Dos indígenas mapuches fallecieron este miércoles en distintos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en el sur de Chile, una zona en la que existe un enconado conflicto territorial entre ese pueblo originario y empresas forestales y que se encuentra militarizada desde octubre.
“Puedo confirmar hasta ahora dos fallecidos y tres heridos que habrían llegado a distintos centros asistenciales de la provincia de Arauco”, indicó el ministro del Interior, Rodrigo Delgado.
Delgado explicó que aún hay cierta confusión sobre lo sucedido y que se está investigando la causa exacta de la muerte de las dos personas, cuya identidad se desconoce.
Los choques tuvieron lugar en una carretera en la comuna de Cañete, que pertenece a Arauco y se ubica en la región del Biobio, a 630 kilómetros al sur de la capital.
Desde el pasado 12 de octubre y hasta el próximo 11 de noviembre, Arauco y otras tres provincias (la vecina Biobío y Malleco y Cautín, en La Araucanía) se encuentran bajo estado de excepción, lo que en la práctica implica la militarización.
“Hay que ser muy cautos (...) Cuando existen este tipo de emboscadas, muchas veces hay fuego cruzado y ese fuego cruzado termina muchas veces hiriendo o quitando la vida a personas y no necesariamente la munición es de quien se piensa inicialmente”, señaló el funcionario desde La Moneda, sede presidencial.
De acuerdo a la versión gubernamental, varios encapuchados bloquearon la ruta P72, quemaron una parada de bus pasadas las 14.00 hora local y atacaron con armas de fuego a la patrulla del cuerpo policial de Carabineros que fue a despejar la carretera.
Cuatro horas más tarde, en una zona cercana, otro grupo asaltó a otra patrulla con “armas de grueso calibre, entre ellas un fusil de ataque”, detalló Delgado.
La Fiscalía del BioBío informó por su parte que un equipo de la Policía de Investigaciones (PDI) fue instruido para que se realicen los peritajes que permitan “reconstruir los hechos y determinar eventuales responsabilidades penales de los involucrados”.
ESCALADA DE VIOLENCIA
El sur de Chile ha experimentado en el último tiempo una ola de violencia con frecuentes ataques a maquinaria agrícola y predios, cortes de carreteras, huelgas de hambre de presos indígenas y tiroteos con víctimas mortales.
Muchos de estos episodios se enmarcan en el conflicto mapuche, que enfrenta al Estado chileno y al principal grupo indígena del país, que reclama las tierras que habitaron durante siglos y que ahora pertenecen en su mayoría a grandes empresas agrícolas y forestales.
El presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera, decretó el estado de excepción a mediados de octubre en la zona, pero para que se mantenga a partir del 11 de noviembre necesita la aprobación del Parlamento.
Según el mandatario, gracias a la presencia militar se ha conseguido reducir “prácticamente a la mitad los incendios y a la décima parte las usurpaciones de propiedades”.
La medida, solicitada por los sectores más conservadores, ha sido criticada desde el principio por organizaciones indígenas y por la oposición, que sostienen que es una forma de tensionar todavía más el enconado conflicto.
El gobernador regional del BioBío, Rodrigo Díaz, reconoció que existe temor a que haya “una escalada de violencia a raíz de los fallecimientos” y que el conflicto requiere “un abordaje integral para que más gente no resulte muerta”.
“Al pueblo mapuche siguen matándolo (...) Estamos sacando esta declaración para decirle al Gobierno que basta ya. Que retire a sus carabineros, a sus militares, a sus milicos, que lo entienda de una vez Piñera. Si no lo hace, que renuncie mañana mismo”, agregó por su parte la constituyente y machi mapuche (líder espiritual) Francisca Linconao.
(Con información de EFE)
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