Estados Unidos denunció este miércoles el “autoritarismo” de la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua y advirtió sobre el riesgo de que Centroamérica siga el mismo rumbo, al saludar el 200 aniversario de la independencia de varios países de la región.
“Los desarrollos antidemocráticos representan una amenaza creciente para el futuro de Centroamérica”, señaló el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, en un comunicado para marcar la fiesta patria en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
El jefe de la diplomacia de Estados Unidos destacó la situación en Nicaragua, donde apuntó contra Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
“El gobierno de Nicaragua ha llevado al país por el sombrío camino del autoritarismo a través de un poder judicial subordinado, la toma de los partidos políticos y el encarcelamiento de periodistas, líderes de la oposición y otros que defienden elecciones libres y justas”, señaló Blinken.
“Desafortunadamente, los ataques alarmantes contra la independencia judicial, la sociedad civil y la prensa, y la separación de poderes en otras partes de Centroamérica aumentan los riesgos de que las personas y las economías de esas naciones también enfrenten un futuro más autoritario”, agregó.
En los últimos tres meses, 36 opositores han sido detenidos en Nicaragua, incluidos siete aspirantes a la presidencia para las elecciones del próximo 7 de noviembre, donde Ortega, en el poder desde 2007, aspira a un cuarto mandato consecutivo.
Entre los presos hay siete aspirantes a la Presidencia, mientras que entre los exiliados se encuentra el Premio Cervantes 2017 y ex vicepresidente en el primer Gobierno sandinista (1979-1990), Sergio Ramírez, un crítico de Ortega a quien la Fiscalía acusa de “realizar actos que fomentan e incitan al odio y la violencia”.
Estados Unidos impuso varias rondas de sanciones económicas y de restricción de visados a altos cargos nicaragüenses y familiares directos de Ortega, incluidos sus hijos.
Nicaragua vive una crisis sociopolítica que estalló en 2018, cuando los nicaragüenses salieron a protestar contra Ortega. En el marco de la crisis se registraron 328 muertos, al menos 103.000 exiliados y cientos de opositores presos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
Tanto Ortega como el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, promovieron reformas constitucionales que permitieron sus reelecciones inmediatas. Y ahora en El Salvador, el presidente Nayib Bukele también podrá buscar renovar su mandato tras una decisión de la Corte Suprema, cuya Sala Constitucional fue remozada por la Asamblea Legislativa afín al mandatario.
En Guatemala, el gobierno de Alejandro Giammattei destituyó en julio al principal fiscal anticorrupción, Juan Francisco Sandoval, quien dijo que se le había pedido no investigar al presidente sin el consentimiento de la fiscal general.
“Las amenazas a las instituciones democráticas y los derechos humanos en varios países centroamericanos nos obligan a priorizar el fortalecimiento de los principios esenciales de la democracia: transparencia, estado de derecho, igualdad y respeto por los derechos humanos”, subrayó Blinken.
También enfatizó que “la terrible pandemia mundial” exige esfuerzos para generar “oportunidades económicas más equitativas” para superar las “desigualdades históricas en la región”.
Más 1,5 millones de migrantes indocumentados de El Salvador, Guatemala y Honduras, fueron detenidos desde 2018 en la frontera sur estadounidense, adonde llegan huyendo de la violencia y la pobreza en sus países, uno de los temas más espinosos que enfrenta el gobierno de Joe Biden.
Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua conmemoran este miércoles el bicentenario de la firma del Acta de Independencia de América Central, el 15 de septiembre de 1821, por la cual rompieron con el dominio español.
(Con información de AFP y EFE)
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