A casi dos años del accidente del Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) que capotó rumbo a la Antártica chilena, fueron dados a conocer inéditos audios entre el Centro de Control de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y el Centro de Operaciones Aéreas (COA) de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) en los que queda en claro que las alertas y protocolos de rescate fueron activados tardíamente.
En la conversación por radio, la funcionaria de la DGAC consulta reiteradamente a la FACH sobre el punto de vuelo en el que se encontraba la aeronave pues su piloto no contestaba a sus insistentes llamados. La respuesta fue que “aquí por sistema se ve que va bien”. La funcionaria de DGAC responde “ya, ya… para nosotros también. Usted sabe… por la importancia…”, ante lo cual el funcionario aéreo responde “le vamos a avisar que traten de contactarse…”. Eran las 18:56, y el avión se había estrellado hace casi 40 minutos pese a que el funcionario de la FACH dice que la nave se encontraba cerca del punto de destino.
En el diálogo dado a conocer en un reportaje de televisión, queda claro que la funcionaria de la DGAC se empieza a impacientar al no tener respuestas sobre la posición del avión, que debía notificar protocolarmente al pasar por el llamado Punto Drake. Al rato vuelve a comunicarse para tener novedades de Corvo, el nombre clave que recibió el vuelo, y de la FACH le insisten “estamos tratando de comunicarnos”, tras lo cual le pide a su par de la FACH “por favor, tírele las orejas de mi parte” por no cumplir con las notificaciones obligatorias durante el vuelo, tanto a la DGAC como a la base antártica.
A las 19:11 la operadora vuelve a llamar a COA para tener información. Impaciente pregunta: “¿Se comunicó con Corvo?” y la respuesta es “como le digo, no hemos podido comunicarnos con ellos y la última presentación en nuestro sistema…”; le interrumpe diciendo “eso me gustaría saber… cuándo y dónde”. El operario de la FACH responde “a ver… deme un segundo… fue en el minuto 14 de la hora pasada”, tras lo cual la miembro de la DGAC pregunta: “¿Usted me dice que esa fue la última presentación que tuvo del tránsito?”, a lo que le responden afirmativamente. Reacciona con cierta molestia al reclamar “pero yo le llamé bastante después y me dijo que lo había visto sin problema”, ante lo cual el operario se defiende planteando “si, seguramente fue mi colega, pero ahora lo estoy chequeando yo”, tras lo cual confirma “esa fue su última posición”.
La operaria cambia su tono de voz al señalar que “yo me quedé con la información que me dio su colega al minuto que yo lo llamé y que ese vuelo estaba normal”, agregando al rato que “esa hora y ese punto fue hace mucho, mucho rato y no hemos tenido ninguna notificación más del piloto… con eso ya me preocupó mucho, qué quiere que le diga”. En ese instante, es la primera en citar los protocolos que deben ser activados si no se cumple la comunicación en un plazo máximo de tres minutos.
Es en este instante que la DGAC constata que la información que le entregaban en la FACH era errónea y activa las alarmas definidas, a más de una hora del accidente. La operaria de aeronáutica intenta saber si es posible una alternativa: “COA… una consulta ¿no se puede sacar otra aeronave por último para volar cerca de Drake, de Horno… (los puntos de contacto en que no se recibió información del Hércules C-130) e intentar comunicación con la nave?” y la respuesta recibida es “sí, eso lo están viendo acá”.
Luego la operaria pide con voz quebrada “ya… COA… le pido por favor que me informe porque ¿sabe qué?... me tiene muy… muyyyy pensando que le podría haber pasado algo a la gente”.
Las familias de las víctimas
Este es un nuevo golpe a los deudos, quienes a fines del pasado mes de octubre recibieron una carta por parte de la FACH en la que se les informó que la investigación por el fatal accidente fue cerrada sin responsables.
El texto señala que la investigación sumaria administrativa (ISA), ordenada un día después de conocerse la tragedia, “tuvo como propósito determinar las causas, naturaleza, circunstancias y eventuales responsabilidades, si las hubiere. en la desaparición de la aeronave”, pese a lo cual “habiendo realizado todos los esfuerzos humanos, materiales, científicos y tecnológicos en esta investigación, no es posible establecer la causa del accidente”. Los deudos reclaman que los uniformados “no fueron capaces de dar la cara y decir qué pasó”.
Alfredo Morgado, abogado querellante del caso, explicó que “todos los familiares de las víctimas de esta tremenda tragedia fueron informados a través de una carta”, criticando de paso que “casi a dos años de esta investigación sumaria administrativa de la FACH y que se les señale que no es posible establecer las causas de la tragedia -dada la necesidad de saber la verdad que tienen los familiares de los fallecidos- y que además, en consecuencia, no se establezcan responsabilidades, es de verdad, frustrante, desolador, para todo un grupo familiar y para todos aquellos que buscamos justicia”.
De esta forma, la investigación para determinar responsables y posibles sanciones están en manos de la justicia civil. Al respecto, la institución uniformada indicó que todos los antecedentes de la investigación y sus conclusiones fueron enviados a la Fiscalía Regional de Magallanes con el fin de apoyar la arista penal del caso, que aún continúa en desarrollo.
A bordo del C-130 viajaban 17 tripulantes y 21 pasajeros, de los cuales 37 era hombres y una era mujer.
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