Daniel Ortega tomará posesión de su cuarto periodo presidencial la tarde de este lunes en medio de una paradoja simbólica: la fecha designada por la Constitución Política de Nicaragua para la toma de posesión es el aniversario del asesinato del héroe nacional Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, cuya familia está siendo perseguida, confiscada y encarcelada por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El 10 de enero de 1978, matones contratados por cercanos al dictador Anastasio Somoza Debayle asesinaron a balazos al director del diario La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro, cuando se dirigía a sus oficinas de trabajo.
Chamorro era un fuerte crítico de la dictadura somocista. Desde sus editoriales fustigaba al régimen, la corrupción y exigía un cambio de gobierno. En su juventud participó en algunas aventuras armadas de poca trascendencia y en múltiples ocasiones fue apresado por sus posiciones políticas.
Su muerte, hace 44 años, detonó movilizaciones masivas y alimentó la insurrección promovida por el entonces movimiento guerrillero Frente Sandinista (FSLN), que llevaron, un año más tarde, a la huida del dictador y la instalación de una junta de gobierno, entre cuyos miembros estaba Violeta Barrios, viuda de Chamorro.
En 1980, la junta revolucionaria declaró a Pedro Joaquín Chamorro “Mártir de las Libertades Públicas” y en 2012, la Asamblea Nacional, ya en el gobierno de Daniel Ortega, lo designó “Héroe Nacional”.
El artículo 148 de la Constitución Política de Nicaragua establece que la toma de posesión del Presidente y Vicepresidente de la República será el 10 de enero, una fecha que se escogió para conmemorar el asesinato del héroe nacional.
La paradoja radica en que Ortega tomará posesión de su cuarto mandato en la fecha que conmemora al héroe cuya familia su gobierno persigue ferozmente. Dos de sus hijos están en prisión por razones políticas, también dos sobrinos, un tercer hijo huyó al exilio para evitar ser apresado, y el periódico del cual fue director durante 30 años, se encuentra tomado militarmente por el régimen.
Cristiana Chamorro, hija de Pedro Joaquín Chamorro y Violeta Barrios, se encuentra en prisión domiciliar desde el 2 de junio del año pasado. Fue apresada poco después que manifestara su intención de competir como la candidata presidencial de la oposición contra Daniel Ortega en las elecciones de noviembre pasado. Era la candidata con mayores simpatías entre la población. Se le acusa de lavado de bienes y activos a través de la Fundación Barrios que apoyaba el ejercicio y capacitación del periodismo en Nicaragua.
Pedro Joaquín Chamorro Barrios, el mayor de los hijos de Pedro Joaquín Chamorro y Violeta Barrios fue detenido por las mismas razones el 28 de junio de 2021. Se encuentra recluido en la cárcel conocida como El Nuevo Chipote. Poco antes de su detención, Chamorro Barrios dejó entrever en una entrevista a Univisión la posibilidad de ser el candidato presidencial de su partido, Ciudadanos por la Libertad.
Carlos Fernando Chamorro Barrios, un reconocido periodista nicaragüense, se fue al exilio en junio ante la inminente posibilidad de ser capturado. Efectivamente, en agosto fue acusado por la Fiscalía de los delitos de “lavado de dinero, bienes y activos; apropiación y retención indebida; y gestión abusiva”.
Juan Sebastián Chamorro García y Juan Lorenzo Holmann Chamorro, sobrinos del héroe nacional, también son presos políticos del régimen, el primero por su intención de ser candidato opositor y el segundo, por su trabajo en la gerencia del diario La Prensa. A Juan Sebastián la Fiscalía lo acusa de “traición a la patria” y a Juan Lorenzo por “lavado de dinero”, que son dos “comodines legales” usados por el régimen de Ortega para apresar a los opositores.
El 13 de agosto pasado la Policía irrumpió en las instalaciones del diario La Prensa, un día después que el periódico denunciara que dejaría de circular en su versión impresa porque Aduana no le permitía sacar de sus bodegas el papel que importaba para su publicación. Desde entonces, el edificio del diario se mantiene tomado, directivos y algunos periodistas marcharon al exilio, y la información a través de la web se realiza casi en condiciones de clandestinaje.
“Mientras haya una máquina de escribir, un papel, un micrófono, una plaza pública, un balcón o un espacio para hablar, aunque sea en la celda de una cárcel, seguiremos denunciando a los inmorales”, proclamó en su momento Pedro Joaquín Chamorro a través de su editoriales, una forma de pensar que resultaría subversiva hoy, en la Nicaragua que gobierna Daniel Ortega.
O este otro: “La unidad de todo el pueblo, de los sectores políticos, económicos y sociales, para luchar por la democratización de Nicaragua, es el mandato de nuestra historia y la exigencia apremiante de las circunstancias que vive el país”.
De tal forma que Ortega se impondrá la banda presidencial hoy en conmemoración al asesinato del hombre cuya familia y pensamiento persigue, y que, al decir de muchos analistas, si estuviese vivo, también estaría preso en las mazmorras del régimen.
Seguir leyendo: