“El papa decidió que está prohibido rezar / con la bandera de Cuba para pedir por libertad / quiere secuestrar a Dios y así no puede escuchar / a los pueblos que hoy enfrentan gobiernos de oscuridad”.
Esas son las primeras estrofas de la canción “Pídale perdón a Cristo”, compuesta por el cantautor venezolano Juan Medici en respuesta a la censura que sufrió el domingo pasado un manifestante cubano, a quien la policía del Vaticano le quitó una bandera de su país mientras rezaba durante la misa del Ángelus oficiada por el Sumo Pontífice.
Este hecho, sumado al silencio de la Santa Sede tras la represión de la dictadura castrista contra los manifestantes pacíficos el pasado 11 de julio, llevó a distintos sectores de la sociedad cubana a mostrar su indignación con el Vaticano y con el Sumo Pontífice.
En diálogo con Infobae, Medici fue tajante respecto a la postura del papa, no sólo sobre la causa cubana, sino también con lo que sucede actualmente en países como Venezuela y Nicaragua: “Yo creo que está actuando tal como piensa. Creo que apoya las dictaduras, apoya estos sistemas comunistas. Cuando le sacas la bandera a una persona solo por rezar, pero al mismo tiempo recibes a los dictadores de esos países, te hace entender que lamentablemente el sistema nos quiere empujar hacia el comunismo”.
“Esto yo nunca lo había visto. Probablemente la Iglesia ha cometido muchos errores, pero esto también lo meteré a la lista. Esto no debió pasar nunca, y creo que el papa Francisco debería pedirle perdón al pueblo cubano y a todos los pueblos que luchan por su libertad y que rezan por su libertad”, agregó.
Medici es un cantautor de protesta venezolano que, desde 2006, intenta derrocar con sus letras la censura que existe en su país. Pero con el correr de los años, al mismo tiempo que se acentuaban las crisis en Venezuela, Cuba y Nicaragua, notó que su mensaje también llegaba a los que buscaban la libertad en esos países: “Esto me obligó a ampliar un poco el espectro, a estudiar lo que sucedía en otros países, porque yo sencillamente soy un ciudadano que un día se cansó de estar sentado en el sofá viendo cómo se destruía mi país y decidí levantar la voz, hacer algo y no quedarme callado”.
Además del gran impacto que produjo su reciente tema “Pídale perdón a Cristo”, Medici habló con Infobae sobre cómo fue ser cantante de protesta en la Venezuela chavista, por qué no puede regresar a su país, y enfatizó el “poder” que tienen los pueblos para hacer frente a las dictaduras.
-¿Qué te llevó a componer esta canción?
-Si bien tenía pensado escribir algo sobre la posición de la Iglesia, y sobre todo del papa, en todo esto que está pasando, vi que no debía dejar de pasar un segundo más para escribir algo. Normalmente mis canciones llevan un proceso, que a veces se torna muy largo, pero esta canción se hizo en tres horas. Se escribió, se grabó, y se hizo el video para posteriormente montarlo. Todo en tres horas. Eso no te da mucho tiempo de analizar si todo lo que está ahí es correcto, pero en esta profesión uno va haciendo ejercicio durante toda la vida que te permite entender que estás plasmando exactamente lo que quieres decir. Si bien hasta el momento la escucho y noto ciertos detalles técnicos y como cantautor digo ‘esto lo pude haber hecho mejor’, pero son solo detalles técnicos, el sentimiento está absolutamente plasmado en la canción.
-Evidentemente el mensaje llegó… En las redes se vio reacción no sólo de cubanos y venezolanos, sino también de nicaragüenses. Precisamente tres pueblos que están atravesando una situación muy similar.
Llegó de una manera que no me esperaba. He estado un poco intrigado para conocer un poco la reacción de la gente al escuchar la canción porque entiendo que es un tema super delicado, pero no hay nada más delicado que atreverse a callar a alguien que está clamando libertad. Existe un vacío en cuanto a este tipo de composiciones. Normalmente cuando hemos escuchado canciones de protesta, son canciones de protesta de izquierda, la izquierda se ha adueñado del concepto de canciones de protesta, y yo para nada tengo algo que ver con la izquierda. Mi contacto con la gente de Nicaragua comenzó hace unos años; yo al principio escribía sólo canciones para Venezuela. Únicamente me preocupé por reflejar a mi país en estas canciones, el pueblo nicaragüense se sintió conectado con lo que estaba narrando. Esto me obligó a ampliar un poco el espectro, a estudiar lo que sucedía en otros países, porque yo sencillamente soy un ciudadano que un día se cansó de estar sentado en el sofá viendo cómo se destruía mi país y decidí levantar la voz, hacer algo y no quedarme callado. Entonces ver que ese mismo mensaje conecta con otros países lo primero que hizo fue sorprenderme para darme cuenta de que este sistema funciona de la misma manera en todos nuestros países. El comunismo es una trampa que destruye a los países; toma a países ricos y los convierte en pobres.
