La amenaza que se cierne sobre los peces de agua dulce en Ecuador

Hay especial preocupación por las especies amazónicas

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El Río Curaray es parte de la cuenca del río Amazonas y es el hábitat de varios peces de agua dulce.
El Río Curaray es parte de la cuenca del río Amazonas y es el hábitat de varios peces de agua dulce.

Un nuevo estudio científico publicado en el Journal of Fish Biology señala que los ecosistemas acuáticos del Ecuador se encuentran “gravemente amenazados”. Además, no hay noticias alentadoras, pues las condiciones de los entornos donde viven los peces de agua dulce se están deteriorando. Hay 35 especies de peces que viven en la amazonía ecuatoriana que son las más amenazadas.

En el Neotrópico, la zona que se extiende desde el sur de México hasta la inmensa selva del Amazonas en Sudamérica, están los ecosistemas más diversos y ecológicamente importantes del mundo. Según los datos recogidos en la investigación, es probable que haya más de 7.000 especies de peces de agua dulce en América del Sur y Central, lo que corresponde a aproximadamente uno de cada cinco peces en el mundo.

Sin embargo, son estos ecosistemas neotropicales los que están amenazados. Parte de esas amenazas está en la poca investigación y descripción de las especies de peces que habitan esa zona, porque sin eso no se pueden precisar los riesgos para ciertas especies: “existen pocos estudios que documenten cómo la abundancia de peces de agua dulce, las capturas pesqueras o los rangos geográficos se han visto afectados por los problemas ambientales que están experimentando los ecosistemas acuáticos”, se escribe en el estudio.

Por ejemplo, el Grupo de Trabajo sobre peces de agua dulce en peligro de extinción, detallan los investigadores, evaluó el estado de 163 especies de peces de agua dulce en Ecuador, pero la falta de información dio como resultado que 66 de estas 163 especies, es decir el 40.5 %, se tienen datos deficientes.

Algunas investigaciones han determinado que en las aguas dulces de Ecuador existen 836 especies distintas de peces, sin embargo es probable que el número de especies continúe cambiando a medida que se describan nuevas especies.

Los Ostariophysii –que dominan las aguas dulces en todo el mundo–, los bagres y los characiformes suman 694 especies o aproximadamente el 83% de todos los peces de agua dulce ecuatorianos. Dentro de estos, las familias más diversas tanto en la vertiente occidental como en la amazónica de los Andes son los characidae y los bagres chupadores, con aproximadamente 184 (22%) y 107 (12,8%) especies respectivamente, lo que representa más de un tercio de todos los peces de agua dulce en Ecuador.

Especies de peces de agua dulce ecuatorianos. (a) Creagrutus kunturus, (b) Rhoadsia menor, (c) Gasteropelecus maculatus, (d) Hoplias malabaricus, (e) Eretmobrycon sp., (f) Pygocentrus nattereri, (g) Brycon sp., (h) Tetragonopterus argenteus, (i) Ancistrus clementinae, (j) hipóstomo cf. niceforoi, (k) Rhamdia cinerascens, (l) Sturisomatichthys frenatus, (m) Astroblepus sp., (N) Brachyplatystoma juruense, (o) Pseudopimelodus bufonius, (p) Brachyhypopomus palenque, (q) Potamotrygon motoro, (r) Andinoacara rivulatus, (s) Astronotus ocellatus, (t) Sicydium sp., (U) Arapaima gigas, (v) Synbranchus marmoratus.
Especies de peces de agua dulce ecuatorianos. (a) Creagrutus kunturus, (b) Rhoadsia menor, (c) Gasteropelecus maculatus, (d) Hoplias malabaricus, (e) Eretmobrycon sp., (f) Pygocentrus nattereri, (g) Brycon sp., (h) Tetragonopterus argenteus, (i) Ancistrus clementinae, (j) hipóstomo cf. niceforoi, (k) Rhamdia cinerascens, (l) Sturisomatichthys frenatus, (m) Astroblepus sp., (N) Brachyplatystoma juruense, (o) Pseudopimelodus bufonius, (p) Brachyhypopomus palenque, (q) Potamotrygon motoro, (r) Andinoacara rivulatus, (s) Astronotus ocellatus, (t) Sicydium sp., (U) Arapaima gigas, (v) Synbranchus marmoratus.

