El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, y el máximo líder del poderoso movimiento indígena, Leonidas Iza, se reúnen este miércoles en Quito por segunda vez para tratar de desactivar una crisis social generada por el alza del precio de combustibles, que en octubre derivó en protestas.
Al instalar la conversación, que se desarrolla a puerta cerrada en un salón del Palacio de Carondelet -sede del gobierno-, Lasso expresó que “el diálogo y la resolución de diferencias en un ambiente de paz y tranquilidad es fundamental” para la democracia.
“Esperamos resultados de este diálogo, esperamos por el bien del país”, expresó a su vez Iza al ingresar a Carondelet, en el centro colonial de la capital.
Ambos sostuvieron una primera reunión el 4 de octubre, en la que la opositora Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) presentó una serie de propuestas al Ejecutivo como suspender los incrementos mensuales a los precios de los combustibles que se aplicaban desde 2020, por lo que llegaron a subir hasta en 90%.
Iza, presidente de la Conaie, acudió acompañado por unos 50 dirigentes indígenas, campesinos y sindicales a la invitación de Lasso para volver a conversar tras las protestas con bloqueos de carreteras y una marcha que derivó en choques con policías cerca de la casa de gobierno el 26 y 27 de octubre.
Las manifestaciones, las más enérgicas en los seis meses de gestión de Lasso, se dieron bajo el despliegue de militares en las calles por un estado de excepción decretado el 18 de octubre con miras a combatir la criminalidad ligada al narcotráfico, aunque sin suspender derechos como los de protesta y reunión.
Dejaron 37 detenidos y ocho policías heridos, según el gobierno. Dos militares también fueron retenidos por unas horas y un periodista y dirigente indígena falleció de manera accidental cuando cubría las protestas.
La violencia no es el camino
Iza llegó a la sede presidencial encabezando una marcha pacífica que partió desde el parque de El Arbolito, a un par de kilómetros al norte.
En ese sitio, el líder -a quien el mandatario ha tildado de “golpista” y “anarquista”- insistió en los planteamientos del movimiento aborigen como el congelamiento del precio del galón (3,8 litros) de diésel en 1,50 dólares y de gasolina corriente en 2,10 dólares.
Lasso, quien tomó posesión en mayo, mantuvo la política gubernamental de elevar mensualmente los precios impuesta en 2020.
Y en octubre decretó un aumento adicional de hasta 12%, llevando el diésel de 1,69 a 1,90 dólares y la gasolina de 2,50 a 2,55 dólares, cotizaciones que congeló por tiempo indefinido.
Mientras Lasso e Iza conversan, unos 200 aborígenes esperan con tranquilidad cerca de Carondelet, que está acordonada por un fuerte dispositivo policial, según reporteros de la AFP.
La Conaie participó en revueltas que derrocaron a tres presidentes entre 1997 y 2005, y también lideró violentas protestas en octubre de 2019 contra el alza de combustibles, que dejaron once muertos, cuantiosos daños materiales en Quito y obligaron al entonces mandatario Lenín Moreno (2017-2021) a dar marcha atrás.
Los nativos que aguardan en los alrededores de Carondelet realizaron antes una corta marcha portando un cartel con la leyenda: ”Octubre volverá”.
Lasso manifestó el miércoles que su gobierno “no cree que el camino sea la violencia y como contrapartida la fuerza pública, dado que eso no corresponde a una sociedad republicana, democrática y civilizada”.
Previo al encuentro y en medio de denuncias de la Conaie sobre la “criminalización” de dirigentes aborígenes por protestar, Lasso, un exbanquero de 65 años, indultó a Antonio Vargas, expresidente de la Conaie, y a otros dos indígenas que estaban encarcelados.
Vargas, quien formó parte de un fugaz triunvirato a raíz de la caída del entonces presidente Jamil Mahuad (1998-2000) y que fue candidato presidencial en 2002, cumplía desde junio una condena de tres años por tráfico de tierras.
Los indígenas también piden al gobierno que garantice precios de sustentación para la producción de campesinos, una moratoria de deudas en la banca estatal ante la crisis económica agravada por la pandemia y evitar la explotación de recursos naturales en zonas hídricas y territorios de aborígenes.
Con información de AFP
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