Durante la mañana del pasado martes, dos paramédicas protagonizaron un espectáculo bochornoso sobre la avenida Boyacá, entre las localidades de Usme y Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá.
Tras el reporte de un accidente vehicular con un herido, se solicitó el servicio de ambulancia al sitio del siniestro. Según un video compartido por un usuario de redes sociales, cuatro equipos de paramédicos de empresas distintas respondieron al llamado y llegaron al mismo tiempo.
Mientras el herido esperaba la ayuda por la cual se había solicitado el servicio, las paramédicas de dos ambulancias iniciaron la riña para evitar que la otra condujera al herido hasta un centro asistencial.
Las profesionales de la salud se propinaron puños, patadas y hasta tirones de cabello durante su confrontación. Los agentes de tránsito que atendieron el incidente y los compañeros de sus respectivas ambulancias trataron de separarlas, ante la mirada de los curiosos que grababan con sus teléfonos celulares.
Una de las mujeres que participó en la riña reaccionó golpeando a su propio colega. Él respondió a su agresión y reproche diciendo que, “de eso no se trata” y que, tratándose de una mujer, debía mostrar educación.
La paramédica de la otra ambulancia, de complexión visiblemente más pequeña que la primera, le insistió varias veces al agente de tránsito que aquella mujer comenzó a reñir con ella desde que llegó al lugar del siniestro. En el video no se muestra cuál de las cuatro ambulancias recogió al paciente.
Cuando la emisora Blu Radio contactó a la Secretaría de Salud para preguntar si se tomarían correctivos contra las mujeres involucradas, respondieron que las involucradas trabajan para empresas privadas, por lo que solo tienen poder para enviar llamados de atención a esas compañías.
¿Guerra del SOAT?
Las peleas entre paramédicos por atender accidentes de tránsito no son un fenómeno nuevo. Hace once meses ocurrió otra riña entre dos profesionales de la salud en Barranquilla por recoger a dos heridos, puesto que el personal de ambas ambulancias tenían la intención de llevárselos a los dos en el mismo vehículo.
El Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) se paga una vez al año y es, como su nombre lo indica, un requisito para conducir por las calles de Colombia. Dicho seguro garantiza que, en caso de un accidente, haya asistencia médica integral o indemnizaciones para conductores y pasajeros del vehículo asegurado, así como para ciclistas o peatones afectados.
Eso es lo que dice la letra grande sobre estos seguros, que solo son pagados por uno de cada dos conductores colombianos. La letra pequeña, la cual podría explicar la riña entre las dos paramédicas, es que las compañías aseguradoras pagan con mayor prontitud a las IPS por sus servicios prestados que las empresas prestadoras de servicios de salud (EPS), que en ocasiones pueden adeudar grandes sumas de dinero por largos periodos.
De hecho, según la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas, la deuda actual de las EPS a los hospitales asciende a los $2 billones de pesos. La deuda acumulada por los servicios del SOAT, por su parte, es de $189.650 millones; apenas una cuarta parte.
Esa eficiencia podría ser el origen de casos de corrupción. La gente del común tiene la hipótesis de que algunas IPS pagarían sumas de dinero por debajo de cuerda al personal paramédico que les haga llegar casos cubiertos por un SOAT. Sin embargo, esa hipótesis aún no se ha comprobado. Cobra más sentido que los prestadores de servicios de salud le corran a quien paga -legalmente- primero.
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