Javier Larrondo, presidente de la ONG Prisoners Defenders: “Lo que ocurre en Cuba es nazismo y fascismo”

En diálogo con Infobae, el activista cubano-español detalló los brutales métodos de tortura y persecución de la dictadura castrista contra la población, y cuestionó la “tibieza” de la comunidad internacional para condenar las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en la isla

Guardar
Javier Larrondo, presidente de Prisoners
Javier Larrondo, presidente de Prisoners Defenders (Foto: Adrián Escandar)

El pasado 11 de julio de 2021 miles de cubanos se movilizaron espontáneamente en todo el país para manifestarse en contra de la dictadura de Miguel Díaz-Canel. La respuesta a esa histórica manifestación, la más grande de las últimas décadas, fue la que se preveía: violencia, represión y persecución por parte del régimen castrista. El presidente de la ONG Prisoners Defenders, Javier Larrondo, fue tajante al afirmar que lo que se vive en la isla “es nazismo y fascismo”.

Si bien las sistemáticas violaciones a los derechos humanos han sido moneda corriente en Cuba desde la llegada de Fidel Castro al poder, el último año el régimen recrudeció la represión contra su pueblo. Pero las contundentes imágenes que llegaron desde la isla, y los diversos informes de distintas organizaciones internacionales, no fueron suficientes para muchos países y organismos que todavía se mantienen ajenos a lo que sufre a diario el pueblo cubano.

Por eso, Larrondo viajó a Buenos Aires para presentar pruebas contundentes a funcionarios “de todos los espacios políticos”. Pruebas de las miles de detenciones arbitrarias que se reportan hoy en día en Cuba; de las torturas que sufren los detenidos -en su mayoría civiles-; y evidencias de esclavitud moderna y violaciones a los derechos del niño, entre el amplio abanico de documentación.

En diálogo con Infobae, el presidente de Prisoners Defenders afirmó que el pueblo de Cuba está viviendo “una tragedia”: “No estamos ante un Gobierno, estamos ante una banda criminal. Esa banda criminal no puede permitir el más mínimo movimiento hacia la libertad, hacia los derechos, porque su poder se basa en que el resto del pueblo no tiene derechos”.

El activista y empresario cubano-español también cuestionó la falta de respuesta por parte de la comunidad internacional ante semejantes vejaciones y abusos.

Prisoners Defenders denunció que desde
Prisoners Defenders denunció que desde el 1 de mayo de 2021 hasta el 30 de abril de este año han sufrido prisión política en Cuba un total de 1.218 personas (EFE/Ernesto Mastrascusa)

-Estamos a solo dos meses de cumplir un año del histórico 11 de julio en el que miles de cubanos decidieron hacerle frente al régimen, como nunca antes se había visto. ¿Cómo está hoy la situación en la isla?

-En Cuba el pueblo despertó. Eso podía dar lugar a dos posibilidades: una reacción del gobierno para acoger ese despertar del pueblo de alguna manera, atemperarlo, incorporar el discurso, tratar de hacer cambios; y la otra es la reacción violenta y salvaje en contra de ese pueblo que despierta. Se ha dado la segunda opción. El régimen ha demostrado que siempre ha sido salvaje contra su propio pueblo, y lo que ha pasado ahora es que con el despertar del pueblo nos hemos encontrado con muchísima más represión. Una represión generalizada contra la población civil por motivos políticos en donde se da la tortura, la persecución, la detención arbitraria, la desaparición forzada, la expatriación forzosa, y todo eso, que son crímenes de lesa humanidad, por defición, según el Estatudo de Roma. Todo eso se está produciendo en estos momentos en Cuba de forma generalizada y masiva.

-¿Qué tipo de torturas tienen reportadas?

-Hemos registrado 15 tipos de torturas a los presos políticos en las cárceles de Cuba. Entre las principales están la vejación, el maltrato verbal, la privación de agua, de comida, privación de atención médica, el confinamiento en celdas de castigo, palizas, golpizas, dejar a los prisioneros desorientados, incomunicados con el mundo exterior... En todo hemos documentado 15 tipos de torturas de 101 casos sobre los más de mil presos políticos actuales; 101 casos de torturas. Fue un estudio aleatorio sobre las familias. Nosotros llamamos a unas 250-300 familias para ofrecerles reportar lo que estaba sucediendo con su familiar en prisión sin especificar que era para que reportasen torturas, pero 87 reportaron la declaración completa. De esos 87 casos, el 100% sufrían más de un tipo de tortura; el 77% sufrían más de cinco tipos de torturas; y numerosos casos más de diez tipos de torturas. A tal punto que el que más tipo de torturas estaba sufriendo era un menor de edad, de 17 años: Jonathan Torres Farrat, condenado a muchos años de prisión. Con ese estudio aleatorio, la muestra es suficiente para poder demostrar científicamente que en Cuba todos los presos políticos sufren torturas de manera generalizada, sistemática, con graves secuelas para todos ellos.

