El Instituto Interamericano para la Democracia (IID) llevó a cabo este jueves, desde la Florida, un coloquio titulado “Dictadura de Cuba y las Américas”, que contó con la participación de distinguidos oradores como los ex presidentes Lenin Moreno (Ecuador) y Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica); y de líderes y periodistas latinoamericanos entre los que se destacaron Carlos Sánchez Berzain (Bolivia), Daniel Hadad (Argentina), Enrique Aristeguieta (Venezuela) y Jorge Castillo (Perú).
En el evento, que se desarrolló de manera presencial y virtual, también expusieron los cubanos Iliana Labastida (periodista) y Félix Lerena (activista), y el nicaragüense Ariel Montoya (periodista exiliado).
Sánchez Berzain, director del IID y ex ministro boliviano, fue el moderador durante la hora y media de coloquio, que tuvo como principal orador al ex presidente ecuatoriano.
“Lenin Moreno es el ejemplo más importante de lo que se puede y se debe hacer para recuperar la democracia en las Américas. Recibió un país en medio de una dictadura del socialismo del siglo XXI después del prolongado mandato dictatorial de Rafael Correa, y ha entregado un país, más allá del sacrificio personal, que hoy en día es el más estable de la región”, señaló el abogado y político boliviano para introducir la presentación del ex mandatario ecuatoriano.
Moreno, quien se consideró “un entusiasta de la libertad y la democracia”, en su análisis sobre la dictadura cubana, y las otras dictaduras que existen -y existieron- en la región, hizo especial hincapié en la idea de los “mitos”.
“El mundo moderno, y creo que los anteriores también, siempre están a la expectativa de que algo extraordinario va a ocurrir, algo que se le parezca a sus sueños, a sus esperanzas, a sus ilusiones. Siempre tratamos de asistir a la creación de mitos, de algo especial, algo superior, por eso nos creemos aquellos cuentos que nos narran acerca de visitantes de otros tiempos, del pasado, del futuro, de otros planetas, otras galaxias…”, apuntó.
Según explicó, esos mitos se construyen a partir de las promesas “a los más pobres, a los más desprotegidos, a los más desvalidos”.
También fustigó la necesidad de perpetuación en el poder por parte de los dictadores latinoamericanos: “Hitler tenía la idea de hacer una Reich que durara mil años, Rafael Correa en Ecuador decía que iba a durar 300 años, y el candidato perdedor de las elecciones en Ecuador decía que 30 años. Hoy tenemos al dictador Maduro, heredero de una dictadura fascista, que se mantiene en el poder”.
“Se creó el mito. Y los mitos, decía el excelente escritor Mario Vargas Llosa, son muy difíciles de desterrarse. Por eso hay mitos que te acompañan de forma permanente. Los griegos todavía siguen pensando en Pares, Héctor, Aquiles, Agamenón, etc… Siguen pensando en los dioses que acompañaban su panteón divino. Se crearon el mito, y el mito fue muy difícil desterrar”, opinó.
Respecto a la dictadura castrista, recordó cuando en la década de los ‘50, la revolución puso fin a la dictadura de Fulgencio Batista: “El mundo se deslumbró ante la presencia de ellos porque habían luchado y triunfado valientemente, esa es la idea que se hizo, para derrocar al tiránico Batista”.
Sin embargo, la dictadura de Fidel Castro, según afirmó, terminó siendo mucho peor: “Hay gente en Cuba que a pesar de vivir casi en la miseria, todavía sigue defendiendo a sus dictadores. Porque no es verdad que únicamente son los beneficiados los que los defienden, también varia gente de pueblos que siguen creyendo en que la Revolución les ha sido beneficiosa, a pesar de no recibir las dadivas que reciben los que consecuentemente están con ellos”.
“Cuando entraron a La Habana la gente los aclamó, porque pensó, al igual que muchos, que se había dado un paso para la liberación de Cuba, pero no era verdad. La gente suele mantener ciertos parámetros verbales cuando se refiere a ellos, a esos dictadores”, agregó.
Lenin Moreno remarcó, además, que este tipo de revoluciones, apenas se concretan, “empiezan lo que se llama el ajuste de cuentas”: “Y empiezan a matar gente, a hacer juicios sumarios y fusilar a la gente. La revolución cubana no tardó en realizar el ajuste de cuentas, arrestos sin explicación alguna, frecuentes fusilamientos, iniciar un periodo de terror. Inclusive aparecieron las unidades militares de apoyo a la producción, las cuales encerraban a homosexuales y enemigos de la revolución”. Según expuso, “lo más miserable que pudo haber ocurrido en esos tiempos era el adoctrinamiento que se hacía a niños y jóvenes para que denunciasen a sus familiares, a sus padres, como enemigos de la revolución”.
El siguiente paso fue “la exportación de su revolución” a casi todos los países de América, pero también a otras partes del mundo, como Angola: “Lograban instaurarse formando cuerpos de elite para mantener a los dictadores, como lo que han hecho en Venezuela, y lo que han intentado hacer en Ecuador”.
Durante su exposición, el ex jefe de Estado reconoció que la narrativa generada por el propio régimen cubano también fue ampliamente difundida “y hasta generada” por cientos medios de comunicación del mundo libre, a quienes calificó de “aliados especiales”. “Algunos se han manifestado abiertamente a favor del régimen venezolano y del régimen dictatorial cubano y nicaragüense”.
