Cuba está batallando por cubrir un déficit de combustible debido a que las importaciones de Venezuela y otros países se mantienen por debajo de los niveles históricos y que los precios mundiales impulsados por la invasión de Rusia a Ucrania hacen que las compras sean casi inaccesibles, según analistas y datos.
El país caribeño, que depende de las importaciones de combustibles principalmente de su aliado Venezuela para cubrir más de la mitad de su demanda, enfrenta desde el mes pasado escasez de diésel y gasolina, lo que genera largas filas frente a las estaciones de servicios.
Las importaciones insuficientes de combustible son otro obstáculo importante para la economía de Cuba, que lucha por recuperarse tras la pandemia de coronavirus y las sanciones estadounidenses más severas impuestas por el Gobierno del ex presidente Donald Trump.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha proporcionado a Cuba más de 32.000 barriles por día (bpd) de crudo desde 2019 incluso en medio de las sanciones de Estados Unidos a ambos países. Pero los volúmenes de combustible enviados han caído debido a que Caracas ha tenido problemas para producir productos refinados para sus propias necesidades, según datos.
Cuba importó unos 70.000 bpd de crudo y combustible en el primer trimestre del año, por debajo de los 100.000 bpd que la isla generalmente requiere para satisfacer la demanda normal, mostraron datos de seguimiento de petroleros de Refinitiv Eikon.
Más de las tres cuartas partes procedía de Venezuela, pero la nación miembro de la OPEP ha recortado drásticamente los envíos de combustible a Cuba de casi 44.000 bpd en 2020 a 21.000 bpd en 2021 y 22.000 bpd en el primer trimestre de este año, de acuerdo con datos y documentos internos de la estatal PDVSA.
Antes de la pandemia, la demanda de combustibles de Cuba alcanzaba los 137.000 bpd de fuel oil, diesel, gasolina, gas de cocina y otros productos refinados, informó la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba.
Aunque la nación este año está consumiendo unos 110.000 bpd de combustible, todavía necesita importaciones para compensar la insuficiente producción nacional, dijo Jorge Piñón, director del Programa de Energía y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe de la Universidad de Texas, en Austin.
“Las refinerías cubanas no están 100% operativas. La refinería de La Habana, la única instalación con un craqueador catalítico, está funcionando en torno al 70% de su capacidad, mientras que la refinería de Cienfuegos, realiza esporádicamente tiradas de 10.000 bpd y Santiago no está en servicio”, dijo.
El ministro de energía y minas de la isla, Liván Arronte, dijo que Cuba, que permanece bajo un embargo estadounidense que limita el libre comercio con el país, está pagando tarifas de flete y otros costos un 20% más altos que los importadores que traen combustible por las mismas rutas.
(Con información de Reuters)
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