América Latina está inundada de cigarrillos chinos de contrabando, un nuevo mercado ilegal que viene tomando fuerza en los últimos años y que presagia un auge en el comercio ilegal internacional de este tipo de productos, los cuales son vendidos en redes de mercadeo clandestinas que tienen como puntos pivotes Panamá, Colombia, México y Ecuador.
Así lo explica una reciente investigación publicada por la Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) que recoge la presencia de marcas de la Corporación Nacional de Tabaco de China (CNTC) como Golden Deer y Silver Elephant, la cuales son ilegales en todo el continente a excepción de Chile, y que incluso están siendo vendidas con etiquetas en español, demostrando que fueron hechas específicamente para el mercado latinoamericano.
Todo esto responde a una operación orquestada desde una red de empresas fantasma con sede en Panamá que envía enormes cantidades de cigarrillos chinos desde la Zona Franca de Colón hacia los países latinoamericanos donde es ilegal su comercio.
De acuerdo con los expertos citados por la OCCRP se trata de una estrategia de la Corporación Nacional de Tabaco de China para presionar a los gobiernos latinoamericanos para que cambien sus legislaciones y legalicen la producción china de tabaco en sus mercados locales, una estrategia que ya había sido usada en el pasado por grandes tabacaleras como Big Tobacco en la década de los noventa.
Para lograr su cometido, la CNTC, conocida también como China Tobacco, ha logrado infiltrar las viejas rutas del contrabando, distorsionar los mercados locales y hacerle competencia a las mafias tradicionales.
China Tobacco: el gigante asiático
En todo el continente americano existen unos 121 millones de fumadores, según la Organización Mundial de la Salud, y según la gigante tabacalera Philip Morris- dueña de la marca Marlboro- por lo menos un 22 por ciento de los cigarrillos que esas personas consumen son de contrabando.
Esto representa un escenario fértil para la circulación de mercancía ilegal y aunque Paraguay sigue aportando la mayor parte del suministro de cigarrillos de contrabando en Latinoamérica, China se está volviendo rápidamente en un proveedor importante con una presencia en el mercado negro de países como Ecuador o Colombia más grande que el mismo Paraguay.
Cabe destacar que China Tobacco es, por mucho, la compañía de cigarrillos más grande del mundo, controlando casi la mitad del mercado global apenas con su presencia dominante en China, donde están aproximadamente 300 millones de fumadores, casi un tercio de los consumidores de cigarrillos de todo el planeta.
Fundada en 1982 por el propio Estado chino, este conglomerado de decenas de marcas de cigarrillos tiene el monopolio de toda la cadena de suministro de la industria tabacalera en el gigante asiático, desde el cultivo, compra y asignación de las hojas de tabaco, hasta la fabricación y distribución de los cigarrillos y otros productos derivados.
Al ser 100% estatal, cuentan con una regulación interna completamente favorable para su negocio y con poca o nula necesidad de reportar sus actividades comerciales por fuera de China, lo que hace muy difícil tener información certera de cómo opera esta compañía.
Si bien el principal mercado de China Tobacco es el interno, a partir de 2002 comenzaron una estrategia de expansión denominada “Go Global” (Vamonos Global), con miras a exportar cantidades significativas de cigarrillos en todo el mundo. Para 2019, según datos de la Global Cigarette Industry en su proyecto The Campaign for Tobacco Free Kids, el conglomerado había logrado un alcance mundial de 20 países operando a través de 34 sucursales en el extrangejo, montando oficinas de ventas, plantas de fabricación y empresas de mercadeo especializado.
Según datos de ese año, China Tobacco produjo 2.33 trillones de cigarrillos, lo que equivale a 303 cigarrillos por cada hombre, mujer o niño que habita el planeta Tierra, superando con creces la producción de todas las otras cuatro tabacaleras más grandes del mundo combinadas.
No sorprende entonces que en Latinoamérica se esté sintiendo los pasos de este gigante asiático el cual, dicen los expertos, está recorriendo el camino de las grandes tabacaleras de este lado del hemisferio, una estrategia basada en el contrabando.
En la década de 1990, “Big Tobacco”, el nombre con el que se le conoce al conglomerado que engloba las otras cuatro grandes tabacaleras del mundo: British American Tobacco (BAT), Imperial Brands, Japan Tobacco International y Philip Morris. International (PMI); era el gran dominante del mercado global de cigarrillos y estaba en plena expansión.
