Un grupo de seguidores del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, intentó ocupar este miércoles el Ministerio de Salud en Brasilia, un día después de las protestas alentadas por el propio mandatario que concluyeron con amenazas a las instituciones.
Según medios locales, los incidentes comenzaron cuando un hombre se enzarzó en una discusión con los activistas de ultraderecha, que intentaron agredirlo y lo persiguieron hasta la sede del ministerio, donde buscó refugio al igual que algunos periodistas que cubrían los hechos y también fueron amenazados.
Los manifestantes fueron impedidos de entrar al predio por el personal de seguridad, que se vio obligado a cerrar las puertas, ante lo cual los activistas se retiraron, pero permanecieron en la Explanada de los Ministerios, una céntrica avenida que concentra todos los edificios del poder público.
En esa misma avenida, Bolsonaro encabezó este martes, con ocasión del Día de la Independencia, una manifestación que congregó a unas 20.000 personas y protestó contra el Parlamento y la Corte Suprema, que según la ultraderecha obstaculizan la gestión del Gobierno.
Bolsonaro se dirigió luego a la ciudad de San Pablo, donde frente a otra multitud subió el tono y claramente instó a desobedecer las decisiones de la Justicia y en particular del magistrado Alexandre de Moraes, miembro de la Corte Suprema que dirige una investigación sobre ataques a la democracia en las redes sociales.
Por ese proceso, que tiene al mandatario como investigado, varios bolsonaristas ya han sido detenidos por convocar a actos antidemocráticos, como fueron incluso los de la víspera, en los que muchos exigían, frente al propio gobernante, una “intervención militar” y la “disolución” del Parlamento y la Corte Suprema.
Tras los actos en Brasilia, decenas de activistas permanecieron en la capital y obligaron a las autoridades locales a mantener el tránsito por la Explanada de los Ministerios bloqueado, a fin de reducir el riesgo de incidentes.
Las declaraciones de Bolsonaro en las manifestaciones han sido rechazadas por casi todos los partidos políticos, incluso algunos de la propia derecha, que han instado al gobernante y a sus seguidores a “respetar” a las instituciones democráticas.
El Partido Social Liberal (PSL), que en 2018 sirvió de plataforma para la llegada al poder de Bolsonaro, le exigió al gobernante que “deje de usar la libertad como pretexto para sembrar la discordia, promover el odio y amenazas los pilares de la democracia”.
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