Este lunes se llevó a cabo, de forma virtual por la pandemia, la apertura de la asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La misma estuvo encabezada por el presidente de la organización, Mauricio Claver-Carone, quien luego también brindó una conferencia virtual para medios internacionales. En sus dos exposiciones, el funcionario norteamericano afirmó que, pese a los impactos de la guerra entre Rusia y Ucrania, América Latina y el Caribe tienen la oportunidad de adoptar un rol clave para facilitar el flujo de materias primas.
Según indicó, la invasión rusa a Ucrania amenaza con “agravar la inseguridad alimentaria” a nivel mundial, ya que se trata de dos grandes exportadores, por ejemplo, de cereales y fertilizantes. Advirtió, además, sobre la creciente “perturbación en la cadena de suministros de productos básicos”.
Si bien reconoció que se debe trabajar eficazmente para mitigar los efectos económicos de la región, Claver-Carone aseguró que la región “puede tener un papel importante en la compensación de los impactos de los productos básicos para todo el mundo”. “América Latina y Caribe pueden desempeñar un rol importante como un espacio que contrarreste las dinámicas que estamos viendo al este y al oeste”, subrayó durante la conferencia de la que participó Infobae.
En ese sentido, sostuvo que es importante “resolver los cuellos de botella”, como sucede en el mercado de fertilizantes, en el que América Latina depende mucho de Rusia. El presidente del BID afirmó que están estrechando lazos con otros países exportadores como Israel, Canadá y algunos de África.
Asimismo, instó a los países de la región a analizar “cómo podemos incrementar la productividad”, así como “fomentar la extracción, para no solamente estar en la vanguardia, sino también ser la fuente de esos productos básicos”.
Esta situación, indicó, puede resultar una oportunidad para grandes exportadores latinoamericanos, como Argentina y Brasil. Recordó, además, que los principales productores de cobre son Perú y Chile, y que la región también cuenta con los principales productores de litio, un producto vital que puede llevar al hemisferio a convertirse en “líder de las transiciones energéticas de los productos básicos”.
“Conforme la región siente más el impacto por la presión sobre los precios, podría ser la compensación más importante para esos precios”, apuntó.
Claver-Carone reconoció, no obstante, que la invasión de Rusia a Ucrania “es una tragedia global y una conmoción para el orden mundial” con “profundas ramificaciones” a futuro. “Algunos efectos dominó ya han comenzado a llegar a nuestros países miembros y tienen impactos en los mercados financieros sobre la inflación y los cambios en los flujos de materias primas como el gas, el trigo y los metales”, señaló.
Y añadió: “Estas dinámicas se agravan en el contexto de una recuperación incompleta de una pandemia aún en curso”.
Durante su intervención, el presidente del BID adelantó que, como consecuencia del alza inflacionaria, la incertidumbre por la pandemia y el impacto global de la invasión rusa, el crecimiento de la región podría ser menor al 3% este año.
Pese a esta proyección, el funcionario norteamericano recordó que el año pasado, después del fuerte impacto que sufrió la región por la pandemia de coronavirus, registró un crecimiento del 7 por ciento. “Hace un año estábamos en una región con las proyecciones del PIB más bajas a nivel mundial, última en la fila para la vacuna, y pensamos que sería una década perdida. Un año después, con el apoyo del BID, América Latina y el Caribe rompieron con todos los pronósticos. La región creció 7% y fue líder en la vacunación, para este verano el 70% de la población podría estar completamente vacunada”.
Con el objetivo de mantener esa tendencia, pese a la coyuntura mundial, el BID continuará ayudando a los países de la región “a crecer y a invertir el dinero correctamente”. Hace diez años, recordó Claver-Carone, la región vio un crecimiento por el aumento de los precios de los commodities. Pero “mucho de ese dinero se gastó en políticas populistas, no en infraestructura”: “Los países de la región necesitan invertir en infraestructura de alta calidad para cerrar las brechas socioeconómicas que afligen a nuestra región”.
Por eso, remarcó la importancia de aumentar la inversión en conectividad y digitalización: “Vivimos en un mundo en que los ganadores y perdedores ante el covid fueron los que estaban o no conectados. Es una oportunidad de disminuir la informalidad y para la generación de empleos”.
“No hay mejor vehículo para atacar la corrupción que la digitalización. Los procesos son muy burocráticos. Si hay una transacción digital eliminamos todos los pasos burocráticos. Cada uno de esos pasos es una oportunidad para la corrupción”, agregó.
Para ello, consideró muy importante la unión con el sector privado, y destacó un programa lanzado por el BID llamado “mapa de inversiones”, “para que inversores y ciudadanos puedan seguir la vida entera de un proyecto de inversión público, para que vean cómo es gastado el dinero, para crear transparencia”.
Alertó, por su parte, sobre los “desafíos agudos” de la región que, según dijo, deben atenderse con celeridad “en el contexto de crecientes complejidades geoeconómicas y geopolíticas”. Mencionó la inestabilidad, la violencia y las crisis humanitarias persistentes, especialmente en Haití y Venezuela. “Haití y Venezuela siguen siendo un foco prioritario para el BID y deberían serlo para todos nosotros”.
Puntualmente sobre el caso del éxodo venezolano, aseguró que el BID continúa trabajando estrechamente con los gobiernos de los principales países receptores de migrantes, como Colombia, Ecuador y Perú, ya que la crisis ha provocado “una presión en la economía de esos países vecinos”. En ese sentido destacó la respuesta del gobierno colombiano para normalizar a los migrantes venezolanos.
“Seguiremos trabajando al mismo tiempo que nos seguimos preparando para el día que las condiciones normales vuelvan a prevalecer en Venezuela y comencemos la recuperación de la devastación económica”, señaló.
También indicó que las nuevas inversiones deben crecer para combatir el cambio climático y fomentar la inclusión de la mujer al mercado laboral. Destacó, además, el respaldo ofrecido por la institución para asistir financieramente a la región, una de las más golpeadas del mundo por la pandemia. En 2021, el BID, con sede en Washington, registró un récord de casi 23.400 millones de dólares en préstamos, de ellos más de 3.000 a través de su brazo para el sector privado, BID Invest.
“América Latina y el Caribe son una anomalía entre los mercados emergentes. Eso es una gran oportunidad. Tenemos que ser impulsores, movilizadores, un sello de confianza para que América Latina y el Caribe sea la región que más se beneficie en la generación de empleos formales, cerrar las brechas de igualdad, de trabajo de las mujeres, los grupos afros, e indígenas, de áreas rurales... El BID está a la vanguardia de esta oportunidad histórica”, concluyó.
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