobrarle USD 50, pero el hombre se armó de un bate para enfrentarlos y los ahuyentó. El hombre asegura que no tiene miedo.
La misma denominación de Los Rusos utiliza un brazo armado del Cartel de Sinaloa, afín al capo Ismael “el Mayo” Zambada y que opera en la frontera entre México y los Estados Unidos. El Cartel de Sinaloa opera en Ecuador desde 2003 pero no hay, por el momento, ninguna evidencia que indique que Los Rusos de Guayaquil sean los mismos que los de Sinaloa.
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