Fernando Lottenberg: “Se trata a Israel con un doble estándar y se le exige cosas que no se le piden a otros estados”

El reconocido abogado brasileño fue designado por Luis Almagro como nuevo Comisionado para la lucha contra el Antisemitismo en la OEA. Cómo será su trabajo y su principal desafío: “Quiero que América vuelva a ser un continente libre de preconceptos”, dijo

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Fernando Lottenberg, Comisionado de la OEA para el monitoreo y la lucha contra el antisemitismo

Fernando Lottenberg es claro en sus ideas. Lucha por ellas desde hace años y es reconocido en Brasil como uno de los dirigentes más comprometidos con la defensa de los derechos humanos. El pasado 5 de octubre, Luis Almagro -secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA)- lo designó como Comisionado para el Monitoreo y la Lucha contra al Antisemitismo. En diálogo con Infobae, Lottenberg repasó lo que serán sus objetivos al frente de la flamante oficina continental que ya cuenta con antecedentes en la Unión Europea, los Estados Unidos y Canadá.

El ex presidente de la Confederación Israelita de Brasil (CONIB) entre 2015 y 2020 explicó las raíces del antisemitismo en América Latina, cómo nacen los preconceptos tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda, y cómo trabajará con las grandes empresas de redes sociales como Twitter y Facebook para intentar erradicar los mensajes de odio de sus plataformas. También advirtió que parte del antisemitismo se esconde detrás de un manto de antisionismo: “No es apropiado tratarlo con un doble patrón, con un doble estándar. Usted exige de Israel cosas que no exige a otros estados.

- Quisiera saber en qué consistirá su trabajo como Comisionado de Antisemitismo para la Organización de Estados Americanos y el significado de la creación de esta comisión nueva en el organismo.

- La invitación vino del secretario general Luis Almagro que creó esta función en el mes de junio justamente para hacer frente a ese movimiento que infelizmente crece también en nuestro continente como en otros lugares. La función de un comisionado para monitorear y combatir el antisemitismo ya existe en otras jurisdicciones. En la Unión Europea, es una función con alguna tradición, en los Estados Unidos, en Canadá, en nuestro continente. Esta función significa tener alguien para recibir las denuncias o las noticias sobre incidentes, consolidarlos para tener un número confiable y al mismo tiempo proponer medidas para que ese fenómeno disminuya en las ciudades y sea reducido hasta ser eliminado en nuestros países. Y esto es hecho por la OEA, pero en estrecha colaboración con los estados miembros y todas las sociedades de la región.

- En nuestra región, en América Latina, vemos cada vez que existen más posiciones autocráticas y autoritarias y esto siempre trae consigo manifestaciones de carácter antisemita. Venezuela es un ejemplo de ello. ¿Por qué sucede eso?

- Mire, tengo dicho que la cuestión del combate al antisemitismo viene de la mano con la democracia y los derechos humanos. Donde existen estas manifestaciones de antisemitismo usted ya percibe que algo no va bien en aquel lugar. Hoy en día, usted tiene ese fenómeno proveniente de varias fuentes, al mismo tiempo. América Latina es un subcontinente que se desarrolló sobre la influencia de la Contrarreforma (de la Iglesia católica). Muchos de nuestros países tuvieron tribunales de Inquisición y otros tuvieron visitas durante tres siglos aproximadamente. Es este un antisemitismo que nosotros llamaría tradicional, de carácter religioso, a veces derivando a cuestiones raciales y que hoy en día tiene otras denominaciones. Entonces, usted tiene al mismo tiempo por un lado, algo que viene de lo que llamamos la extrema derecha tradicional, neonazis o en Estados Unidos los supremacistas blancos. Del lado de la extrema izquierda, una demonización de Israel por todo lo malo que sucede en Oriente Medio y en el mundo y al mismo tiempo una intención de responsabilizar colectivamente a las organizaciones judías de lo que ocurre en aquella parte del mundo. Una tercera vertiente que viene del fundamentalismo islámico como infelizmente tuvimos que experimentar en Buenos Aires dos veces en la década del 90. Cada uno responde a una dinámica propia, no puede imaginar una fuente única y cada una tiene que ser enfrentada de acuerdo al remedio más eficiente para cada manifestación.

- Pero la semilla, el corazón del antisemitismo es el mismo, en Europa y en América Latina.

- No tengo dudas. Creo que esa cuestión de la intolerancia de intentar responsabilizar a alguien de afuera como si los judíos no fueran parte de la sociedad donde están incluidos, van a sufrir todo eso como usted dice. Y hoy en día, ese tipo de comportamiento gana un crecimiento exponencial por medio del nuevo territorio del odio que son las redes sociales. Entonces, usted tenía en los años 30 la radio como un gran medio de difusión de comunicación, para bien o para mal, y después la televisión y después otros medios. Hoy en día, usted tiene un territorio aún mal regulado, aún mal delimitado, que tiende a ser peor en la sociedad… y ese tipo de comportamiento intolerante, autoritario, antidemocrático, racista, gana espacio en las redes sociales.