-¿Cuando hablamos de presos políticos, no sólo se trata de políticos presos, no?

-Correcto. Por motivos de conciencia, de pensamiento, de expresión y ejercicio de los derechos fundamentales. En este caso hablamos de más de mil presos políticos, de conciencia, que surgieron a raíz de una manifestación espontánea de la población, donde ninguno de ellos era político. Podemos hablar de una minoría de activistas políticos. Los activistas no consiguieron siquiera salir a la calles porque los detuvieron antes de salir. Por ejemplo, a José Daniel Ferrer, cuando fue a salir lo detuvieron mucho antes. Esos días hubo de 5.000 a 8.000 detenidos; de 1.500 a 2.000 tuvieron procesamientos penales; más de 1.000 siguen procesados penalmente, condenados o en prisión. De los detenidos, el 95% eran civiles. Lo que hizo el régimen fue aprovechar esta razzia contra la población civil, y detener a todos los políticos también. Entonces fueron por ellos hasta sus casas. Por eso muchos no pudieron salir a manifestarse, porque ya estaban vigilados, con sus casas sitiadas. De manera que ahora tenemos una amalgama de casi 200 políticos, y 800 civiles, que están condenados con limitaciones de libertad. Son más o menos 850-900 en prisión, y el resto con medidas de libertad limitada, trabajos forzados en internamiento, o en reclusión domiciliaria.

-¿Cuáles son las acusaciones más comunes con las que son condenados los manifestantes, y cómo es el accionar de la Justicia ante estos procesos?

-Las acusaciones que más se han dado son la de sedición. Los menores han sido muy afectados por este delito; menores de los 13 a los 17 años. Otro delito común es el de desacato, que es un insulto a la autoridad. Un insulto a Díaz-Canel, decir por ejemplo que es un sinvergüenza, es motivo de prisión por desacato. Después el atentado. El atentado se basa en que tú atacas a un policía. Lo curioso de todas las sentencias, nosotros tenemos acceso a todas ellas, es que los únicos testigos que hay son los policías. Los partes médicos no existen, ninguno presenta lesiones de ningún tipo. Si ha habido unos 300-400 casos de atentado, debería haber habido policías heridos, como en cualquier parte del mundo con manifestaciones violentas. Aquí no hubo ni uno solo. Es decir, todo son invenciones. También es muy habitual el delito de desorden público. Y es una contradicción, porque si son desórdenes públicos, habría público que habría sido afectado por esos manifestantes y estarían testificando. Resulta que no hay ningún parte del público testificando que hubo desórdenes públicos, son todos agentes de seguridad del Estado, de la Policía, que testifican en contra de los manifestantes. Solo hay que leer las sentencias para darse cuenta que Cuba tiene uno de los peores niveles de conocimiento y aplicación de la justicia y del conocimiento legal, hasta tal punto que los argumentos son pueriles. Hay pruebas de olfato sobre una piedra de un perro que olió el olor de un manifestante que tiró una piedra; no hay video del manifestante ni prueba, ni nadie que lo viera tirando la piedra. Condenar a una persona por esa supuesta prueba de olor es vergonzoso. El sistema penal cubano está haciendo agua, está dando una visión catastrófica de la cualificación legal de los juristas cubanos. Sobre todo de la judicatura, y de la Fiscalía. Luego hay otra cosa muy importante: todos los condenados están condenados sin intervención del juez. O sea, las primeras 24 horas fueron a prisión por la Policía, las siguientes 72 horas fueron a prisión por lo que llaman el instructor, pero no se trata de un instructor como en Argentina o España, en Cuba es un policía. Por lo tanto, todavía no ha intervenido el juez. Y de las 72 horas, hasta los casi 10 meses que ha durado el proceso, incluso algunos siguen, es el fiscal. El acusador es el mismo que mete en prisión, sin que el juez conozca de la causa, porque el sistema penal cubano, la ley de procesamiento penal cubano no mete al juez hasta que se hace la vista oral. Esto se ha realizado 12 meses después; antes han estado todos en prisión. Miles han estado en prisión, más los detenidos, todos ellos sin intervención de un juez que haya conocido de sus casos. El mismo gobierno que acusa, es el mismo gobierno que mete en prisión sin intervención de los jueces. Y cuando han intervenido, detonan un conocimiento jurídico de la judicatura cubana desastroso. Hacen aseveraciones como: “Se reúne y se relaciona con personas de mal comportamiento social; no se integra adecuadamente en su comunidad y en las actividades socialistas, y de las organizaciones socialistas”. Los jueces van hilando un argumentario, que internacionalmente se deshace. Es totalmente ideológico, es una inculpación, una falta de presunción de inocencia absoluta sobre los condenados, que está siendo desastrosa porque los menores y los jóvenes -hasta los 25 años- son la mayoría. Muchísimos están condenados a hasta diez años de prisión. Es una tragedia tremenda.

Javier Larrondo afirmó que el
Javier Larrondo afirmó que el cubano no es un Gobierno, sino "una banda criminal" que aterroriza a su propio pueblo (REUTERS/Alexandre Meneghini)

-¿Hay mujeres detenidas también?

-Si, hay 133 mujeres. 36 menores de edad, 133 mujeres, cerca de 160 por sedición, condenados en firme en torno a los 500-600, y cerca de 200 con penas de más de diez años.

-En otros casos de violentas represiones, como en Venezuela, las autoridades locales han iniciado investigaciones contra agentes de bajo rango, nunca contra las altas esferas militares, en un intento de mostrar cierta transparencia. ¿En el caso de Cuba se han abierto investigaciones contra miembros de las fuerzas de seguridad?

-No. De hecho, hubo un muerto con un tiro por la espalda efectuado por un policía y hubo decenas de testigos, y lo que han hecho es meter en la cárcel a los testigos que vieron ese tiro, con penas superiores a los 20 años. Al policía que realizó el tiro le hicieron una farsa de investigación en donde quedó exonerado complemente, y dos estudios han demostrado que mató al chico por la espalda. Primero, que el tiro fue efectuado y entró por la espalda está en los atestados; segundo, es la misma persona que sale en los videos, y lo han identificado por la ropa que llevaba y las fotos previas del chico (Diubis Laurencio Tejera). Se obtuvo toda la investigación interna del régimen. Con eso, más el estudio pericial de las imágenes y de los videos, se demostró, y de hecho el Parlamento Europeo declaró que fue asesinado por la espalda en la manifestación por un policía. Ese policía no tuvo ninguna repercusión. Salió exonerado, y le pegó un tiro por la espalda a un manifestante pacífico en La Güinera.

-¿Los familiares de los detenidos también viven amenazados?

-Hoy en día la situación es peor. Todos los familiares están gravemente amenazados de ir a prisión. Sus casas están vigiladas y sitiadas, no les dejan moverse. La están pasando horrible. Si alguien sabe que nos entregan las sentencias, a ellos le van a reprimir fuertemente. El Estado ni siquiera les deja decir que sus hijos son inocentes, o hablar con la prensa, o con una organización de derechos humanos. La situación de persecución que se vive hoy en día en Cuba es peor que nunca. Lo que pasa es que hay gente que solo se fija en si hay muertos, sangre, gente en las calles, pero a veces la represión es tan efectiva, que es terrible, y hace que la gente se tenga que quedar en sus casas.

-Para muchos lo que ocurrió el año pasado puede representar un año y un después. La dictadura, aunque mantiene estrechas alianzas con otros regímenes como los de Venezuela y Nicaragua, y gobiernos afines como los de México y Bolivia, se ha visto golpeada también por el impacto de la pandemia y la crisis económica. ¿Cómo ve al régimen de Díaz-Canel después de todos estos sucesos?

-No estamos ante un Gobierno, estamos ante una banda criminal. Esa banda criminal no puede permitir el más mínimo movimiento hacia la libertad, hacia los derechos, porque su poder se basa en que el resto del pueblo no tiene derechos. En el momento en que haya cualquier mínimo movimiento hacia los derechos, la banda criminal deja de mandar. Por lo tanto, la única salida que tenía el régimen cubano era reprimir, aterrorizar, y hacer lo que está pasando. En Cuba la migración que está habiendo ahora hacia América Latina, España, Estados Unidos, es la mayor en décadas. Ahora mismo están saliendo, huyendo de Cuba, cientos de miles de personas. Eso se debe a que estamos volviendo otra vez a la famosa frase de Fidel: “No los queremos, no los necesitamos”. Solo quieren a los súbditos, serviles, que van a permitirles continuar en el poder. Los cubanos están huyendo de nuevo del terror más absoluto.

Javier Larrondo, en diálogo con
Javier Larrondo, en diálogo con Infobae (Foto: Adrián Escandar)

-En el caso cubano desde hace muchos años hay una crítica generalizada a aquellos países y organismos que hacen oídos sordos a lo que sucede en la isla hace ya muchas décadas. ¿Qué opina de la respuesta de la comunidad internacional tras el 11J?