-Mencionaste que desde antes de lo sucedido el fin de semana venías con la intención de escribir sobre la posición de la Iglesia y del papa. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
-No tengo autoridad, y probablemente tampoco moral, para hablar de un personaje como él. Pero sin dudas cuando comete errores hay que señalarlo. Pienso que está cometiendo muchos errores, pero no piensa que él sienta que son errores. Yo creo que está actuando tal como piensa. Creo que apoya las dictaduras, apoya estos sistemas comunistas. Cuando le sacas la bandera a una persona solo por rezar, pero al mismo tiempo recibes a los dictadores de los distintos países que hemos nombrado, te hace pensar, ya no dudar, te hace entender que lamentablemente el sistema nos quiere empujar hacia el comunismo. En la canción digo que el papa Francisco quiere secuestrar a Dios, obviamente esto es imposible, pero lo digo porque de alguna manera él puede decidir quién reza y quien no reza, y con qué objeto reza en sus manos si está en el Vaticano. Esto yo nunca lo había visto. Probablemente la Iglesia ha cometido muchos errores, pero esto también lo meteré a la lista. Esto no debió pasar nunca, y creo que el papa Francisco debería pedirle perdón al pueblo cubano y a todos los pueblos que luchan por su libertad y que rezan por su libertad.
-¿Cómo fue hacer música de protesta en la Venezuela chavista, y por qué te fuiste del país?
-Yo comencé en 2006, cuando hice mi primera canción de protesta. Era una canción que pensaba cantar entre amigos, tal vez para algunos conocidos, en reuniones sociales… Era una canción con la que sentía que tenía que dar un mensaje a los que tenía cerca. Pero ese año en Venezuela los líderes estudiantiles intentaron encadenarse en las escaleras del Consejo Nacional Electoral, y no se lo permitieron. La Guardia Nacional los golpeó, los sacó del lugar, y eso me indignó. Era una protesta pacífica, no iban a golpear a nadie, y resultaron golpeados ellos. En ese momento decidí publicar la canción en un blog venezolano. No tenía ninguna experiencia colgando canciones en ningún lado, era la primera vez que grababa una canción de esa manera. Y la gente de ese blog tomó el video, le hizo una buena presentación y lo mostraron como debía ser. Para mi sorpresa, los venezolanos respondieron a la canción de una manera contundente. Esto me obligó a hacer más canciones. Entre 2006 y 2016 di varios conciertos: pequeños, medianos, grandes, en cualquier pueblo de Venezuela. Pero los últimos años fueron muy difíciles. Una vez que muere Chávez, y toma el poder el dictador, el nuevo dictador, la cosa se arrecia un poco. Siempre me esperaban fuera de los conciertos grupos de choque, grupos que enviaba el chavismo para de alguna manera amedrentarme, asustarme, y siempre busqué salir del lado que estaban ellos. Siempre salí por el frente, porque quería escuchar lo que tenían para decirme. Nunca había pasado de un insulto o un empujón, hasta que en el año 2016 en una de esas salidas me rompieron la cabeza y ahí entendí que ya no podía salir por el frente, y que tal vez debía dejar las presentaciones en vivo. Desde el año 2011 las amenazas fueron constantes hasta mis últimos días en Venezuela. Me llamaban por las noches para decirme que sabían donde vivía, que iban a venir armados. Y yo fui muy irresponsable porque nunca los tomé en serio. En el año 2017 vine a Estados Unidos a dar una presentación en la ciudad de Orlando, y antes de la presentación di una entrevista a una periodista venezolana, y ella me preguntó dónde quería hacer mi próximo concierto en Estados Unidos. Yo le dije que lo quería hacer en la casa presidencial de Venezuela, en Miraflores. Ella me dijo, ‘claro, cuando todo esto termine’. Pero yo le dije que no, que para que todo esto termine. Le dije ‘vámonos todos a Miraflores, hagamos un concierto afuera, quejémonos afuera, gritemos hasta que se vayan’. Venezuela en ese momento estaba absolutamente dormida, pero los que no estaban dormidos eran los que se encargan de hacerle daño a la gente, y al día siguiente fueron a amenazar a mi familia; a mi esposa mientras buscaba a mis hijas en la escuela. Esto hizo que yo tuviera que quedarme. Tiempo después mi esposa sufrió un atentado en Venezuela y ahí entendí que ya no podía regresar y que ellas se tenían que venir. Vivo en Nueva York, una ciudad en la que siempre soñé estar, pero nunca pensé que iba a tener que vivir aquí por obligación, sin la posibilidad de regresar a mi país.
-En Twitter tienes en tu perfil la frase “Durmiendo en New York, pero soñando con Venezuela”. ¿Tu intención el día de mañana es regresar?
