Condenaron al chileno Nicolás Zepeda en Francia por el femicidio de la joven Narumi Kurosaki

La justicia francesa lo sentenció a 28 años de cárcel por el homicidio y desaparición de la japonesa en diciembre de 2016. La defensa del acusado anunció que apelará

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El chileno Nicolás Zepeda condenado por el asesinato y desaparición de Narumi Kurosaki
El chileno Nicolás Zepeda condenado por el asesinato y desaparición de Narumi Kurosaki

La justicia francesa declaró culpable y condenó a 28 años de cárcel a Nicolás Zepeda por el homicidio y desaparición de la japonesa Narumi Kurosaki (21), en diciembre de 2016. Su defensa tiene diez días para presentar una apelación al dictamen.

“No soy quien me gustaría ser, pero no soy un asesino. No soy el asesino de Narumi”, fueron las palabras del imputado al iniciar el juicio en su contra, que lo declaró culpable por el femicidio de la estudiante japonesa.

La investigación determinó que 4 de septiembre de 2016 Narumi se encontraba estudiando francés en Besanzón cuando se encontró a su ex pareja, Nicolás Zepeda (31) y pasaron 30 horas juntos: fueron a comer y estuvieron en la residencia universitaria donde ella vivía. Ese fue el último día que fue vista con vida.

En 2020, Zepeda fue extraditado de Chile hasta Francia para enfrentarse a la justicia por el caso de Narumi.

Tras diez días de audiencia, ayer la Corte francesa de Besanzón declaró culpable a Zepeda por la desaparición y homicidio de Narumi, de quien hasta la fecha no se ha encontrado su cuerpo. Inicialmente, en el juicio se instó a cadena perpetúa al imputado, quien finalmente recibió 28 años de cárcel. Además, del pago de 218.750 dólares por daño moral a la familia de la víctima.

Compra de combustible, chat de conversaciones y declaraciones

Las pruebas presentadas en contra del imputado fueron desde la compra de combustible y material de limpieza, hasta la solicitud de borrar conversaciones, declaraciones, incluso de su propia familia y la geolocalización de su teléfono que lo ubican en el sitio donde se encontraba la joven el último día que fue vista.

La investigación concluyó que el chileno compró un bidón de cinco litros de combustible, fósforos y diferentes elementos de limpieza. Al momento de ser consultado por estas compras, el imputado aseguró que dispuso a tener combustible de repuesto ante una eventualidad y que los fósforos los compró porque le gustó la caja.

En esa línea, Zepeda declaró que el material de limpieza lo utilizó para el tapiz de un auto que arrendó y ensució con comida, aunque desde el servicio de arriendo de autos negaron los hechos y afirmaron que el vehículo estaba sucio, con ramas y barro al momento de la entrega.

En la lectura de la declaración de Juan Felipe Ramírez, primo del imputado, recordó conversaciones que sostuvo con Zepeda, donde él preguntaba qué hacer si encontraba alguien ahorcado, formas de morir rápidamente por asfixia, instancia en la que también le pidió a Ramírez que no le contara a nadie de su viaje a Europa. Zepeda negó acordarse de esa conversación.

Archivo del 23 de julio 2020:extradición de Zepeda desde Chile a Fracia
Archivo del 23 de julio 2020:extradición de Zepeda desde Chile a Fracia

A pesar de las pruebas, el imputado declaró: “Nunca quise estar en medio del dolor de la familia de Narumi. Nunca quise estar en medio del dolor de mi pobre familia, en medio de mi propio dolor. No soy quien me gustaría, pero no soy un asesino. No soy el asesino de Narumi”.

Otra declaración testimonial fue la del psiquiatra Juan Caterino, quien interrogó a Zepeda en 2020. El médico afirmó que el imputado tiene “tendencia a intentar manipular a los demás”, según Franceinfo.

Para el fiscal Étienne Manteaux, la hipótesis del homicidio apuntó que Zepeda mató a Narumi por asfixia en su habitación y lanzó sus restos al río Doubs y estos terminaron aguas debajo de la presa de Crissey. El hecho habría ocurrido entre las 3.15 AM y las 3.21 AM de ese día. “Es la hipótesis más probable” afirmó Manteaux.

En la audiencia habló Taeko Kurosaki, madre de Narumi y sostuvo que “desde hace más de cinco años estoy psicológicamente destruida y tengo una gran desconfianza hacia las personas. He abandonado todas mis actividades profesionales. Me aíslo. Por eso he perdido la facilidad de palabra”.

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