El estudio resuelve que “es evidente que los peces de agua dulce de Ecuador están gravemente amenazados”. Por ejemplo, indica la investigación, el pez sierra –que se encuentra en peligro crítico de extinción– parece haberse extinguido funcionalmente en Ecuador y ahora es extremadamente raro o localmente extinto, lo que significa que un animal ha desaparecido de parte de su área nativa. El bagre andino Astroblepus ubidiai, el único pez nativo de los altos Andes de la provincia de Imbabura en el norte de Ecuador, se considera en peligro crítico de extinción y ahora se conoce solo de unas pocas localidades aisladas en las que se puede encontrar este pez.

Otro caso se da en el noroeste de Ecuador, donde el Astyanax ruberrimus parece haber sido retirado localmente de la cuenca de Atacames después de la construcción de una presa. Estos pocos ejemplos, “pueden ser solo la punta del iceberg” porque, de acuerdo a los investigadores, “es posible que muchos otros peces se hayan extinguido localmente o que se hayan perdido especies no descritas”.

De las 97 especies que sí pudo evaluar el Grupo de sobre peces de agua dulce en peligro de extinción, 62 fueron categorizadas como de menor preocupación, 15 como vulnerables, 13 fueron categorizadas como casi amenazadas, seis como en peligro y una como críticamente amenazada. 22 de esas especies categorizadas pertenecen a la región amazónica, donde las presiones pesqueras no reguladas y la degradación del hábitat generaron preocupaciones sobre 16 tipos de bagres. Las amenazas se consideraron lo suficientemente graves como para que cinco de estas se clasificaran “en peligro” en Ecuador. De la región de los Andes, solo se identificaron cuatro especies cuyo estado es de preocupación, esto a pesar de que la única especie categorizada como en peligro crítico, Astroblepus ubidiai, es de esta región.

Uno de los factores que causan el declive de las poblaciones de peces de agua dulce en el Ecuador es la pérdida del hábitat por alteración física de ríos, por ejemplo, a través de la remoción de grava para la construcción.

Indígenas de la comunidad de Amarumesa mostraban residuos de petróleo en un recipiente en la ciudad Francisco de Orellana (Ecuador), en abril de 2020, por la rotura de un oleoducto debido a un desplome de tierra. EFE/José Jácome/Archivo
Indígenas de la comunidad de Amarumesa mostraban residuos de petróleo en un recipiente en la ciudad Francisco de Orellana (Ecuador), en abril de 2020, por la rotura de un oleoducto debido a un desplome de tierra. EFE/José Jácome/Archivo

Otra de las causas es la deforestación, porque aumenta la erosión del suelo, lo que aumenta la turbidez y la sedimentación, y hace que los contaminantes entren en los arroyos. En la Amazonía, la deforestación ha generado que el mercurio se acumule en peces grandes que son consumidos por los pueblos indígenas. La deforestación en Ecuador es alarmante, de ahí que el país tuvo la tasa promedio anual de deforestación más alta de América Latina entre 1990 y 2012.

La degradación de humedales y llanuras aluviales, que son el hábitat de algunas especies, la contaminación del agua agrícola y la expansión urbana, la construcción de presas, las especies introducidas, el cambio climático, la minería y la sobrepesca son otros factores que afectan a las poblaciones de peces de agua dulce.

Restaurar los ecosistemas que han sido degradados y el seguimiento al cumplimiento de las leyes ambientales en el país, serían algunas de las soluciones sugeridas por los investigadores para conservar las especies de peces de agua dulce porque son un componente importante del legado biológico y cultural del país y “conservarlos para las generaciones futuras es vital”.

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