La tragedia de no confiar en el que tenemos al lado y cómo esa desconfianza frena el futuro de Argentina y de toda América Latina

Un libro que presenta este jueves el BID destaca que nueve de cada diez personas en América Latina y el Caribe desconfían del prójimo. La confianza en los gobiernos es muy inferior a la que se observa en el resto de las regiones del mundo.

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Philip Keefer y Carlos Scartascini,
Philip Keefer y Carlos Scartascini, autores de "Confianza"

Lo fácil es culpar a la clase política, a aquellos que un populista libertario llamaría “la casta”. La gran tragedia de América Latina pasa, sin embargo, por algo mucho más amplio, por la profunda desconfianza hacia el prójimo. Esa persona al lado suyo lo va traicionar, le va a fallar. No importa si es hombre o mujer, joven o viejo, rico o pobre, famoso o ignoto: el de al lado lo va a hundir.

Y, así, construir futuro es muy difícil: la profunda desconfianza entre prácticamente todos los miembros de la sociedad impide que la región se proyecte, según se explica en “Confianza: la clave para la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe”, un libro que se presenta este jueves en Washington y que analiza en profundidad las razones de que la región se haya convertido en la más desconfiada del mundo

“La desconfianza está generalizada a nivel mundial, pero en América Latina hay más desconfianza que en ninguna otra región”, explica a Infobae Carlos Scartascini, co-autor, junto a Philip Keefer, del libro impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el que ambos trabajan.

El libro destaca que nueve de cada diez personas en América Latina y el Caribe desconfían del prójimo y que la confianza en los gobiernos es muy inferior a la que se observa en el resto de las regiones del mundo.

“Este libro tiene dos patas fundamentales. Una es tratar de explicar otro de los grandes problemas que tiene la región, que es el bajo crecimiento, el bajo crecimiento económico. Es una región que no crece y es una región que no crece por su baja productividad, pese a que otras regiones similares en términos de desarrollo han ido creciendo”.

“Y es una región que tampoco gasta bien, que gasta poco en infraestructura, en bienes públicos de esos que te fomentan el crecimiento”.

¿Por qué? Scartascini dice que todo se debe a una cadena sin fin de desconfianzas.

“Las empresas no confían en el Gobierno, tampoco en otras empresas, ni en otras personas. Así es que no se juntan en cadenas de valor para poder exportar. Y las empresas no confían en sus empleados, por lo tanto no contratan. Podría pensarse que eso sucede en todos lados, pero los latinoamericanos confiamos menos que el resto del mundo, es una característica muy clara de la región”.

“Hay muchas razones para que esto sea así, algunas de esas razones son históricas, con instituciones que heredamos de la colonia, con procesos de esclavitud. Otras son actuales, instituciones que no han funcionado”.

Lo que hay que preguntarse, dice Scartascini, es qué es la confianza. Es el primer paso para recuperarla.

“La confianza es que otros no tengan actitudes oportunistas. Es que cuando le damos la oportunidad al otro ese otro, el prójimo, cumpla con lo que con lo que promete, cumpla con lo que tiene que cumplir. Necesitamos creer que el otro va a actuar honestamente, en definitiva”.

“Y el problema es que si no confiamos unos en otros se hace muy difícil que el Gobierno rinda cuentas”.

La educación y la salud privadas en lugar de la pública, los barrios cerrados en lugar de los barrios tradicionales, la seguridad privada en lugar de la convencional: las decisiones que se tomen en uno u otro sentido descansan, en definitiva, en el nivel de confianza o desconfianza de los ciudadanos.

El libro destaca que la falta de confianza interpersonal es un virus que se propaga por la sociedad, y eso impacta en la confianza en el gobierno, las instituciones y el sector privado: “Los bajos niveles de confianza interpersonal y la escasa capacidad para obligar a los gobiernos a rendir cuentas se refleja en una alta desconfianza en el gobierno”.

Es el huevo y la gallina, ¿qué fue primero? ¿La desconfianza en los otros o la desconfianza en los gobiernos? La respuesta no está clara.

En los tres años que les llevó escribir el libro, Scartascini y Keefer se basaron “en una gran combinación de datos y fuentes históricas”, entre ellos “la Encuesta Mundial de Valores y el Latin Barómetro, que mide desde los años ‘80 este tipo de temas”.

“Nosotros hicimos también muchísimas levantamiento de datos individual. Por ejemplo, una cosa que hemos hecho es encuestas a más de 3.000 empresas en América Latina y el Caribe. Una de las conclusiones es que no nos gusta nada delegar”.

Otra vez: la desconfianza.

“En América Latina estamos muy orgullosos de la empresa familiar, como en Italia. La misma estructura de la empresa familiar genera que, por un problema de confianza, no se incorpore gente de afuera. Y sin confianza, las empresas no se unen a algo que es muy importante para la visión 2025 del BID, que son las cadenas de valor. A nivel regional y a nivel mundial”.

Scartascini tiene bien presente la propuesta del abogado argentino Gerónimo Frigerio, autor de un libro (“Simple”) que propone la digitalización total de la economías y los trámites en América Latina como vía para salir de la decadencia. Frigerio plantea que el teléfono móvil pase a ser el centro de todo.

Gerónimo Frigerio, autor de "Simple"
Gerónimo Frigerio, autor de "Simple" / SEBASTIÁN FEST

“Conozco el libro y a Gerónimo, lo que él dice hace muchísimo sentido y en el BID creemos en eso. Creemos en la digitalización, por eso parte de nuestra visión 2025 es invertir fuertemente en la digitalización, que ayuda a reducir privilegios y nos pone a todos en las mismas condiciones. Sin embargo, antes hay otro paso que dar: lograr aumentar la confianza para que la gente se digitalice. Con confianza, la gente será menos reacia a dar sus datos para la digitalización”.

“Hoy, la desconfianza y la informalidad llevan a muchas regulaciones, a buscar que nadie se beneficie de nada. Todos juntitos en un entorno de muy baja calidad”.

Como buen argentino, Scartascini plantea una analogía futbolera para explicar lo que sucede: “En la América Latina de hoy no estamos discutiendo quién sale campeón del mundo. No, estamos hablando de que ninguno de nuestros países se clasificó para el Mundial”.

“Pero tenemos una oportunidad, una gran oportunidad de trabajar para revertir esta situación de desconfianza”.

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