- ¿Es posible combatir el antisemitismo sin luchar por la democracia y por los derechos humanos?

- No hay forma. El lugar donde las minorías prosperan, donde tienen las condiciones de expresar sus características son sociedades democráticas. No hay cómo si usted piensa una cosa, enseñe otra. Y los derechos humanos están para eso. Nosotros salimos de la Segunda Guerra Mundial después de los horrores del Holocausto y las tragedias del totalitarismo nazi-fascista, determinados a construir un nuevo sistema. Un nuevo sistema de derechos humanos, de Naciones Unidas, sea con la Declaración, sea con las convenciones internacionales, vienen justamente para evitar la repetición de tragedias como ella y abrir los ojos de las sociedades, para que por medio de procesos de un lado con educación y el otro con la represión a comportamiento de este tipo, tengamos sociedades tolerantes y respetadas de todos los que conviven en ella.

- Muchas veces vemos el antisemitismo disfrazado bajo conceptos como el antisionismo o el boicot al Estado de Israel. ¿Cómo tienen que combatir esto los gobiernos?

- La primera medida es tratar al Estado de Israel como se trata a cualquier otro estado. No como estado paria, no como el estado judío entre las naciones. El Estado de Israel no es mejor ni peor que ningún otro. Tiene grandes cualidades y tiene también sus problemas. Lo que no es apropiado es tratarlo con un doble patrón, con un doble estándar. Usted exige de Israel cosas que no exige a otros estados. Caso concreto: la situación con los palestinos es algo difícil, complejo de resolver y que viene arrastrándose desde hace más de 70 años. Si fuera simple, ya hubiera sido resuelto. Conflictos como este ocurren en otros lados del mundo: Turquía ocupa una parte de Chipre; Rusia, Crimea; China ocupa Tibet. Y así sucesivamente. No por eso esos países son estigmatizados y muchos menos...

- Y nadie habla (en esos casos) de apartheid y esas cosas…

- Lo que pienso es que sí existe algo distinto cuando se trata de la cuestión de Israel que viene con ese preconcepto milenario.

- Usted habló, sobre las redes sociales que también son fuente de odio y de antisemitismo. ¿Va a trabajar más de cerca con empresas como Twitter o Facebook por este tema?

- Exactamente. Fui presidente de la Confederación Israelita de Brasil durante seis años. Y en ese período trabajamos bien cerca de algunos de esos proveedores que manifestaron intereses para mejorar esos términos de moderación a sus reglas y al mismo tiempo estimulando a las autoridades para que estuvieran atentas a manifestaciones que traspasan ciertos límites. Creo que hay dos temas para ser tratados aquí. Uno es la autorregulación; es decir, las propias redes deben tener sus términos constantemente actualizados y perfeccionados para que puedan detectar ese tipo de comportamientos, muchas veces automatizados, robotizados, que propagan ese odio en las redes. Y al mismo tiempo una regulación externa. Porque si ellos pretenden ser órganos de comunicación tienen que estar sujetas a determinadas reglas. Infobae no publica cualquier contenido. Ciertamente existe una moderación, usted como sus colegas analizan cuál contenido cabe y cuál no... y eso no tiene nada que ver con censura. Porque existe esa crítica, que a mi forma de ver no es procedente. Un diario, una emisora, no le va a dar margen a alguien que tenga posiciones de carácter racista o antisemita o contra minorías en general. Entonces, ¿por qué esas personas tienen espacio en las redes? Pretendo, sí, incentivar ese diálogo con los proveedores para que caminemos hacia un mundo más tolerante, más respetuoso en los debates para la sociedad de la manera más civilizada posible.

- Por último, Fernando, ¿cuál espera que sea su mayor conquista como cabeza de esta nueva comisión en la OEA?

- Estamos en el comienzo del trabajo. No existe esta estructura. Mi primer desafío es construir un equipo que pueda desarrollar su trabajo. Y espero, quizás sea optimismo exagerado, que nuestro continente vuelva a ser un continente libre de ese tipo de preconceptos. O sea, cuando nuestros antepasados vinieron a las Américas, muchos de ellos o vinieron con los conquistadores en el siglo XV, XVI o vinieron huyendo de persecuciones religiosas o buscando una mejor situación económica. No importaba de dónde, no importaba en qué condiciones. Y cuando ellos llegaron aquí, no les preguntaban de dónde venían. Ellos llegaron a la posibilidad de desarrollarse, de crecer personalmente, profesionalmente… lo que no necesariamente ocurrió en otros continentes, en otros países. Quiero ayudar a construir ese ambiente de convivencia y de respeto, y contribuir para que todos tengamos una vida más segura y más feliz.

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