Para ese entonces el mercado Chino ya estaba siendo cooptado por China Tobacco y Latinoamérica se alzaba como un lugar prometedor para hacer crecer el negocio. Pero la llegada de Big Tobacco vino precedida con un auge en el contrabando que permitió que las marcas como Marlboro entraran a mercados como el colombiano primero de manera ilegal.
Así lo señala Daniel Rico, un colombiano experto en economías criminales citado por la OCCRP, quien explica que estas marcas de contrabando socavaron y asfixiaron a las locales al punto de que le dieron el poder de negociación a PMI -y por esa vía a las demás tabacaleras- para acordar con la agencia de aduanas del país (DIAN) las condiciones de la legalización de sus productos.
“Un día fueron y le dijeron a la DIAN que querían legalizar, pero ya tenían todo el mercado bajo control. El contrabando es una forma de expandir el mercado”, dijo Rico, quien es director de la firma de investigación C-Analisis.
De Panamá a América Latina
“El gran punto de distribución de los cigarrillos chinos, uruguayos y paraguayos es Panamá”, afirma Rico, mencionando dos países también notorios por producir humos ilícitos. “Todo esto llega a la Zona Libre de Colón y luego se distribuye por toda Latinoamérica”.
Esta es una de las grandes revelaciones de la investigació de la OCCRP que demuestra cómo los productos chino se está sirviendo de viejas rutas de contrabando que encuentran en las laxas regulaciones aduanera de la Zona Libre de Colón el epicentro perfecto para montar su centro de operaciones.
Para el caso de las tabacaleras chinas, la investigación reveló una red de subsidiarias o compañías fantasma que sirven como fachada para importar cigarrillos chinos libres de impuestos o incluso para fabricar productos de estas marcas dentro de Panamá.
Así lo destaca también el portal Insight Crime en un análisis sobre este fenómeno, en el que resaltan que desde Panamá se articula también una red de contrabandistas regionales que trasladan el producto a otros países de América Latina, usando un complejo sistema de papeleo para ocultar estas transacciones.
Desde Panamá los cigarrillos pueden tomar varias rutas, son envíados a México, Ecuador o Colombia a través de Aruba y Jamaica e incluso más al norte, hasta Estados Unidos aprovechando la frontera entre México y Texas.
Uno de estos casos quedó documentado en mayo del 2020 cuando un agente de aduanas de Texas fue condenado por intentar contrabandear millones de cigarrillos chinos que venían de México.
En Colombia, por ejemplo, en julio del 2020 las autoridades detuvieron un enorme cargamento de cigarrillos chinos que era tan grande como para que cada uno de sus 50 millones de habitantes fumara por lo menos dos cigarrillos.
Otros medios como Cuestión Pública y la Revista Colón de Panamá resaltan que las incautaciones no especificaron las empresas involucradas, pero sí se logró rastrear el camino de los 96 millones de cigarrillos de marcas como Marshal, Golden y Brass -todas de China Tobacco- desde Panamá hasta las manos de los contrabandistas en Colombia.
Los cigarrillos se fabricaron en China, luego llegaron a Colón y desde ahí se abrieron paso por el Caribe usando a Jamaica y Aruba como paradas estratégicas para ocultar su origen. De ahí llegaron a Cartagena en Colombia y finalmente fueron transportados a una zona franca en la capital Bogotá.
De acuerdo con Cuestión Pública esta fue la venta más grande de cigarrillos chinos de la que se tenga noticia en Colombia -o de cualquier otro cigarrillo- pero apenas fue una de muchas. Información compilada por la Policía Tributaria y Aduanera de Colombia muestra que seis de las 10 marcas más decomisadas en el país entre 2015 y 2020 fueron producidas por China Tobacco.
Este es un problema que viene en aumento y así lo demuestran las cifras: en 2016 fueron incautados 300 mil paquetes de cigarrillos, pero sólo en los primeros siete meses del 2020 se confiscaron más de 6 millones de paquetes.
Y Colombia no es el único, otros países de Latinoamérica muestran patrones similares.
En Brasil las incautaciones aumentaron casi un 165 por ciento el año pasado. Se confiscaron 201,386 paquetes en 2020, frente a los 76,122 del año anterior. En 2015, las autoridades incautaron solo 2.007 paquetes, muestran los datos obtenidos por la OCCRP.
