El líder de la oposición en el Senado brasileño, Randolfe Rodrigues, presentó este viernes un recurso para que la Corte Suprema prohíba al presidente Jair Bolsonaro divulgar noticias falsas sobre la vacunación infantil contra el COVID-19 y lo multe en caso de que viole la prohibición.
La petición fue hecha ante la insistencia del líder de la negacionista ultraderecha brasileña en boicotear la vacunación de los niños de entre 5 y 11 años, autorizada el pasado miércoles por el Ministerio de Salud a regañadientes y pese a las resistencias del propio jefe de Estado.
Desde que el Gobierno anunció la inclusión de los menores en el plan nacional de inmunización, Bolsonaro ha puesto en duda la seguridad y la eficacia de la vacuna para niños; ha insistido en que no autorizará que su hija de 11 años sea inmunizada y ha instado a los padres a que desistan de ese propósito.
Para sustentar su petición, el jefe de Estado alegó informaciones falsas, como que en Brasil no había registro de niños muertos por coronavirus y que ningún estudio había demostrado la eficacia de la vacuna anticovid en menores de edad.
“Presenté un recurso para que el Supremo Tribunal Federal prohíba a Bolsonaro difundir fake news sobre la vacunación infantil contra el COVID-19 y para que le imponga una multa diaria de 200.000 reales (unos 35.714,3 dólares) en caso de que insista en esa conducta”, afirmó el senador opositor en un mensaje en Twitter.
“Esa saña asesina no puede proseguir”, agregó el legislador del partido Rede Sustentabilidade y que fue vicepresidente de la comisión parlamentaria que investigó las omisiones en la gestión del Gobierno frente a la pandemia y que acusó al líder ultraderechista de crímenes contra la humanidad por su actitud negacionista.
De acuerdo con el senador, al mentir sobre la vacunación infantil, Bolsonaro “repite la reprobable conducta que adoptó durante toda la pandemia al usar las prerrogativas de su cargo para divulgar informaciones falsas y, de esa forma, sabotear la vacunación contra el COVID-19”.
“Además de confundir y desinformar a la población sobre un asunto de mucha importancia para la salud y la vida de los brasileños, la saña del titular del Poder Ejecutivo contra las vacunas repercute en las acciones adoptadas por el Ministerio de Salud”, agregó.
El Ministerio, tras intensas presiones políticas y de entidades médicas, anunció la inmunización de los niños de entre 5 y 11 años casi veinte días después de que la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa, regulador) autorizara el uso de la vacuna del laboratorio Pfizer en Brasil para la población de esta edad.
El Ministerio desistió de su idea inicial de condicionar la vacunación de los niños a la presentación de prescripción médica.
La demora del Gobierno en dar su visto bueno fue criticada por científicos y médicos, que recordaron que otros 30 países ya están vacunando niños, y rechazaron los obstáculos con que Bolsonaro intenta atrasar o impedir el inicio de la campaña de inmunización.
El jefe de Estado llegó a pedir la divulgación de los nombres de los técnicos de la Anvisa que autorizaron la vacunación de los niños para que pudiesen ser censurados públicamente.
El jueves, en una entrevista, alegó que no le constaba la muerte de ningún niño por COVID-19 en Brasil y advirtió, sin aportar pruebas, de “posibles efectos colaterales a partir de los 22, 23 o 24 años”, si los padres deciden vacunar hoy a sus hijos contra el coronavirus.
“Yo me pregunto: ¿alguien sabe de algún niño que haya muerto de COVID-19? Tengo delante a 10 personas y nadie levantó la mano”, señaló el capitán retirado del Ejército.
Según datos del Ministerio de Salud, desde el inicio de la pandemia al menos 311 menores de entre 5 y 11 años han fallecido por COVID-19 en el país sudamericano, aunque algunas entidades médicas sostienen que la cifra es mayor.
Brasil, el segundo país con más muertes y el tercero con más contagios de COVID-19 en el mundo, acumula cerca de 620.000 víctimas y 22,4 millones de casos desde el inicio de la pandemia.
(Con información de EFE)
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