El régimen cubano elevó este viernes a 46 la cifra de fallecidos en la explosión del hotel Saratoga de La Habana hace una semana.
La actualización, incluida en el último parte del Ministerio de Salud Pública (Minsap), incorpora la muerte de una de las personas que se encontraba ingresada desde el accidente.
Este jueves se dieron por concluidas las tareas de rescate entre los escombros del sótano del hotel con el hallazgo del cuerpo de la última persona que aparecía registrada como desaparecida.
El número de lesionados se mantiene en 99, de los cuales 13 se encuentran hospitalizados y 40 han recibido el alta médica.
Todos los muertos por la explosión son cubanos -incluidos cuatro menores de edad y una embarazada-, excepto una joven turista española, Cristina López-Cerón Ugarte, cuyas cenizas ya han sido repatriadas a su país.
El hotel no estaba abierto al público al momento del estallido. Los 51 trabajadores que se encontraban en el interior del hotel lo estaban adecuando tras el cierre de dos años por la pandemia para reabrir el pasado 10 de mayo.
El régimen cubano asegura que la causa del accidente fue un escape de gas cuando un camión cisterna de gas licuado estaba recargando un depósito en los bajos del establecimiento.
El intendente del municipio de La Habana Vieja, Alexis Acosta, dijo que una vez terminado el rescate se pasaría a la recuperación de los edificios colindantes. Al menos 17 inmuebles, además del hotel, han sufrido daños de diversa consideración.
Esta mañana comenzaron los dos días de duelo oficial decretados por el mandatario de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
El Saratoga, uno de los edificios más emblemáticos del corazón histórico de La Habana, fue construido en 1880 y desde 1911 funcionaba como un hotel. Su última restauración tuvo lugar en 2005, cuando fue sometido a una rehabilitación capital.
Fue considerado el lugar ideal para visitar a funcionarios gubernamentales y celebridades durante muchos años. Recientemente había perdido algo de su brillo con la apertura de nuevos hoteles en La Habana, pero seguía siendo un cinco estrellas.
El edificio fue encargado por primera vez por el comerciante español Don Eugenio Gregorio Palacios entre 1879 y 1880, quien nació en Santander, era propietario de varias instalaciones de alojamiento y firmó un contrato en 1879 para la construcción.
Antes se ubicaba en la calle Monte, pero fue trasladado a este edificio en la calle Prado hacia 1933. Su terraza, llamada Aires Libres, fue un importante centro cultural y tradicional en el siglo XX.
“En 1935 fue considerado como uno de los hoteles más importantes de La Habana, gracias a las instalaciones recreativas de moda, pero sobre todo por su columnata, donde músicos destacados cubanos interpretaban ritmos locales, y en particular el son”, según rezaba su página oficial.
(Con información de EFE)
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