La comunidad jesuita de El Salvador conmemoró este sábado el 32 aniversario de la masacre de seis sacerdotes, cinco de ellos españoles, y dos mujeres en 1989 a manos de un comando del Ejército del país centroamericano.
La conmemoración se realizó en el campus de la Universidad Centroamericana (UCA), donde fueron ejecutados los religiosos en el marco de la guerra civil salvadoreña (1980-1992).
Decenas de personas se congregaron para participar en una misa, un acto cultural y escuchar el mensaje del rector de la UCA, Andreu Oliva, quien destacó que el legado de los jesuitas sigue vigente.
”En este tiempo de luto por la muerte de tantos seres queridos a causa de la pandemia, de confrontaciones, de decisiones políticas que nos alejan cada día más del rumbo democrático y nos conducen al autoritarismo y militarismo, los mártires de El Salvador siguen siendo fuente de inspiración”, dijo Oliva.
Añadió que el legado de los jesuitas llama a “seguir al lado de los más pobres, de seguir siempre del lado de la verdad, de la justicia, paz y bien común”.
”Tenemos el compromiso de seguir desenmascarando la mentira y de ser luz en medio tanta tiniebla que vive nuestro pueblo. El legado de nuestros mártires sigue iluminando el caminar de este pueblo. Que su martirio injusto y cruel se convierta cada día en fuente de vida”, añadió.
La pandemia de la covid-19 llevó a suspender los actos en 2020 y este 2021 redujo considerablemente el número de asistentes a la conmemoración, que en años previos a la crisis sanitaria congregaba a cientos de salvadoreños en una vigilia.
Este 32 aniversario se da en momentos en los que la causa penal se encuentra cerrada por decisión de la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia, sin que se conozca si se han admitido los recursos que buscan hacer retroceder el fallo.
Fue en septiembre de 2019 que la referida sala del Supremo emitió su fallo en respuesta a un recurso de casación de la defensa de los militares señalados de ser autores intelectuales.
Esta decisión puso freno a la reapertura del proceso dictado en 2018, tras la anulación de una ley de amnistía de 1993, y que en 2019 también enfrentaba la amenaza de quedar en la impunidad por una ley de reconciliación nacional aprobada por el Congreso y vetada posteriormente por el presidente Nayib Bukele.
El 16 de noviembre de 1989, cinco días después de que la entonces guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) lanzara la ofensiva “Hasta el tope” en la capital, un comando de elite del Ejército salvadoreño segó la vida de los jesuitas.
Las víctimas fueron los españoles Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López y Juan Ramón Moreno y el salvadoreño Joaquín López, la trabajadora de la UCA Elba y su hija de 16 años, Celina Ramos.
Ellacuría, entonces rector de la UCA, había denunciado las condiciones de explotación y miseria de la mayoría campesina del país, compromiso con en el que coincidió el arzobispo de San Salvador, san Óscar Arnulfo Romero.
Por este crimen únicamente está encarcelado en El Salvador el coronel Guillermo Benavides, condenado a 30 años de prisión en 1991 por trasladar la orden de asesinar a los jesuitas y a quien se le ha negado el indulto y conmutación de la pena por ser un crimen de lesa humanidad.
La Audiencia Nacional de España condenó en 2020 al ex viceministro de Seguridad Pública de El Salvador, Inocente Montano, a 133 años y cuatro meses de prisión.
(con información de EFE)
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