A las 13 horas del lunes 3 de enero fue la última vez que el celular de Pedro Carrión Rozas, de 46 años, emitió una señal, según los registros de la empresa móvil que le proveía el servicio. La pista fue vital para la Policía de Investigaciones (PDI), que desde ese día buscó incansablemente al empresario, ligado al rubro de carnicerías. El jueves pasado la policía hizo un hallazgo de un cuerpo enterrado en el patio de una vivienda en Quintero, en la región de Valparaíso, a 120 kilómetros de Santiago.
Según antecedentes preliminares, el cuerpo de la víctima habría sido trasladado desde la Región Metropolitana para ser enterrado en el patio de una vivienda en la localidad de Quintero. El subprefecto Juan Pardo, de la BIPE de la PDI, informó que el jueves se concretó la detención de un chileno como autor del delito de secuestro y homicidio de Pedro Carrión. El sujeto, quien está confeso y tiene antecedentes penales, sería uno de los autores materiales del crimen.
“Hicimos un trabajo netamente investigativo, de inteligencia, sobre todo con las antenas telefónicas. Analizamos más de 2 millones de datos que entregan estas antenas de gran parte de la región Metropolitana, estableciendo rutas, números de teléfono y así identidades”, detalló el subprefecto.
El acusado declaró que “es trabajador del primer detenido (José Luis Yáñez), que fue contactado y premeditaron la muerte de Pedro Carrión. Ellos se reúnen y concurren el día 3 de enero hasta el negocio y producen la muerte en un tiempo determinado”, agregó Pardo y aclaró que toda la dinámica de lo ocurrido es materia de investigación.
“Él declaró, está confeso, dio detalles de cómo ocurrieron los hechos. Por eso nosotros logramos, en base a la línea investigativa, relacionar lo que se había establecido y pudimos ubicar el cuerpo de Pedro Carrión”, complementó.
La motivación del crimen sería económica, con el propósito de eludir una deuda. De esta forma, son dos los detenidos por el crimen del empresario, a quien se le perdió el rastro en Recoleta, en la región Metropolitana.
El domingo fue la audiencia de formalización que dejó en prisión preventiva al imputado Pablo Solís luego de ser formalizado por su presunta participación en el secuestro con homicidio. Según Fiscalía, la muerte del empresario tuvo lugar el mismo 3 de enero, jornada en la que la víctima se trasladó desde el litoral a su empresa ubicada en Recoleta, en cuyo interior lo esperaban los imputados, uno de ellos formalizado a principio de mes, quienes lo golpearon y luego asfixiaron.
Lo anterior, según explicó el fiscal José Tomás Abarca de la Fiscalía Centro Norte, luego de que ambos imputados planificaran llegar al lugar antes que Carrión. De esta manera, el primer imputado, José Luis Yáñez, condujo su camioneta hasta el lugar y en el interior iba escondido el imputado Solís, según el persecutor.
“La idea era una muerte rápida”, declaró el imputado Solís. “Pedro se comenzó a defender, hizo referencia a que su familia va a tomar venganza, entonces él toma la decisión de pegarle combos en el rostro y noquearlo y con eso lo dejó en condiciones de indefensión hasta ponerle la bolsa en la cara, dejándolo sin conciencia, aunque ahora supone que había muerto en ese momento”, dice parte de la declaración del imputado que leyó en audiencia el fiscal Abarca.
Posteriormente, según la declaración del imputado, Carrión fue trasladado en el auto del imputado José Luis Yáñez hasta su carnicería ubicada en la comuna de El Bosque, lo que fue confirmado por las antenas de celulares periciadas, donde la víctima habría sido desmembrada. Sin embargo, Solís se habría desentendido de aquella situación.
“El 5 de enero él vuelve a la carnicería de José Luis y éste le entrega cajas de carne, le dice que vaya a Quintero (a la casa de la hermana de Solís) y que en el fondo se deshaga en esa ciudad de estas cajas que contenían el cuerpo de la víctima”, relató el persecutor.
En cuanto a la motivación del crimen, el fiscal dijo que los imputados y la víctima realizaban transacciones comerciales: “José Luis hace un mes había planificado, tenía deseos en el fondo, de matar a Pedro o a Yamil, el socio de Pedro. José Luis pensaba que lo estaban cagando con los precios que le hacían pagar por los productos”.
De esta manera, a juicio del persecutor Abarca, el crimen fue cometido bajo las agravantes de premeditación, pues el primer imputado habría señalado que debía ser “una muerte rápida”, se preocupó de llegar antes que la víctima al lugar de los hechos, donde además cortó la luz para dejar inoperativas las cámaras de seguridad, y con alevosía, ya que habrían actuado sobreseguros.
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