Brasil exigirá a los viajeros internacionales que no se han vacunado contra el coronavirus que cumplan una cuarentena de cinco días en su ciudad de destino después de su llegada vía aérea.
La decisión emitida por los Ministerios de Salud, Justicia e Infraestructura y el jefe de personal del gobierno fue publicada en la gaceta oficial del país el jueves.
El gobierno del presidente Jair Bolsonaro, quien no se ha vacunado contra el coronavirus, empezará a implementar la medida el sábado. Se desconoce qué tan efectivamente puede Brasil rastrear a quienes estén obligados a cumplir con la cuarentena o si lo hará.
El director de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, Antonio Barra Torres, dijo a la agencia AP que la política pretende “desalentar el turismo antivacuna en Brasil”.
El requisito de cuarentena “es una medida disuasiva y educacional”, sostuvo Torres vía telefónica.
Los viajeros que llegan a Brasil aún deben presentar un resultado negativo de una prueba PCR antes de abordar en su país de origen y entregar una declaración al regulador sanitario del país.
Los viajeros no vacunados tendrán que someterse a una nueva prueba de COVID-19 después de la cuarentena de cinco días y deberán reportarse en un centro de la agencia sanitaria que tendrá sus direcciones.
Hasta ahora, el único requisito era presentar el test PCR negativo, y las autoridades del gobierno de Bolsonaro se han negado a implementar una medida de pasaporte sanitario.
Replicando declaraciones de Bolsonaro contra el pasaporte sanitario, el ministro de Salud, Marcelo Queiroga afirmó que “a veces es mejor perder la vida que perder la libertad. Nosotros no estamos aquí queriendo polemizar pero son derechos fundamentales y tienen la misma importancia”.
“Preguntamos, ¿por qué el pasaporte sanitario? ¿Qué es esa correa que quieren poner al pueblo brasileño? ¿Dónde está nuestra libertad? Prefiero morir que perder mi libertad”, había dicho esta semana el presidente brasileño.
Anvisa había recomendado exigir el pasaporte sanitario a viajeros que lleguen al país, donde se confirmaron al menos seis casos de la variante ómicron y se espera una mayor llegada de turistas para las fiestas de final de año.
En los últimos días, al menos 20 de las 27 capitales brasileñas, entre ellas Sam Pablo y Río de Janeiro, suspendieron las fiestas de fin de año, atendiendo recomendaciones de comités científicos para evitar la propagación de la variante ómicron.
Brasil acumula más de 615.000 muertos desde el inicio de la pandemia, el segundo país con más fallecidos en números absolutos después de Estados Unidos.
(Con información de AP y EFE)
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