El empresario argentino Leonardo Cositorto, creador y figura principal de la empresa Generación Zoe, operaba distintas unidades de negocio en Argentina. Eran tan variadas como “Zoe Burger”, una cadena de comida rápida, o “Zoe Cash”, una criptomoneda que respaldaba su valor en el oro.
La empresa comenzó a caer en reputación cuando un usuario anónimo de Twitter realizó una investigación sobre la empresa que llamó la atención de las autoridades y de la prensa argentina. Gracias a ello, Cositorio se encuentra fuera de la Argentina con un pedido de captura internacional de Interpol, acusado de estafar a miles de personas en América Latina.
A pesar de su situación, las filiales de Generación Zoe continúan en movimiento a través de los “líderes” locales que cuentan con una agenda de supuestas inversiones cada vez más activa.
Hace meses que la empresa se encuentra instalada en Uruguay, informó La Diaria. Incluso, dijeron que cuentan con una oficina en Montevideo, según informaron en un grupo de WhatsApp que utilizan para mantener al tanto de los nuevos productos a los inversores.
A pesar de haber anunciado que tenían alquiler de oficina durante un año entero, después de haber arribado por lo menos a partir de diciembre, el cierre de la misma fue un par de semanas más tarde y se comunicó también vía el grupo de WhatsApp. Los organizadores comentaron allí que “no se sentían cómodos yendo a la oficina en este contexto”.
Uno de los inversores en Uruguay que dio testimonio anónimo declaró que, aunque la empresa cumplió con el primer pago en febrero, sabe que se trata de un esquema piramidal porque muchos en su grupo de WhatsApp tienen los pagos atrasados y teme que a partir de marzo la situación comience a complicársele.
Comentó que en el grupo de WhatsApp donde él participa, se promocionan de manera constante las “oportunidades de inversión”, que van desde terrenos en Colombia o en el metaverso hasta robots de trading. Los retornos que prometen son progresivos, siendo el primer mes un 20%, el segundo un 25% y así.
Según el inversor, quien entró con 9.000 dólares, el grupo que lo incluye tiene 99 personas, el máximo que permite la aplicación, pero que no le sorprendería que hubiera tres o cuatro más ya que se hace referencia constante a personas que no están en su grupo.
Dice que el 80% de las personas que allí están “perdió o está en vías de perder” y hay una cifra “alrededor de 20% que ganó”. Aclara, sin embargo, que ganaron porque involucraron “a toda la familia”, porque a medida que se ingresan personas al sistema se cobra.
Por esta razón, en parte, es que aún no se ha realizado una denuncia formal, porque muchos aún tienen la esperanza de recuperar el dinero y que eso “se ha conversado en el grupo”. El equipo de Zoe, al mismo tiempo, sostiene que trabaja para recuperar liquidez y compensar los pagos atrasados.
Aunque sí aparecen como empresas constituidas en Uruguay “Zoe Coaching SAS” (utilizada para crear el alquiler de la oficina) y “Zoe Plus SAS”, no aparece registrado “Zoe Latam”, “Zoe Coaching”, “Zoe Plus” ni ninguna otra razón social que corresponda con las letras “Zoe” o que tenga domicilio en las oficinas que declararon tener. Esto, en la lista de asesores de inversión, gestores de portafolios e intermediarios de valores que estén inscriptos en los Registros de la Superintendencia de Servicios Financieros del Banco Central del Uruguay.
Esta inscripción es necesaria para poder asesorar sobre inversiones a terceros en el país.
El propio Banco Central del Uruguay declaró que “las firmas y productos señalados no se encuentran inscriptos en los registros de la Superintendencia de Servicios Financieros (SSF) bajo ninguna licencia ni como producto de ninguna institución registrada”. Y que “cuando existen sospechas de que una persona física o jurídica se encuentra desarrollando una actividad para la cual debió contar con licencia, el Banco Central actúa en el ámbito de sus competencias”.
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