-Las que están haciendo su vida aquí son mis hijas, que cada día probablemente pueda ser más difícil decirles que tenemos que regresar. Pero, aunque no estoy seguro de cuál será mi futuro, no sé incluso si podré ver la libertad de Venezuela, no sé si estaré vivo para verlo. Soy pesimista para que me sorprenda una alegría. Pero si eso no llego a verlo, no veo la razón por la que no deba trabajar todos los días para lograr la libertad de Venezuela, independientemente de que yo no pueda disfrutarla, de alguna manera creo que puedo poner mi grano de arena y ayudar a que los venezolanos del futuro puedan verla. Es mi principal objetivo. Pienso que debería ser el principal objetivo de todos los ciudadanos de un país que se ve oprimido. Colaborar de cualquier manera para lograr liberarlo. No digo que todos tengamos que tomar una guitarra y cantar, probablemente otros lo harán desde la política. Todos de alguna manera tenemos el poder para cambiar el destino de nuestro país.
-¿Cómo ves en este momento la situación de Venezuela? ¿Y cómo te imaginas una Venezuela libre?
-A nivel de la ciudadanía, mucha gente después de tanto pelear llegó al punto de sentir miedo. Porque salir a protestar significa que probablemente te desaparezcan, te metan en una cárcel, y estés preso por años sin un juicio. Hay miedo, cansancio, pero los venezolanos siempre consiguen en algún lugar la esperanza para salir adelante y seguir luchando. Creo que Venezuela ha pasado mucho rato dormida, y probablemente esté cerca un nuevo despertar que nos lleve a luchar más fuerte de lo que lo hemos hecho hasta el momento. A nivel internacional y legal, están sucediendo muchas cosas. El hecho de que hayan capturado a Alex Saab, para los venezolanos significa muchísimo, y al Gobierno le debe doler muchísimo. Gastaron más de 170 millones de dólares en su defensa, y van a seguir gastando dinero para defenderle, lo que demuestra que vale mucho para ellos. Con respecto a una Venezuela libre, Venezuela es un país con unas características que nos permitiría levantarnos económicamente muy rápido. Tenemos las riquezas suficientes que están muy mal administradas, que se las roban a diario, pero sí creo que podríamos levantarnos. Lo más difícil de poder cambiar en el país va a ser la mentalidad de muchos venezolanos; los que creyeron, e incluso siguen creyendo, que el comunismo los va a llevar a algún lado mejor del que están. A nivel de educación, de valores, va a ser muy difícil, pero va a ser más difícil si no lo intentamos.
-Un proceso similar al que viviste en Venezuela con tus canciones los están sufriendo hoy en día muchos artistas cubanos, sobre todo a partir de la canción “Patria y Vida” que se convirtió en un eslogan de protesta. La influencia de los artistas dentro y fuera de la isla ha sido fundamental para alzar la voz. Justo estamos a pocos días de las protestas convocadas por la disidencia. ¿Estás en contacto con el exilio cubano en Estados Unidos, o involucrado de alguna manera en sus actividades?
-Es imposible no estar involucrado porque al final son pueblos hermanos que padecemos lo mismo, que sufrimos lo mismo. El sistema se adueñó de nuestras vidas del mismo modo, y nos robó la libertad. No formo parte de ningún movimiento, ni político, ni nada que no tenga que ver con la música. Pienso que para las fechas que están por venir en Cuba, la gente debe pensar mucho, debe tener en cuenta que hay que tener mucho miedo. Pero no miedo del régimen cubano, no miedo a la dictadura, debemos tener miedo de no hacer nada, de quedarnos callados, porque cada vez vamos a estar peor. A mí me da pánico, terror, despertarme en unos años y decirme a mi mismo ‘no hice nada para cambiarlo’. Entonces el miedo tiene que quedar solo en esa zona, el resto es para pelear, luchar, salir adelante. No hay dictadura que pueda con nosotros. No hay dictadura, ni líder político, ni líder religioso, que pueda contra nosotros si nos unimos y luchamos juntos de verdad. Cuando una sola persona se aleja del grupo a luchar solo al frente, a lanzar una piedra, a gritar más duro, siempre queda a la deriva, porque llegan los grupos de la dictadura, se lo llevan y lo meten preso. Necesitamos estar como bloque, todos juntos en todos los aspectos. Incluso a la hora de estar en la calle protestando. El poder de los políticos es el poder que le otorga el pueblo, esto incluye a las dictaduras. Las dictaduras se hacen más poderosas mientras el pueblo lo permita. La dictadura cubana, al igual que el mismo sistema que ha utilizado para toda América Latina en general, funciona de esa manera. El pueblo se da cuenta muy tarde de lo que está sucediendo, pero ya nos dimos cuenta todos. Todos sabemos cómo funcionan. En países como Chile o Argentina ya se dice ‘nosotros no somos Venezuela’. Pero al final todos somos lo mismo, todos somos latinoamericanos y nos están haciendo la misma trampa. Entonces hay que despertar.
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