“Han ganado la batalla del discurso. Es difícil competir con alguien que ofrece el paraíso en la tierra, con los que ofrecen arreglarlo todo y para todos. Se toman cualquier libertad con el lenguaje, es común oírlos llamarte ‘imperialista, agente de la CIA, burgués podrido, capitalista’. Apenas uno se manifiesta en su contra, hay una comunidad internacional de periodistas, intelectuales y políticos que enceguecidos empiezan a lanzar basura”, aseveró.
También cuestionó la falta de acción de la “timorata” comunidad internacional, y consideró que “son los cubanos los actores principales de su destino”: “El eslogan ‘Patria y Vida’ define con claridad el propósito final”. Según señaló, “el campo de batalla es allá”, en la isla.
Sánchez Berzain añadió que la dictadura castrista llegó a convertirse en “un factor importante en términos de delincuencia organizada, narcotráfico e intervención política externa”.
El periodista argentino Daniel Hadad, por su parte, consideró que las masivas manifestaciones que se iniciaron en Cuba el pasado 11 de julio parecieran “mostrar un cambio interesante”: “Sobre todo por el perfil de la persona que salió a la calle; es gente muy joven. Y creo que han perdido el miedo”.
Con relación al rol de la prensa para sostener a estas dictaduras, opinó: “Creo que durante muchos años la prensa en general ha sido muy complaciente. Quizás en algún caso hasta cómplice de la dictadura cubana. Pero también debería decir que se nota un cambio. Aún medios que hasta hace tiempo hablaban del gobierno cubano, ya sin dudas titulan la dictadura cubana, lo mismo que ocurre en Venezuela. Hay un cambio”.
“Cuba ya no tiene mucho que ofrecer, no ofrece un sueño, ofrece una muestra de fracaso enorme. La gente necesita un sueño, y hoy Cuba representa más bien una pesadilla cuando uno ve lo que viven sus habitantes. Por eso me permito ser optimista de que ese movimiento, lo que hemos visto con los artistas cubanos, lo que hemos visto renacer el 11 de julio, quizás en poco tiempo veamos imágenes muchos más agradables que la terrible y pesada dictadura que hoy vemos en la isla”, completó.
En su intervención, Enrique Aristeguieta sostuvo que las de Cuba y Venezuela son “dictaduras ideológicas”: “Han sido mucho más difícil de superarlas que las dictaduras de aquellos caudillos. En Cuba llevan más de 60 años, y en Venezuela llevamos más de 20. Contra ese enemigo no estábamos preparados, lamentablemente. No hubo una dimensión del peligro que representaba Cuba”.
El ex presidente costarricense Miguel Ángel Rodríguez también abordó el concepto del “mito”: “Creo que el mito no ha sido solo el cubano. El mito fue latinoamericano, en algunos momentos con gran apoyo en Europa, África. No solo de intereses de grupos marxistas, sino de jóvenes progresistas, de personas con un idealismo meritorio buscaban el triunfo de los derechos humanos y pensaban que esto era un camino para enfrentar las desigualdades. Desdichadamente ese mito ha sido muy fuerte”.
Iliana Labastida, periodista cubana del Diario las Américas calificó de “rebelión social” lo que ocurrió a partir del 11 de julio en varias ciudades de Cuba. Pese al apoyo expresado por la comunidad internacional, pidió seguir alzando la voz sobre lo que sucede en la isla, y denunció que en este momento hay más de 165 mujeres documentadas como “detenidas, o como madres o esposas de personas encarceladas por el régimen”. Aunque el dictador Miguel Díaz-Canel negó en las últimas horas esas detenciones, la comunicadora cubana sostuvo que todavía hay mucha gente “incomunicada y desparecida”.
Si bien aseguró que “no basta con que la gente haya salido a la calle”, advirtió: “La rebelión no ha terminado”.
En esa línea, el joven activista Félix Lerena aseguró que la suya “es una generación a la que no van a lograr convencer”: “Esa manipulación que han tenido en muchas generaciones de cubanos, en mi generación saben que la perdieron. La ruptura generacional en la isla es un hecho”.
Ariel Montoya, periodista exiliado nicaragüense, dijo que “en Iberoamérica y Estados Unidos todos los caminos van a Cuba”: “Cuba es la madre de la escenificación de la pandemia política que estamos viviendo actualmente”.
“Si bien la batalla está en las calles de La Habana, de Managua, de Lima, de Caracas, de toda Bolivia, también creo que tiene que haber un soporte de las comunidades en el exilio. No basta con manifestarse en los consulados, o en las calles. También hace falta más. Creo que va a ser necesario crear nuevos mitos, elevar el vuelo de los artistas, para que cada vez que se reivindique la democracia se defienda no solo con las herramientas cívicas, sino también con el sueño, la ilusión y la creación de nuevos mitos”, añadió.
Jorge del Castillo, ex ministro parlamentario de Perú, advirtió sobre la influencia del castrochavismo durante el flamante gobierno del presidente Pedro Castillo. En ese sentido, mencionó al funcionario Vladimir Cerrón, a quien consideró un “agente cubano”: “Estudió en Cuba, vivió años allá, y ahora es el que maneja al propio presidente Castillo imponiéndole ministros, y de paso nos ha contrabandeado en ese gabinete ministros vinculados al tema del terrorismo, del lavado de dinero”.
Lenin Moreno concluyó con una frase de Mark Twain: “La lealtad al país, al gobierno, cuando se lo merece”. “Esos gobiernos dictatoriales no han merecido el respaldo que han tenido de sus pueblos, con el argumento de que hay intervención. Argumento que también utilizaba por casualidad Hitler, y más de un dictador, de que se está preparando una intervención extranjera”.
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