Cuando pensamos en los grandes capos del narcotráfico es normal que en nuestro cerebro se formen imágenes de hombres tan temibles como Pablo Escobar o Joaquín “El Chapo” Guzmán, grandes patrones de la mafia latinoamericana que gobernaron con puño de hierro sus organizaciones y dejaron a su paso una larga estela de muertes y violencia en su afán de enriquecerse traficando cocaína y otras drogas.
Si pensamos en las mujeres dentro de este contexto, seguramente nuestra mente irá a los estereotipos: a la abnegada y sumisa esposa, cómplice silenciosa de los crímenes de su marido, pero finalmente una víctima de este, o la seductora amante atraída por el poder desbordado del narco, pero en últimas, una figura sin poder dentro del mundo del crimen.
No obstante, esta historia no va de eso, sino de mujeres que desafiaron estos estereotipos, y cuyo rol en sus respectivas organizaciones criminales fue tan crucial que cuestionan la concepción misma del poder al interior de las mafias latinoamericanas.
Ellas son las verdaderas “patronas” de sus clanes y aunque lograron controlar algunas de las rutas del narcotráfico más importantes en la región, tal vez nunca hayas oído hablar de ellas.
Digna Valle la matriarca que acabó con su propio clan
Digna Azucena Valle Valle es una prominente figura del narcotráfico en Honduras, responsable de dirigir a uno de los clanes familiares más terribles y sangrientos de la región: Los Valle.
El clan familiar tiene su sede en El Espíritu, un pueblo hondureño que queda a menos de ocho kilómetros de la frontera con Guatemala, y en el cual viven aproximadamente unas 3 mil personas y que pertenece al estado de Copán.
Aún hoy, cuando todos los capos de la familia Valle están en prisiones de los Estados Unidos o exiliados en ese país, como es el caso de Digna que actualmente tiene 60 años, El Espíritu sigue siendo un importante lugar de paso para la droga que viene de Colombia, Perú y Bolivia y busca su destino final en el gigante del norte.
En algún momento antes de la llegada del nuevo siglo, los Valle comenzaron a cambiar de actividad comercial. Hasta ese momento, robar ganado y contrabandear cigarrillos en Guatemala eran sus principales focos de atención dentro del mundo del crimen, pero ya gozaban de gran poder en Copán.
Con el auge de la cocaína colombiana los Valle se convirtieron en pieza clave del engranaje criminal en las rutas del narco en centroamérica. Esa región, entre Honduras y Guatemala cuenta con 15 pasos oficiales de frontera, pero más de 100 ilegales, haciendo de este lugar uno de los más peligrosos del continente, con una de las más altas tasas de homicidios en el mundo.
Un importante hito fue el golpe de Estado contra el gobierno del presidente Manuel Zelaya en 2009, lo que aumentó el número de vuelos ilícitos que transportaban cocaína y el negocio se disparó.
De acuerdo con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, de ese año en adelante los Valle traficaron decenas de miles de kilos de cocaína al mes, pasando la droga por la frontera de Honduras y Guatemala. Así se volvieron importantes intermediarios de organizaciones criminales como el Cártel de Sinaloa en México, a quienes le prestaban servicios de transporte por un valor de hasta 800 mil dólares por envío.
Además, la familia Valle tenía una base de operaciones en Virginia, Estados Unidos, donde contaban con una planta de empleados que recibía y distribuía los kilos de cocaína que lograban coronar en el país del norte.
Así como eran de poderosos, eran de crueles, pues los hermanos de Digna eran conocidos por secuestrar y violar en grupo a jóvenes campesinas del pueblo, y era sabido que propia matriarca enviaba a matar sin piedad a sus enemigos o a quien se atreviera a decir algo sobre las actividades delictivas de la familia.
En 2014 el imperio de los Valle era una de las organizaciones de narcotráfico más prolíficas de Centroamérica según la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) de EE.UU, lo que irremediablemente llevó a una fuerte presión para derrocarlos.
“La organización Los Valle emplea una combinación de violencia brutal y corrupción pública para mantener una fortaleza en su base de operaciones en Copán”, señaló la OFAC.
Ese año, Digna caería presa después de que la arrestaran en el Aeropuerto Internacional de Miami por agentes federales. Su sentencia la condenaría a 11 años de cárcel o incluso a una vida tras las rejas, pero decidió colaborar con la justicia estadounidense y desmantelar su propia organización.
La información que le entregó a la justicia fue vital para la captura y posterior extradición de sus hermanos Luis Alfonso y Miguel Arnulfo Valle Valle, quienes cumplen sentencias de 23 años de prisión; y la entrega de su hijo Gerson Stanley Ortega Valle en 2018.
Digna cumplió poco menos de 5 años de prisión y desde entonces está en los Estados Unidos, aunque en un primer momento iba a ser deportada, logró apelar esa decisión temerosa por su vida y permanecer refugiada.
Su poder todavía permanece en el recuerdo de los habitantes de La Esperanza, aunque los tiempos en que la familia Valle le servía de socio y refugio al mismísimo “Chapo” Guzmán, hayan quedado muy atrás.