-La comunidad internacional padece de una tibieza que desde hace muchos años domina la esfera diplomática. Esta tibieza tiene unas consecuencias: la guerra de Ucrania, la permisividad que ha habido con Putin. Nos puede traer problemas inmensos con China el día de mañana también. Un gobierno como China, que a sus ciudadanos apalea por razón del covid, por cualquier otro motivo ideológico, qué podemos esperar que hagan sobre el resto del planeta. ¿Por qué estamos consintiendo y permitiendo relacionarnos con esos gobiernos dictatoriales? ¿Por qué parece que a nosotros no nos afecta? ¿Por qué ponemos hoteles Meliá en Cuba? ¿Por qué nos apalancamos para que luego mañana, cuando Cuba siga reprimiendo a su pueblo, digan que es complicado porque tienen inversiones en la isla, que están apalancados? La diplomacia internacional se ha apalancado en todo tipo de dictaduras. Los demócratas debemos darnos cuenta de que, o protegemos los derechos humanos y nos desapalancamos de esas dictaduras, y creamos una barrera frente a estas dictaduras, o las estamos alimentando, y el día de mañana no tenemos herramientas ni armas para poder contrarrestar lo que nos hagan, porque todo lo que ejercitemos de presión sobre ellos se nos volverá como un búmeran. Está pasando con Rusia. Todas las sanciones contra Rusia vuelven como búmeran a Europa, que es la más afectada por las sanciones. Esto no hubiese ocurrido si hubiésemos puesto una especie de cerco en torno a los derechos humanos para hacer negocios con Rusia. España, por ejemplo, tiene todos los años 5.000 millones de dólares comprometidos en Cuba; para el PIB de España, Cuba no es importante, pero sí tiene que tener cuidado. Eso es como una cremallera en la boca de los demócratas, nos hemos creado nuestra propia cremallera, nuestra propia censura, al hacer negocios con los dictadores. Y tenemos que empezar a entender que nuestra misión es defender los derechos humanos. Entre otras cosas eso se ejercita limitando los negocios que tenemos con dictadores, que transgreden todos los derechos humanos de sus pueblos.

-Este viernes el Comité de los Derechos del Niño de la ONU (CRC) cuestionó al régimen cubano por la separación familiar forzosa en los casos de miembros de las misiones internacionales que envía la dictadura que deciden desertar por las condiciones de trabajo a las que son sometidos. ¿Significa un paso importante en la búsqueda de que se respeten los derechos humanos en Cuba?

-Es algo histórico. Jamás Cuba había recibido en el Comité de los Derechos del Niño algo como esto. Todo se debe a una denuncia que remití al Comité. Insistí mucho, les pedía que tenía que verles, que tenía que hablar con ellos, tiré de la cuerda lo más que pude y al final conseguí una reunión de una hora con ellos en Ginebra. Les pude explicar, enseñar todos los documentos probatorios, quedaron alusinados, y resulta que una semana después tenían las sesiones con el Gobierno, y le han sacado el tema. Cinco mil niños que están separados de sus padres, imagínate lo que puede significar si esto hace que Cuba tenga que volverlos a reunificar a los familiares. Eso no tiene precio, la tragedia que están viviendo esos niños a mí me ha roto el corazón durante años. Y si se logra solucionar eso, sería uno de mis mayores logros.

-Para finalizar. Esta semana generó un fuerte repudio la decisión de AMLO de no asistir a la Cumbre de las Américas en Estados Unidos, en solidaridad con las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¿Gestos como estos representan una legitimación de las violaciones a los derechos humanos en Cuba que ustedes desde Prisoners Defenders se esfuerzan en visibilizar?

-Si yo fuera mexicano estaría muy triste de que el dirigente de un país democrático, como México, avale una dictadura como la cubana. Es terrible y muy triste para cualquier mexicano, para cualquier demócrata latinoamericano. AMLO, además, está subvencionando al gobierno cubano, con lo que puede, y está sacando fondos de los mexicanos para ayudar al gobierno cubano, que no ayuda a su pueblo, sino que usa ese dinero para reprimirlo. Él mismo se está autocalificando. AMLO se autocalifica cuando actúa así; y si quiere estar del lado de los dictadores y de la represión, y del nazismo, porque lo que ocurre en Cuba es nazismo y fascismo, no es socialdemocracia; socialdemócratas son otros, no los Castro. Algún día tendrá que pedir perdón cuando se desenmascare todo lo que está pasando en Cuba y surja un nuevo renacer en la isla. AMLO será uno de los dirigentes que tendrá que pasar la vergüenza de haber sido uno de los que ha ayudado a la represión en Cuba.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar