Este martes Oscar Téllez vio y oyó por primera vez a su hermana que llevaba ya 79 días aislamiento. Estaba muy delgada y pálida. Ella es desde siempre una mujer delgada, pero cuando la vio pesaba 12 libras (5,5 kilos) menos. Le dijo que está en una celda totalmente aislada. Que recibe sol una vez a la semana y que no ha conversado con nadie más que con los policías que la interrogan todos los días.
“No ha sido maltratada, pero tampoco está bien tratada, porque está en aislamiento total como el resto de las presas y presos políticos. No pueden verse ni conversar entre ellos”, dijo Téllez de su hermana.
¿Quién es esta mujer que el régimen de Daniel Ortega ha condenado a la cárcel y al aislamiento?
Dora María Téllez fue capturada la mañana del domingo 13 de junio junto a Ana Margarita Vijil en un operativo policial digno del quiebre a una banda de narcotraficantes. Desde hora tempranas de ese día, drones sobrevolaron la finca en la que se encontraban las dos mujeres, varias patrullas asediaron los alrededores y finalmente los policías entraron con extrema violencia. Tanto Téllez como Vijil son miembros del grupo político opositor Unión Democrática Renovadora (Unamos), anteriormente llamado Movimiento de Renovación Sandinista (MRS).
Ambas fueron acusados de “traición a la patria” según la recientemente aprobada Ley de Soberanía o 10-55, que utiliza el gobierno nicaragüense para encarcelar a opositores.
Ese fin de semana el régimen de Ortega apresó a cinco miembros de Unamos, entre ellos tres que compartieron lucha guerrillera con el dictador y que desde hace más de 20 años lo adversan políticamente.
Dora María Téllez, 65 años, es una guerrillera legendaria en Nicaragua. A los 22 años entró como una de los jefes del comando de 25 guerrilleros que asaltó el Palacio Nacional y secuestró a los diputados que sesionaban en ese lugar para exigir la liberación de prisioneros políticos sandinistas. Siete meses más tarde era la jefa militar de uno de los más importantes frentes de guerra en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza y durante los años de la revolución fue ministra de Salud, diputada. Desde 1977, Dora María Téllez, fue una persona cercana a Daniel Ortega.
Nació el 21 de noviembre de 1955 en Matagalpa, una ciudad norteña y semirrural para esa época. El café de las plantaciones bajaba a lomo de mula, y los finqueros secaban los granos en los patios de su propia casa. Los comercios de la ciudad disponían ganchos en la calle para que sus clientes amarraran las bestias en que llegaban.
Quienes conocieron a la niña Dora María de ese entonces la recuerdan como vivaracha y revoltosa. “Yo fui una niña necia. Inquieta. De leer mucho, y eso hacía que me abstrajera al estar leyendo. Era jinca (necia) la yegua en el colegio. Muy desafiante. Muy rebelde. En mi casa no era visto como un problema, pero en el colegio sí. Sobre todo, en un colegio de monjas. Era, pues, vivaracha, necia, aguda”, relató en una entrevista para mi libro Los Días de Somoza.
Su vida cambió abruptamente a los 17 años cuando comenzó su acercamiento, a través de una amiga, con el entonces clandestino movimiento guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), luego de entrar a estudiar Medicina en la Universidad de León, Nicaragua.
En 1975 sale a Cuba para entrenarse militarmente y en “cirugía de guerra”, pero los conflictos internos que vivía el Frente Sandinista la hacen quedarse varada en México por un año y finalmente llega a Cuba a mediados de 1976. Un año más tarde regresa a Nicaragua y en un campamento en la frontera sur de Honduras conoce a alguien quien sería muy cercano y, paradójicamente, 44 años más tarde, su carcelero: Daniel Ortega Saavedra.
Téllez ha reconocido que en ese campamento su percepción sobre la lucha revolucionaria cambió por completo. “En el Frente lo que yo había visto eran los ojos de sacrificio. Aquí nos vamos a pegar una malmatada, nos van a matar y no vamos a ver el triunfo, era lo que se decía, pero en el grupo del Valle del Ángel lo que había era un ánimo de victoria”, dijo.
De ahí en adelante su vida iría a ritmo de vértigo. En octubre de ese año participa en su primer combate contra la Guardia Nacional, en San Fabián, una comunidad cercana a la ciudad norteña de Ocotal. Este también sería el primero y único combate en que participaría Daniel Ortega como guerrillero. Ella manejando una ametralladora M30 con la que barrió una caravana de vehículos militares, y Ortega dirigiendo las operaciones desde una elevación a 300 metros.
Para ese tiempo, el Frente Sandinista ya estaba dividido en tres grupos, y Téllez, por sus circunstancias quedó integrada a la facción “Tercerista” o “Insurreccional” que lideraban, junto a otros, los hermanos Humberto y Daniel Ortega.
“Dora María fue uno de los iconos de la gesta contra la anterior dictadura de Anastasio Somoza. Abandonó sus estudios de Medicina para irse a la clandestinidad, y a los 22 años, en 1978, fue la segunda al mando en la toma del Palacio Nacional, y la encargada de las negociaciones con Somoza para el canje de los más de 60 presos políticos por los diputados del Congreso Nacional retenidos por el comando. Un año después, dirigió la toma de la ciudad de León, cuadra por cuadra, a la cabeza de los contingentes guerrilleros, y puso en huida al general de cinco estrellas, comandante militar de la plaza”, resume el escritor Sergio Ramírez.
Al colombiano Gabriel García Márquez tampoco le pasó inadvertida la joven guerrillera. En la crónica sobre la toma al Palacio Nacional escribió en 1978: “La número ‘Dos’, única mujer del comando, es Dora María Téllez, de veintidós años, una muchacha muy bella, tímida y absorta, con una inteligencia y un buen juicio que le habrían servido para cualquier cosa grande en la vida. También ella estudió tres años de Medicina en León. ‘Pero desistí por frustración’, dice. ‘Era muy triste curar niños desnutridos con tanto trabajo, para que tres meses después volvieran al hospital en peor estado de desnutrición’. Procede del Frente Guerrillero del Norte Carlos Fonseca Amador. Desde enero de 1976 vivía en la clandestinidad”.
Durante el gobierno sandinista en los años 80, Téllez recibió los grados honoríficos de “comandante guerrillera” y fue vicepresidente del Consejo de Estado, ministra de Salud y diputada. No perteneció al circulo de amigos íntimos de Daniel Ortega, pero mantuvo una relación cercana, tanto política como personalmente. Ocasionalmente hacía ejercicios matutinos con Ortega.
A raíz de la derrota electoral que sufrió Daniel Ortega en 1990, comienza el distanciamiento cuando el Frente Sandinista se divide otra vez en dos tendencias: los llamados “ortodoxos” que encabezaba Daniel Ortega y que insistían en mantener la línea dura, y los “renovadores”, liderada por quien fue su vicepresidente, Sergio Ramírez, que proponían una democratización del partido sandinista.
Dora María Téllez hizo filas con Ramírez y otros sandinistas disidentes que formaron el partido Movimiento Renovador Sandinista (MRS) en 1995. Téllez fue presidente de este partido, en un periodo se alió con el Frente Sandinista, después vino el divorcio definitivo, su partido fue proscrito y ella que llegó incluso a mantener una huelga de hambre en protesta por las acciones de sus antiguos compañeros de armas.
Volvió al clandestinaje. Después de la rebelión de 2018, su nombre se volvió blanco del discurso del régimen y sus simpatizantes quienes la responsabilizaban de dirigir las protestas. Durante tres años se mantuvo clandestina. No quiso salir del país y su captura el domingo 13 de junio pasado se produjo, según personas cercanas a ella, porque decidió dejarse capturar. Regresó a su casa segura de lo que pasaría, dicen.
“Esta forma de lucha (pacífica) se presenta como nueva en la historia de un país eternamente atribulado por las guerras civiles”, dice Sergio Ramírez. “Cuando se ocultaba en casas de seguridad en tiempos de Somoza, a Dora María nunca la habrían cogido viva. Sucedió muchas veces. Guerrilleros solitarios que se enfrentaban a contingentes militares enteros, y su sacrificio era el ejemplo”.
SEGUIR LEYENDO: