En una carta dirigida a “la opinión pública”, el profesor de Filosofía y docente de Ética en la universidad uruguaya Claeh y asesor del Consejo de Formación en Educación de la ANEP (Administración Nacional de Educación Pública) denunció que sus vecinos de veraneo en Punta del Este golpearon, atropellaron y amenazaron con matar a su hijo de 18 años. Según lo narrado, lo hicieron porque supusieron que por su vestimenta se trataba de “un ladrón que caminaba por la calle con intenciones de robar”.
Romero contó que la agresión sucedió el pasado sábado en la noche cuando “cinco adultos de aproximadamente unos 30 años” que alquilaron la casa de al lado a la suya en el barrio Pinares, se acercaron a su hijo para lastimarlo. El joven terminó con una “herida cortante en su gemelo”, además de golpes “en ambas piernas” y en la espalda.
Su hijo salió ese día, como suele salir vestido, con “gorro de visera, capucha y pantalones recortados” y, además, llevaba auriculares inalámbricos. Agregó que “a veces camina con un aire y balanceo que da sensación de que está en pleno rapeo por las calles”. Decidió “dar una vuelta a la manzana” y recibió una “fuerte patada desde atrás” con intenciones de derribarlo.
Cuando giró, el joven vio que otros tres o cuatro hombres venían corriendo “con cachiporras en sus manos” y acusándolo de “ser un chorro”. El hijo de Romero les aclaró que vivía ahí, en la casa pegada a la suya, pero que los otros hombres le respondieron que no mintiera, que “le iban a pegar un tiro”, por lo que salió corriendo.
Al llegar a una rotonda frente a la Laguna Club, fue interceptado por uno de los hombres que había dado la vuelta a la manzana en un cuatriciclo para “encerrarlo”. Lo atropelló con el vehículo y de ahí viene la herida cortante en el gemelo, además de los golpes en ambas piernas y en la espalda, por impactar contra el piso.
Cuando volvió a estar arriba, el hombre en el cuatriciclo aceleró de vuelta para volver a atropellarlo. Esta segunda vez lo esquivó y continuó corriendo. Volvieron a rodearlo y, cuando llegó un vehículo, intentaron “meterlo a la fuerza al auto”. El joven se sacó el buzo, mientras que lo tironeaban desde ahí y “evitó que lo secuestren”.
Volvió a insistir con que vivía en una de las casas y los hombres resolvieron caminar media cuadra con él hasta que les mostrara la vivienda. En el camino, según la carta de Romero, le dijeron “si no vivís ahí te vamos a pegar un tiro y tirar en una zanja”.
Entraron con él a la casa, donde los recibió la pareja de su padre. Frente a ella, los agresores dijeron que lo confundieron con un ladrón, le devolvieron el buzo, la gorra “pisoteada” y le dieron 3.500 pesos uruguayos (un poco más de 80 dólares) para que se comprara otro.
Minutos después, cuando Romero salió de ducharse, se encontró con lo sucedido y fue hasta la casa de sus vecinos a increparlos por la situación. Estos le dijeron que ya habían pedido “disculpas”. Tras la amenaza de Romero de llamar a la Policía, uno de ellos respondió, “no pasa nada, que es el hijo de un embajador y que iba perder el tiempo denunciando”.
Ante la Policía que asistió a la casa con un llamado del 911, “le narramos lo sucedido, nos toman los datos a mi hijo y a mí. Llaman en la casa de los agresores. Salen y quien lleva la voz cantante de las explicaciones es quien manejaba el cuatriciclo. Reconocen ante la policía el error en la confusión y se centran en señalar que alguien les había intentado querer entrar a la casa hace poco. La madre de mi hijo al escuchar lo señalado (estábamos a poca distancia) espontáneamente interviene para decirles que si incluso hubiera sido efectivamente un ladrón debían llamar a la policía y no hacer lo que hicieron. Y la respuesta recibida merece toda nuestra atención y preocupación pública, pues quien interviene lo hace diciendo que si era un ladrón, estaba bien lo que hicieron, que era legal”.
Además, Romero agregó que la mujer policía de Maldonado que tomó la denuncia, “antes de subirse al móvil y previo a indicarnos los pasos a seguir, nos comenta que ‘hay muchos robos en la zona y que por eso la reacción, que errar es humano’”.
Posterior a la denuncia, el profesor se dirigió al Sanatorio Mautone en Maldonado con su hijo “donde constataron las lesiones sufridas por mi hijo”. Luego, se presentó en la Seccional 1 de Maldonado para hacer efectiva la denuncia policial y solicitando que sea con instancia penal.
Actualmente, la fiscal Letrada Departamental de Maldonado de 2º turno, Ana Laura Roses, es quien está a cargo de la investigación, indicó el director de Comunicaciones de Fiscalía General de la Nación, Javier Benech, al diario El País. Será quien tomará la declaración al joven de 18 años y a los posibles agresores. También se analizarán las cámaras de seguridad de la zona para constatar los hechos.
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