Camilo Restrepo es un artista colombiano nacido en Medellín, la tierra de Pablo Escobar, el más grande capo de la droga en Colombia, que en días recientes ha despertado una polémica por un proyecto con el que pretende vender ‘una tonelada de cocaína’ en tokens no fungibles (NFT, por su sigla en inglés).
El proyecto está disponible en el mercado de NFT OpenSea y se llama “ToN oF coke”. Consiste en “mil paquetes coleccionables de un kilo de cocaína que pueden ser de propiedad legal”.
De acuerdo con el portal Input, que habló con Restrepo, cada kilo es un rectángulo tridimensional blanco sobre un fondo gris que se puede adquirir a través de la criptomoneda ethereum.
El primer kilo de esta serie tiene un costo de 0,001 ethereum y el precio va aumentando de manera progresiva hasta llegar a un ethereum, que equivale a unos 3.450 dólares. Según el portal este precio es cercano a un kilo de cocaína en Tumaco (Colombia).
No obstante, hay valores que tienen excepciones, como el del kilo 666 que en ves de costar 0,666 ethereum, cuesta 6,66.
“Es una broma que hago: 666 como el demonio de la coca. Creo que si alguien se obsesiona con el tema de demonizar las drogas y es una especie de criptomillonario, probablemente lo comprará”, expresó el artista.
Restrepo tiene 48 años y vive en su natal Medellín, es mejor conocido por sus dibujos caricaturescos e intrincados a gran escala, en los que incluye personajes como Leonardo DiCaprio. El absurdo de la guerra contra las drogas en Colombia es uno de los temas recurrentes de su obra, una de las razones por las que decidió emprender este polémico proyecto.
“Fui testigo de cómo las bombas explotaban las ventanas de nuestra casa”, dice. “Las personas cercanas a mí fueron asesinadas por tener, o no tener, que ver con el tráfico de drogas, y cuanto más tiempo pasa, más me doy cuenta de que la guerra contra las drogas ha sido un completo fracaso”.
Su proyecto ya se ha puesto en marcha, y a la fecha Restrepo ha vendido 45 de los 1.000 NFT que sacó a la venta, tan solo a 28 usuarios. El último de la serie incluso ya ha sido revendido al doble de su precio inicial (2 ethereum). Lo claro para el artista es que aunque por esta vía no hayan intermediarios mafiosos, problemas legales o una guerra sangrienta detrás de la cocaína, su venta por NFT es mucho más compleja que en el mundo del tráfico ilegal de drogas.
Parte de la culpa de las lentas ventas se debe a problemas publicitarios. En julio, Restrepo abrió una cuenta de Twitter que promocionaba el proyecto y publicaba cada vez que se vendía una pieza, pero en cuestión de días se denunció y se suspendió definitivamente. “Supongo que el algoritmo no diferencia entre la criptococaína y la auténtica”, dice el artista.
También tuvo problemas en Instagram, donde ofrecía a sus seguidores la oportunidad de “comprar criptococaína 100% legal”. Dos de sus publicaciones fueron eliminadas porque “iban en contra de las Directrices de la comunidad sobre la venta de productos ilegales o regulados”, según Instagram. Después de que la plataforma le informó que una tercera eliminación resultaría en el cierre de su cuenta, Restrepo cedió y dejó de publicar sobre el proyecto allí.
Estas restricciones han obligado al artista a volverse creativo en su estrategia de marketing y a consegui aliados para dar a conocer su proyecto. Uno de ellos ha sido el comediante mexicano Fernando Bonilla, cuyo personaje “El Diente de Oro” satiriza la narcocultura de su país.
Bonilla compró uno de los kilos de NFT con la intención de revenderlo como una “muestra” a un comprador de los Estados Unidos, pero ahora planea cortar la cripto cocaína en gramos y moverla a travpes de una plataforma llamada nftfy.org especializada en vender NFT.
Otro aliado ha sido Simón Posada, amigo de Restrepo que trabajó en las relaciones públicas de un proyecto similar llamada ToN of Coca-Cola. Él fue a Reddit para promocionar los NFT pero ahí se encontró con varias barreras. Alguien le preguntó, por ejemplo, qué sentido tiene comprar cocaína criptográfica si por el mismo precio podría obtener cocaína real. Un usuario más lo confundió con un traficante real y le empezó a ofrecer rifles, uno incluso llegó a darle un acceso a Telegram donde le ofreció sus servicios como asesino a sueldo.
Restrepo dice que todos estos malentendidos tienen que ver con el estigma que existe alrededor de las drogas, y cómo la fallida guerra contra ellas sólo ha servido para mejorarles el negocio a los verdaderos traficantes.
El artista resalta que curiosamente una de las estrategias que ha tenido que implementar para vender sus NFT es muy similar a la implementada por los verdaderos narcotraficantes modernos, pues un problema con el que se ha encontrado son las restricciones que los bancos imponen a las personas que quieren usar altas sumas de dólares para comprar la criptomoneda con la que se pagan la cripto cocaína.
Para eludir los problemas bancarios, el propio Restrepo ha transferido Ether a las criptomonedas de los compradores; los compradores a su vez transfieren el equivalente en pesos colombianos a la cuenta bancaria del artista. En última instancia, cuando se compra la cripto cocaína, el Ether vuelve a Restrepo. “Esto realmente imita el círculo del lavado de cocaína”, explica. “Dado que muchos envíos [de drogas] hoy en día se pagan con criptomonedas que luego se intercambian por efectivo”.
A pesar de todos estos obstáculos, Restrepo está complacido con la respuesta a una ToN of coque . “Este proyecto ha generado muchas conversaciones sobre la legalización o regularización de las drogas y lo absurdo de la guerra contra las drogas”, dice. “Y eso, en mi opinión, lo hace exitoso”.
“También sé que si este proyecto se vuelve viral”, agrega Restrepo, “podría vivir de [la venta de] una tonelada de cocaína NFT con la misma eficacia que un traficante de drogas que puede vivir toda la vida moviendo una sola tonelada de cocaína”.
SEGUIR LEYENDO: