Jeanine Áñez, quien se autoproclamó presidenta interina de Bolivia durante la crisis electoral de 2019, ha sido llevada este miércoles de la prisión de La Paz en la que se encuentra hasta un centro médico en El Alto, un traslado sin avisar que ha supuesto “un atentado directo contra su vida”, según su defensa. Es la tercera vez en dos semanas que la ex mandataria es trasladada al hospital.
Jorge Valda, que forma parte de la defensa de Áñez, ha denunciado que el traslado se ha realizado “sin informar a los familiares o a los abogados”, y sin notificar el destino”, que finalmente se supo que fue el Hospital del Norte, en la ciudad de El Alto, en donde a la reclusa se le ha practicado una tomografía.
Valda ha cuestionado el carácter inesperado del traslado, pese a que tanto Áñez como sus abogados y familiares han estado durante semanas alertando de su mal estado de salud, prácticamente desde que entró en prisión en marzo al ser acusada de “sedición, terrorismo y conspiración”, en el marco del caso ‘Golpe de Estado’.
”Realmente es un atentado directo contra su vida, contra su integridad”, dice Valda, quien considera que el traslado de una ciudad a otra, unos 20 kilómetros, cuando Áñez sufre de hipertensión arterial, “demuestra una vez más que no solamente se está generando una privación de libertad indebida, sino que se pretende quitarle la vida, extremo que no podemos permitir”, ha dicho.
El centro médico al que ha sido trasladada Áñez ha estado fuertemente custodiado por fuerzas policiales y una hora después ha puesto rumbo nuevamente al centro penitenciario de Miraflores, en La Paz, ha contado el diario boliviano La Razón.
En el mes de agosto, Añez ha visitado el hospital en hasta dos ocasiones. La primera vez, el día 11 a uno en La Paz, donde le diagnosticaron hipertensión arterial sistémica y síndrome ansioso depresivo. Dos días después fue nuevamente al mismo centro para un nuevo chequeo. Este traslado implica la tercera vez que la ex mandataria es llevada a un hospital.
Qué se sabe sobre su salud
Jeanine Áñez presenta un cuadro de “hipertensión” y “síndrome ansioso depresivo”, según determinó el chequeo médico realizado en los primeros días de agosto.
El director del Régimen Penitenciario de Bolivia, Juan Carlos Limpias, informó en aquella ocasión que la ex mandataria se encontraba “estable”, si bien padece “hipertensión” y “depresión”, según los estudios en el centro hospitalario donde fue atendida por un “cardiólogo especialista”.
“Se ha recomendado medicación, pero no ha habido necesidad de que sea internada”, explicó, para precisar también que Áñez requeriría unos “estudios” más.
Al respecto, la defensa de la ex presidenta también había cuestionado que esta haya vuelto a la cárcel tras llevarse a cabo estas pruebas, puesto que consideraba que eran necesarios otros chequeos para garantizar su estado de salud. “Lo único que le han hecho es una valoración, pero fue derivada para que se le haga una valoración cardiológica, un examen psiquiátrico y un examen de sangre, solamente la han revisado y después la han devuelto”, lamentó la abogada Norka Cuéllar.
Con información de Europa Press
Seguir leyendo: