En una entrevista con Infobae, al ser consultado sobre su posición frente a la represión policial durante la marcha feminista por el Día Internacional de la Mujer, donde las asistentes fueron rociadas con gases lacrimógenos y golpeadas con toletes, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, dijo que siempre estará del lado de la Policía y que considera que hay “un exceso de sensibilidad” por parte de las manifestantes.
El 8 de marzo se realizaron marchas feministas en Quito y Guayaquil. La Policía Nacional bloqueó las calles por donde debían pasar las mujeres que reclamaban más derechos y menos violencia. Activistas feministas, periodistas y mujeres asistentes de todas las edades tuvieron que resguardarse de los gases lacrimógenos que la fuerza pública lanzó en su contra. Incluso la periodista Viviana Erazo, del medio comunitario digital Wambra, fue rociada con gas lacrimógeno en su rostro y golpeada con toletes por la Policía, mientras realizaba la cobertura de las marchas. “Varias mujeres que participaban en la marcha también fueron golpeadas y amedrentadas por la Policía –a caballo, motos y con perros– que lanzó gas pimienta y chorros de agua. Tras la agresión, nuestra compañera fue socorrida por mujeres que participaban de la manifestación, quienes la apoyaron y asistieron para restablecerse físicamente”, señaló Wambra en un comunicado.
En ese momento, la activista Valeska Chiriboga, que participó en la movilización en Guayaquil, contó a Human Rights Watch que más de 40 mujeres presentaron síntomas como vómito, picazón y ardor en los ojos después de que la policía usara contra ellas gas pimienta, según recogió EFE.
La organización internacional Human Rights Watch (HRW) también se pronunció sobre la represión de la protesta pacífica organizada por grupos feministas. HRW instó a que el Estado ecuatoriano investigue los excesos policiales.
HRW aseguró que en ninguna de las dos ciudades “fue posible discernir con claridad, en el momento, por qué había restringido las marchas la policía”. Además, recordó al Estado que “independientemente de si las autoridades consideran que las protestas son ilícitas, no deben usar la fuerza para dispersarlas, salvo como medida de último recurso para responder a una amenaza genuina”. Asimismo, recordó que el derecho internacional establece que “las autoridades sólo deben restringir las manifestaciones pacíficas cuando dichas medidas resulten necesarias y proporcionales y sean el medio menos restrictivo para el logro de un objetivo legítimo”.
La directora para las Américas de HRW, Tamara Taraciuk, manifestó en el comunicado de HRW que el propio Guillermo Lasso había ofrecido trabajar por el bienestar de las mujeres e incluso ha manifestado que las mujeres son prioridad en su administración: “Debería comenzar asegurando la rendición de cuentas por los abusos policiales cometidos durante las marchas por el Día Internacional de la Mujer”, reclamó Traciuk Broner.
La secretaria de Derechos Humanos del Gobierno, Bernarda Ordóñez, a título personal “como activista y ciudadana”, hizo público que velará porque se investiguen los hechos y manifestó su solidaridad con las mujeres agredidas. Ordóñez fue la única voz del gobierno de Lasso que se manifestó.
Dos semanas después de la represión, el presidente Guillermo Lasso por primera vez hizo pública su posición sobre la actuación de la Policía Nacional. Según Lasso, la ministra de Gobierno, Alexandra Vela, envió policías mujeres a una marcha feminista. De acuerdo con el presidente todos los miembros de la fuerza pública desplegados en las calles ese día eran mujeres, sin embargo, los videos y fotografías de las marchas muestran que no fue así y que también hubo policías varones.
En cuanto a las agresiones, Lasso dijo que “se trató de una mujer policía contra otra mujer cuyas pasiones se desbordaron” y reiteró que su administración estará siempre a favor de “la ley y el orden” y que respaldará “a esta mujer policía que actuó con criterio”.
De acuerdo con HRW, la Policía usó “fuerza indiscriminada, provocando lesiones oculares a manifestantes al lanzarles gases lacrimógenos de forma directa y desde muy poca distancia, o causando asfixia al lanzar estos gases en espacios cerrados”.
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