La justicia chilena aumentó las penas de prisión contra los militares que asesinaron a Víctor Jara

La Corte de apelaciones elevó las condenas de siete militares hasta los 25 años de cárcel

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El cuerpo de Víctor Jara fue encontrado con 44 impactos de bala y múltiples fracturas
El cuerpo de Víctor Jara fue encontrado con 44 impactos de bala y múltiples fracturas

La Corte de Apelaciones de Santiago elevó las condenas de siete miembros del Ejército en retiro por su responsabilidad en los delitos de secuestro calificado y homicidio calificado del cantautor Víctor Jara ocurrida el 15 de septiembre de 1973, cuatro días después del golpe militar. Las mismas condenas fueron decretadas por los delitos cometidos contra el entonces director de prisiones, Littré Abraham Quiroga. Los militares en retiro fueron condenados por el tribunal de alzada a más de 25 años cada uno, por la muerte y tortura de las víctimas. En tanto el ex oficial Rolando Melo Silva, deberá purgar ocho años de presidio por haber encubierto ambos crímenes.

La determinación de la octava sala del tribunal elevó la sentencia a los condenados por la gravedad de los hechos y los malos tratos a los que fueron sometidos durante su prisión en el entonces Estadio Chile, actual Estadio Víctor Jara.

En la resolución, la Corte condenó por los ilícitos a Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana y Hernán Chacón Soto a penas de 15 años y un día, en calidad de autores de los homicidios, y a 10 años y un día de presidio, como autores del delito de secuestro calificado de ambas víctimas.

Detalles del fallo

El fallo asevera que “por el solo hecho de pensar distinto al adherir públicamente al gobierno civil democráticamente elegido y en ejercicio, y estimárseles opositores al régimen militar violento que se hacía del poder político, es que recibieron día a día maltrato y vejaciones, sin pausa”. Asimismo, detalla que “las víctimas fueron secuestradas sin que mediara orden alguna de autoridad competente” además de mantenidas “en precarias condiciones, sometidas a interrogatorios ilegales y maltrato físico permanente entre el 12 y el 15 de septiembre de 1973″.

Según el poder judicial, lo anterior es “demostrativo de la sinrazón y el odio visceral que despertaban los dos ofendidos de autos, no obstante desempeñarse con propiedad y de manera destacada” en sus respectivos campos.

El texto entrega detalles escabrosos de las torturas. En él, aclaran que el cantautor y académico de la Universidad de Chile “tenía su mano izquierda lesionada así como su ojo izquierdo, producto de golpes recibidos al regreso de esas declaraciones, vejaciones que llegaron a límites inconcebibles, como aconsejarle que ‘cantara’ alguna canción a un teniente de rasgos germánicos por deseos de sus captores, u ordenarle a apoyar las manos en un muro, las que golpeaban sus captores con las culatas de sus fusiles, siendo arrastrado por los mismos soldados hacia otro sector del Estadio Chile, estado que no impedía a que día a día se repitieran los malos tratos”.

La viuda de Víctor Jara, Joan Turner Jara, participa en el homenaje al cantautor chileno y al director de prisiones Littré Quiroga, en las afueras del Cementerio Metropolitano en Santiago (Chile), donde fueron encontrados ambos cuerpos
La viuda de Víctor Jara, Joan Turner Jara, participa en el homenaje al cantautor chileno y al director de prisiones Littré Quiroga, en las afueras del Cementerio Metropolitano en Santiago (Chile), donde fueron encontrados ambos cuerpos

Asimismo, se determinó que Víctor Jara fue visto “con su rostro hinchado con innumerables hematomas, manos ensangrentadas y deformadas, cuyos dedos evidentemente fueron quebrados o fracturados”, junto con lo cual “fue interrogado ilegalmente y sometido a torturas que podían durar toda la noche”, establece el escrito.

En el caso de Quiroga, además de ser interrogado en repetidas ocasiones, cada vez que salía se encontraba “en condiciones deplorables pues apenas podía sostenerse en pie, regresando con claras señales de haber padecido tratos ilegítimos, siendo que cuando caía de rodillas, era inmediatamente atacado por los soldados que lo golpeaban y obligaban a ponerse nuevamente en pie, resultando malherido y sin recibir atenciones médicas mínimas, lo que se reiteró durante su cautiverio, describiéndosele como convertido en un bulto, cojeando permanentemente y ensangrentado”.

Asimismo en el cuerpo de Jara “se contabilizaron un total de 44 orificios de entrada de bala, distribuidos a lo largo de todo el cuerpo, evidenciando herida de bala en la región parietal derecha, y de quien se concluye en base de las evidencias forenses, que la causa de muerte corresponde a ‘heridas múltiples a bala’; y, en igual lugar, a Littré Quiroga, quien presentaba al menos 22 lesiones en sus osamentas que se identifican como lesiones por proyectil balístico, existiendo orificios de entrada y salida entre éstos”.

En el caso de Littré Quiroga, sus restos presentaban “signos claros de tortura, golpes en todo el cuerpo y quemaduras de cigarros”.

Como consta en el documento, “por mucho tiempo se ignoró el verdadero paradero de los dos ofendidos”. Los cadáveres de ambas víctimas fueron encontrados por pobladores en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano el 16 de septiembre de 1973, luego de ser lanzados a la vía pública.

En el aspecto civil, se mantuvo la sentencia que condenó al Fisco a pagar una indemnización a sus familiares.

“La peor cara de la tortura”

Las nuevas penas “están en sintonía con las que se dictan en otras latitudes para crímenes de lesa humanidad”, valoró el abogado de derechos humanos y querellante en la causa, Nelson Caucoto, agregando que “nos satisface plenamente que se dicte una sentencia con penas proporcionales a los delitos cometidos”.

“Este fallo es importante además porque se vence ya definitivamente la impunidad que amagó estos crímenes durante tantos años. Es una gran alegría para los familiares de Víctor y Litré, porque su larga lucha comienza a fructificar. Alegría que alcanza al pueblo de Chile, que no ha olvidado a sus hijos asesinados por la dictadura”, remarcó el abogado.

A su juicio, “Victor y Litré fueron chilenos en los que se simboliza la peor cara de la tortura. Fueron literalmente masacrados, y mantenidos como verdaderos trofeos de guerra al interior del Estadio Chile. Ambos fueron muy importantes en sus respectivos ámbitos políticos, laborales y sociales (...) El proceso judicial de ambos ha dado un nuevo paso para obtener una justicia ansiada y esperada por tantos años”.

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