Despertarse a las 5 de la mañana, antes del amanecer. Comenzar a entrenar cuando el reloj todavía no marca las 6. Artes marciales, combate cuerpo a cuerpo, tácticas antiterroristas, todo bajo el abrasador clima de la selva peruana. Seguir hasta pasadas las 10 de la noche. Dormir, repetir.
Fueron 10 días intensivos para las Fuerzas Especiales del Ejército del Perú, cuyos miembros recibieron en junio un entrenamiento dirigido por un equipo de instructores de las Fuerzas de Defensa de Israel, uno de los ejércitos más prestigiosos del mundo. El Ministerio de Defensa local había destacado que el curso MTT (Mobile Training Team) permitiría estrechar lazos de cooperación entre ambos países y contar con personal altamente capacitado en técnicas de defensa personal Krav Maga, el sistema oficial de lucha y defensa personal de las fuerzas israelíes.
Los 10 instructores de élite que viajaron 12 mil kilómetros trabajaron con 40 miembros de las Fuerzas Especiales en tareas de contraterrorismo y 23 uniformados para el curso de artes marciales.
“Los soldados peruanos están un alto nivel de combate, saben lo que hacen y pueden realizar operaciones y aplicar lo practicado. Desde mi punto de vista, fue un entrenamiento muy bueno, y también para nosotros”, destacó el Mayor Ofir Samish, encargado de la delegación en representación de la infantería israelí, en diálogo con Infobae.
Aunque se realizó en la región de Loreto, donde nace el río Amazonas, un terreno mayormente inhóspito, las operaciones se centraron en ejercicios urbanos. “No es muy diferente el lugar para los entrenamientos, porque para las operaciones contra el terrorismo no importa dónde se hagan los ejercicios. La clave es el espíritu, cuando alguien quiere aprender y trabajar duro”, explicó Samish.
Los entrenamientos también incluyeron estrategias operacionales de combate en distintos escenarios de operativos antiterroristas, como asaltos, arrestos, enfrentar una toma de rehenes o cursos de navegación de drones.
La experiencia antiterrorista israelí ya había sido compartida con Colombia en un entrenamiento similar. En Perú, si bien la amenaza de guerrillas es menos latente, el tráfico de drogas no cede terreno y el curso se produjo pocas semanas después de un ataque narcoterrorista que dejó 16 muertos en medio de la campaña electoral previa a la segunda vuelta.
Pese a tratarse de un ejército mucho menos equipado, el Mayor remarcó: “No creo que las Fuerzas Especiales de Perú estén lejos de las capacidades israelíes. Creo que han aprendido mucho. El espíritu y el orgullo fue increíble”. En cuanto al equipamiento, desde su experiencia en uno de los ejércitos con la mejor tecnología militar del mundo, agregó: “Todos quieren tener lo mejor y comprar más. Lo importante es el espíritu de los guerreros”.
El comunicado del ejército israelí se enorgullece de sus técnicas pero destaca que fueron bien aprendidas por los soldados peruanos: “Estaban asombrados, el método que desarrollamos a lo largo de los años es mucho más rápido y efectivo que lo que sabían, pero en cuestión de horas ya lo habían adoptado”.
La barrera idiomática no llegó a ser un problema, con dos instructores que hablaban español y un traductor provisto por el ejército peruano.
El tema de la pandemia de COVID-19, según afirmó el mayor israelí, no fue inconveniente. Y es que es otro de los contrastes que saltan a la vista entre los dos países. Perú es una de las naciones con más muertes per cápita por la enfermedad, mientras que Israel, cuya población también se vio considerablemente afectada, es uno de los países que más rápido implementó la campaña de vacunación. “Tomamos todas las precauciones, tuvimos pruebas antes de viajar y nos sentimos seguros. No hubo inconvenientes. Cuando lo consideramos necesario, trabajamos con mascarillas”, explicó, ya que la mayoría de los ejercicios fue en espacios abiertos.
El encargado de la delegación resaltó en varias oportunidades que su equipo también se llevó valiosas lecciones de su experiencia en suelo peruano: “Aprendimos de su espíritu, es algo que todos los instructores notamos. Hacían muchas preguntas, querían aprender todo, saber más, entender”. Además, resaltó la importancia de fortalecer las relaciones bilaterales con experiencias de este tipo, que podrían repetirse en otros países de la región: “Es importante porque te da otro ángulo, te abre la cabeza”.
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