“Doña Tana” la patrona del cartel de “Los Charros”
Sebastiana Cottón Vásquez es una mujer guatemalteca de origen campesino que logró ascender a lo más alto de su organización criminal y ganarse una reputación de patrona férrea y violenta dentro del narcotráfico de su país.
Conocida como “La Tana”, “Doña Tana” o “La Doña”, tenía conexiones con el Cartel de Digna Valle en Honduras y la red del capo salvadoreño Jorge Ulloa Sibrián, alias “Repollo”, quien fue detenido en Guatemala en 2013. Además tenía poderosos contactos en Colombia y trabajaba como intermediaria del Cartel de Sinaloa del “Chapo Guzmán”.
Su ascenso al poder máximo dentro de los “Los Charros” se dió a partir de 2011, tras la captura, extradición de Juan Ortiz “Chamalé”. Hasta el 8 de octubre de 2014 tuvo las riendas de la organización, pues fue arrestada por cargos de narcotráfico en Chiapas, México, donde era una cara conocida por sus conexiones con “El Chapo”.
De acuerdo a la acusación, a “Doña Tana” se le señalaba de traficar 40 toneladas de cocaína hacia los Estados Unidos a través de Centroamérica, cargos por los que fue pedida en extradición y por los que terminó compareciendo ante una corte americana para confesar sus crímenes.
Al igual que Digna Valle, Cottón Vásquez colaboró con la justicia estadounidense y terminó siendo una pieza clave para llevar tras las rejas a otros importantes narcos de la región, como los hermanos Waldemar “Don Waldo” y Eliu Lorenzana, quieren fueron los capos más poderosos de Guatemala durante el reinado de “Doña Tana”.
Marllory Chacón Rossell: La Reina del Sur
Ella fue otra pieza fundamental para la condena a cadena perpetua de los hermanos Lorenzana pues no solo era una de sus principales socias, sino que por su actividad como patrona del lavado de dinero en Guatemala tenía información valiosa de la mayoría de narcotraficantes en la región.
“Primero afrontaba 26 años de prisión por cargos de narcotráfico y lavado de dinero, pero logró que le redujeran la condena a 12 años, luego consiguió que se la dejaran en cinco y ahora está libre bajo fianza”, señaló la cadena mexicana Univisión en una investigación sobre Chacón Rossell después de que en 2019 la narco saliera de prisión.
Chacón Rossell nació el 10 de abril de 1972 y es madre de siete hijos. En la década de los 90 comenzó con sus actividades delictivas convirtiéndose en una importante intermediaria para las rutas de la cocaína desde Sudamérica hasta Estados Unidos.
Su principal actividad fue el blanqueamiento de dinero, para el cual tenía más de 20 empresas de su propiedad en las que según la Oficina de Control de Activos en el Extranjero (Ofac, en inglés) habían hoteles, restaurantes, bienes inmuebles, comercializadoras y empresas agropecuarias.
También tenía salones de belleza, constructoras, loterías, alquileres y empresas de inversiones inscritas en Guatemala, Honduras y Panamá.
En su propia confesión, “La Reina del Sur” reconoció que por su actividad lavando dinero había cosechado en 10 años una renta de 40 millones de dólares.
Marixa Lemus “El Chapo” de Guatemala
Marixa Lemus Pérez, es conocida en Guatemala por el alias “La Patrona”, así, a lo Pablo Escobar. Un apodo ganado a pulso pues durante años construyó un imperio narco criminal a través del asesinato a sangre fría.
El imperio de “La Patrona” se construyó en Ciudad Pedro de Alvarado, un pueblo fronterizo de Guatemala en el que ella y su familia tenían gran poder. Tanto, que uno de sus hermanos, Magno, fue alcalde hasta que en 2009 murió de un infarto, y su otra hermana, Mayra, había asumido desde entonces la alcaldía.
Pero todo se truncó pues en un evento de campaña en 2011 unos hombres armados con escopetas y AK.47 abrieron fuego indiscriminadamente y mataron a ocho personas, entre ellas la hermana de Marixa.
“Su rostro estaba destrozado y yacía en un charco de su propia sangre”, le dijo Marixa a Vice World News en un reciente reportaje sobre las mujeres en el crimen.
Esa matanza se conocería como “la masacre de los Cuernos” y sería un punto de inflexión importante en la vida de “La Patrona”, aunque el final violento de Mayra era apenas consecuencia de cómo había vivido su vida.
“Era famosa por ser una asesina. Toda la ciudad le tenía miedo porque era una asesina. Así de sencillo. Ella decidía quién vivía y quién moría”, le dijo a Vice World News el dueño de un restaurante cercano al lugar donde mataron a Mayra.
Marixa trató de reemplazar a su hermana y hacer campaña a la alcaldía, pero perdió las elecciones ante Carlos Marroquín. Se concentró entonces en el narcotráfico, un negocio que le estaba siendo realmente lucrativo.
Ciudad Pedro de Alvarado, es otro de esos puntos geográficos estratégicos en la ruta de la cocaína desde países productores como Colombia hasta países consumidores como Estados Unidos.
“La Patrona” fue arrestada y condenada por primera vez en 2015, recibiendo una sentencia a 94 años de prisión por secuestro y asesinato, incluyendo el de su esposo, algo que ella niega.
También fueron detenidos seis ex miembros de la policía por formar parte de la banda de Marixa.
Pero su carrera criminal aún no había terminado. En 2016 intentó escapar saltando el muro de la prisión con la ayuda de otros presos, pero fue arrestada poco después.
Solo un año después, intentó otra fuga de una prisión militar, esta vez vestida de guardia de seguridad. Cuando las autoridades finalmente la encontraron dos semanas después, estaba en El Salvador y la había teñido de rojo oscuro.
Su captura fue una noticia tan grande que el presidente del país tuiteó su elogio.
Debido a sus dos exitosas fugas de prisión, a Marixa se le dio el nombre de “El Chapo mujer”.
Actualmente “La Patrona” cumple su condena en la prisión de mujeres de Santa Teresa en Guatemala.
Guadalupe Fernández: la mujer de más alto rango en el Cartel de Sinaloa
Sinaloa, la tierra de “El Chapo” Guzmán, el narco más grande de Latinoamérica después del ya legendario Pablo Escobar. En esta tierra de ‘meros machos’ y en este negocio de droga, balas y sangre, dos mujeres ascendieron a lo más alto del poder en el mundo criminal.
Guadalupe Fernández Valencia es la mujer de más alto rango dentro del Cartel de Sinaloa, o al menos lo fue hasta su captura en 2016. Por más de tres décadas ella trabajó para “El Chapo” Guzmán, moviendo droga de México a los Estados Unidos.
Originaria del estado sureño de Michoacán, Guadalupe tuvo su primer encuentro con el mundo del tráfico de drogas en los Estados Unidos, a donde emigró buscando mejor suerte y en donde terminó vendiendo droga en las calles de California.
Por eso fue arrestada y posteriormente deportada a México, estableciéndose en Culiacán en 2009 donde comenzó a trabajar con su hermano Manuel llevando unos 30 kilos de cocaína a la semana a Los Ángeles, aprovechando los contactos que había hecho en California.
Al año siguiente Manuel fue arrestado y Guadalupe trató de dejar el negocio, pero no le fue posible. Un sujeto no identificado en los documentos judiciales la invitó, o la obligó, a quedarse trabajando para Sinaloa, bajo la amenaza de su vida y la de su familia.
Guadalupe fue capturada en 2016 y se declaró culpable de crímenes por narcotráfico y lavado de dinero, no fue a juicio y decidió cooperar con las autoridades estadounidenses.
Ella es la única mujer citada en el escrito de acusación contra “El Chapo” Guzmán.
Luz Fajardo, la “Madrina” de su propio cartel
Luz Irene Fajardo Campos es la última de las mujeres temibles de esta lista, alguien que logró tener tanto poder que fue capaz de mantener una operación independiente a la del “Chapo” Guzmán en Sinaloa.
La “Madrina”, como se le conocía a esta poderosa patrona, dirigía una organización que traficaba cocaína y otros precursores químicos para su producción desde Colombia hasta México para luego hacerla pasar a Estados Unidos.
Sus principales socios fueron sus hijos, quienes murieron desmembrados e incinerados dentro de un vehículo en Hermosillo, Sonora (al noreste de México) tras el arresto de su madre en el Aeropuerto Internacional de Bogotá (Colombia) en 2017.
Entre los muchos apodos que tenía Fajardo Campos, “La Jenca” era uno de ellos, ganado por estampar ese nombre en los cientos de kilos de cocaína que traficó a los Estados Unidos.
Tras su arresto, se le dictó una condena a 22 años de prisión en donde se le reconoció como líder de una red de tráfico internacional de drogas.
A diferencia de todas las protagonistas de esta lista, la “madrina” no colaboró con la justicia norteamericana, se declaró inocente y fue a juicio. Tal vez por miedo a que sus padres y hermanos, que aún viven en Sinaloa, corran con la misma suerte que sus hijos.
Luz Irene Fajardo es abogada de profesión y sus vínculos con el narco llegan hasta Colombia, Panamá y Ecuador. Pero su principal aliado y amigo fue Joaquín “El Chapo” Guzmán
“Luz Irene Fajardo Campos y su organización importaron a los Estados Unidos grandes cantidades de cocaína y metanfetamina, sobornaron a agentes de la ley extranjeros en el camino y luego distribuyeron esas drogas en nuestras comunidades”, dijo el secretario de Justicia Auxiliar Kenneth A. Polite Jr. de la División Criminal del Departamento de Justicia.
En su acusación a la “madrina” se le reconoce como un eslabón importante en la cadena de crimen que opera para llevar la droga hasta Estados Unidos, pasando por Colombia, Honduras, Guatemala, El Salvador y México.
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