El vicepresidente boliviano David Choquehuanca quedó en medio de las críticas por su supuesta negativa a vacunarse contra el COVID-19 y ha puesto en apuros al gobierno, que acaba de aprobar un decreto que obliga a los bolivianos a portar un pase sanitario.
Choquehuanca no ha confirmado si recibió la vacuna y ha mantenido el hermetismo sobre el tema a diferencia del presidente Luis Arce, quien ya recibió las dosis y llama constantemente a sus compatriotas a inmunizarse.
Los opositores han conminado al vicepresidente a que muestre su certificado de vacunación ya que no aparece en los registros del Ministerio de Salud.
El diputado opositor Alejandro Reyes sugirió públicamente que Choquehuanca no debería ingresar a su despacho de presidente de la Asamblea Legislativa si no tiene pase sanitario o debería presentar pruebas negativas recientes tal como ordena un decreto que entrará en vigor el 1 de enero. “Veremos cuál será la solución por la que opta el señor”, dijo Reyes a la prensa.
Por su parte, el senador oficialista Félix Ajpi dijo que el vicepresidente “está en su derecho (si no quiere vacunarse), pero tiene la obligación de hacerse pruebas de PCR al menos dos veces por semana para asistir a lugares públicos... En esto no hay discusión, las normas son para todos y todos deben cumplirlas”.
Aunque al inicio de la campaña Arce dijo que la vacunación no era obligatoria, la semana pasada aprobó un pase sanitario en el que conste la inmunización o pruebas de PCR recientes para asistir a lugares públicos y privados. El gobierno aprobó la aplicación de vacunas a partir de los 5 años pero la campaña de inmunización avanza lentamente y está por debajo del 60% de la población objetivo, según el Ministerio de Salud.
Bolivia recibió donaciones de varios países, incluido un lote de un millón de la primera vacuna de AstraZeneca producida en Latinoamérica (por Argentina y México) que donó Argentina la semana pasada.
“Han llegado 17,5 millones de vacunas y se esperan más donaciones con lo que llegaremos a 22 millones”, el doble de la población boliviana, dijo la viceministra de Salud, Alejandra Hidalgo. Una de las vacunas más usadas es la china Sinopharm, pero también se aplican Sputnik V, Pfizer y Janssen de Johnson & Johnson.
Las autoridades redoblan los esfuerzos para motivar a la gente a vacunarse y garantizar el regreso a las aulas en febrero y atribuyen el rechazo a creencias religiosas. Con 11,6 millones de habitantes, Bolivia acumula más de 577.800 contagios y 19.554 muertes desde que comenzó la pandemia, según el Centro de Ciencia e Ingeniería en Sistemas de la Universidad Johns Hopkins. Las autoridades sanitarias no han confirmado la presencia de la variante ómicron en el país.
(Por Carlos Valdez - AP)
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