Durante 20 años, Mavys Álvarez, la víctima de Diego Armando Maradona en sus días en Cuba, conservó en silencio las fotos y documentos que ilustran esta nota. Son las pruebas de su viaje a Argentina en 2001, a pedido de Maradona y pagado por él. Incluyen cartas de amor, tickets de pasajes de Copa Airlines desde Panamá, recibos del hotel Hilton, una postal del Sheraton y una carta al Hilton donde Maradona se compromete a pagar todos los gastos. Está su vieja tarjeta de La Pradera, el resort donde Diego se hospedaba en Cuba en sus momentos más caóticos. Hay, incluso, recetas de analgésicos de un cirujano plástico e imágenes que la muestran bailando con Diego, junto a Guillermo Coppola, entonces representante del astro del fútbol, en diversos encuentros.
Hoy, de cara a la denuncia por trata de personas formulada por la ONG Fundación por La Paz y El Cambio Climático que ya tramita en la Justicia de Argentina y que apunta precisamente a la posibilidad de que haya sido reducida a una esclava sexual adolescente en ese viaje, estas pruebas salen a la luz.
A través de los abogados Gastón Marano y Marcela Scotti, Mavys, desde Miami, pidió integrar la querella del caso, una decisión que todavía no tuvo respuesta. Coppola figura entre los acusados en la denuncia: su presencia en las fotos del archivo de Álvarez es constante.
En todo momento, en cada una de estas imágenes, ella es una menor de edad.
En la presentación hecha por sus abogados en los tribunales argentinos, Mavys afirmó sobre sus días en Buenos Aires: “Es importante para mi destacar que durante mi estadía en Argentina, en 2001, en donde permanecí durante dos meses y medio, no se me permitía salir sola de los hoteles en que me alojé, ni tampoco de un departamento ubicado en Capital Federal en dónde permanecí, habiendo siempre personas encargadas de que permaneciera allí. Durante la totalidad de mi permanencia en el país, sólo pude realizar dos actividades que elegí (una a comprar y otra al zoológico), aunque siempre acompañada por una persona hasta mi regreso”.
“Del mismo modo, en Argentina, y aún siendo menor de edad, fui presionada a realizarme una operación de aumento de mamas, la que se realizó en el país sin autorización de ninguna persona responsable por mí. En las mismas circunstancias me suministraron drogas en el país, las cuales me acarrearon una adicción durante muchos años. Las secuelas de lo que viví perduran hasta hoy”, siguió.
Mavys también apuntó en su presentación que la cadena de responsabilidades que la convirtieron en una supuesta víctima podría ir mucho más allá de Coppola y otros. Apuntó, precisamente, a la Dirección Nacional de Migraciones en aquel entonces, que habilitó por lógica su entrada al país.
“Agrego, asimismo, que entiendo se debe investigar también la conducta de los funcionarios de la Dirección Nacional de Migraciones que autorizaron mi ingreso y egreso a la Argentina, en tanto era menor, viajé absolutamente sola, y no contaba con documentación suficiente para hacer dichos cruces. El ingreso y el egreso fueron coordinados con una persona con la que hablé al llegar. Esto me hace estar convencida de que existió una connivencia entre funcionarios públicos cubanos y argentinos para permitir mi traslado e ingreso”, aseveró.
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