En México, según Oxford Economics, entre 2019 y 2020 por lo menos el 38 por ciento del consumo de cigarrillos ilegales total del país (7.200 millones aproximadamente) venía de China. Para ponerlo en perspectiva: en una sola redada de septiembre el año pasado las autoridades decomisaron 25 millones de paquetes de cigarrillos de contrabando, donde habían marcas chinas; y en noviembre un camión de PEMEX -la compañía estatal petrolera- fue detenido en su viaje a Texas con 8.500 paquetes de la marca Marble (de China Tobacco) camuflados en la cabina.
Según un estudio publicado este año por la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, una cuarte parte de los cigarrillos ilícitos que se consumen en el país son chinos. Y en Venezuela, según un estado de BAT Cigarrera Bigott, solo una marca de la China Tobacco, Golden Dear, representa el 8 por ciento del mercado ilegal de cigarrillos en ese país, en el cual el consumo de estos productos de contrabando ha aumentado un 300 por ciento desde 2019, algo que le cuesta el gobierno alrededor de 130 millones de dólares en impuestos perdidos anualmente.
Todo viene de Panamá, donde el año pasado se incautaron 28 contenedores que contenían cigarrillos ilegales antes de ser enviados, es el centro regional más importante para este comercio ilícito.
Esto se debe, según los expertos, a una regulación flexible y una aplicación laxa de las normas que permiten que las empresas abusen de las reglas de la zona libre con pocas repercusiones.
Así lo explica Maria Lorena Cummings de la Cámara de Comercio de Colón: “Cualquier empresa dentro de la zona puede comprar cigarrillos chinos libres de impuestos y puede jugar con el sistema para no pagar casi ningún impuesto para exportarlos. Es fácil hacer una declaración de exportación falsa, especialmente porque se controlan muy pocos contenedores que salen del puerto”, le dijo a la OCCRP.
Cummings también señaló que las multas son “ridículamente bajas” en comparación con la recompensa potencial de lograr un envío de cigarrillos de contrabando, por eso a las empresas no les importa ser atrapadas.
“Es un negocio tan rentable que puede correr el riesgo. Si no tienes el personal técnico, si no tienes la tecnología y multas ejemplares, tienes un caldo de cultivo para la actividad ilegal”, afirmó.
¿Por qué esto es un problema?
El principal atractivo de los cigarrillos chinos es su precio. En el San Andresito de Bogotá, una zona del centro de la ciudad conocida por la venta de productos de contrabando, una caja de 10 paquetes de Marshal Mint (producidos por Hunan China Tobacco Industrial Co) se consigue en USD 5.50 o incluso USD 4.70, es decir, unos 47 centavos de dólar el paquete. El mismo paquete de Malboro o Lucky Strike en el mercado legal costaría unos USD 2.50.
En Ciudad de México, en el mercado libre de Tepito, una caja de 20 paquetes de cigarrillos contrabandeados se vende por unos USD 6, mientras que en el mercado legal, cajas de marcas populares como Camel o Chesterfield cuestan alrededor de USD 33.
Según la OCCRP en toda Latinoamérica los cigarrillos chinos de contrabando se venden en promedio por cerca de la quinta parte de los productos legales y en países como Ecuador esa diferencia puede llegar a ser hasta diez veces.
Todo eso es dinero que se pierde en impuestos y que no entran a los gobiernos de la región, los cuales cobran sobre el tabaco gravámenes que en promedio rondan el 48% a los productos legales, pero que en países como Argentina o Chile puede llegar al 80%, señalan cifras de la OCDE. Regulaciones que entre otras cosas han sido efectivas para disminuir el consumo de tabaco en toda la región.
Se estima entonces que las pérdidas en impuestos por causa de los productos de contrabando en la región ronda los USD 6 mil millones al año. Un golpe realmente duro para los países latinoamericanos.
Esto sin contar la dudosa calidad de los productos, pues en muchas incautaciones se han reportado cigarrillos vencidos o la presencia de marcas prohibidas en los países por razones de salud.
Como sucede en otros mercados ilegales, el del contrabando de cigarrillos chinos parece que no va a irse a ninguna parte, en especial porque detrás de él hay poderosas fuerzas no sólo corporativas sino diplomáticas al ser China Tobacco un conglomerado estatal.
Es más, muchas marcas chinas están en negociaciones con los gobiernos regionales para ser legalizadas en los países latinos, demostrando que aprendieron de lo ocurrido con las grandes tabacaleras que llegaron primero al continente.
Si bien esto mitiga la situación de contrabando no la acaba pues las marcas legales, como Malboro, se siguen contrabandeando.
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