El régimen cubano aprobó este viernes por la noche el decreto de ley que autoriza el funcionamiento de las Pymes privadas y estatales, una medida que avanza hacia las reformas económicas en el país socialista, en el que predomina la empresa pública.
“El Consejo de Estado aprobó el decreto-ley ‘Sobre las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas’, que facilita su inserción de forma coherente en el ordenamiento jurídico como actor que incide en la transformación productiva del país”, dijo una nota en la página web de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
Esta decisión, largamente esperada por los emprendedores cubanos, llega casi un mes después de que estallaran las inéditas manifestaciones del 11 y 12 de julio al grito de “tenemos hambre” y “libertad” en más de 40 ciudades de la isla, que dejaron un muerto, decenas de heridos y cientos de detenidos.
En una sesión ordinaria del Consejo de Estado, en la que participo a través de videoconferencia el dictador Miguel Díaz-Canel, se aprobaron otras medidas orientadas al desarrollo de las cooperativas no agropecuarias y de los trabajadores independientes o por cuenta propia.
La asamblea determinó que las Pymes podrán ser estatales, privadas o mixtas y que las micro empresas podrán tener de uno a 10 empleados, las pequeñas, de 11 a 35 personas y las medianas hasta 100 trabajadores.
En febrero pasado el régimen cubano amplió a más de 2.000 las actividades en las que pueden laborar los trabajadores independientes en la controlada economía cubana.
El régimen señaló en junio que algunas actividades autorizadas para trabajadores independientes no estarán en la lista de las Pymes, como “programador de equipos de cómputo, tenedor de libros, traductores e intérpretes, veterinarios para animales afectivos o domésticos, diseñadores y ciertos tipos de consultorías”, indicó.
Aunque eso se determinará en la reglamentación que deberá ser publicada próximamente.
“Para la economía cubana, no solo en el ámbito económico, sino también en el ámbito histórico esto representa un paso gigante que tendrá consecuencias en el mediano y largo plazo” para la reconfiguración de la economía nacional, dijo a la AFP Oniel Díaz, consultor especializado en desarrollo de negocios, comunicación y asuntos públicos en Cuba.
Cuba está acelerado sus reformas, mientras enfrenta una profunda crisis económica por la pandemia de coronavirus que ha golpeado al sector turístico, en medio del embargo económico de Estados Unidos endurecido bajo los gobiernos de Donald Trump y Joe Biden.
TRATADOS COMO AMENAZA
Las autoridades comunistas de Cuba han tratado durante décadas a los empresarios privados como una amenaza que hay que contener, no fomentar. Mucho después de que China y Vietnam adoptaran las reformas de mercado, utilizando la prosperidad material para reforzar el régimen autoritario, Cuba se ha aferrado a un modelo económico basado en la planificación centralizada y el control estatal.
Las protestas del 11 de julio que sacudieron a los gobernantes cubanos mostraron que ese modelo podría ser su mayor vulnerabilidad, ya que sus débiles cimientos se ven aún más erosionados por el embargo estadounidense de décadas, las sanciones adicionales de la era Trump y ahora la pandemia del coronavirus. La economía del país se contrajo un 11% el año pasado, según datos del gobierno. Los cubanos pasan horas en colas para comprar productos básicos que apenas pueden pagar. Los hospitales se han visto desbordados por los pacientes de coronavirus, y los medicamentos escasean. Los cortes de electricidad están convirtiendo el sofocante calor del verano en una mecha explosiva.
Muchos de los manifestantes y sus partidarios insisten en que exigen libertad, no sólo comida. Los llamamientos a la democracia y a un cambio político radical han surgido de una gama más amplia de cubanos que están cada vez más dispuestos a desafiar al gobierno.
Pero al igual que en otros episodios anteriores, poco frecuentes, de disturbios civiles en la isla, es la miseria económica, especialmente la escasez de alimentos y los cortes de electricidad, lo que ha hecho que los cubanos salgan a la calle. Quienes presionan al presidente Joe Biden para que endurezca las sanciones económicas de Estados Unidos insisten en que son las mejores herramientas para mantener la presión.
Desde el 11 de julio, las autoridades han reprimido con brigadas de comandos policiales y agentes de paisano que empuñan porras, han encerrado a activistas y manifestantes y han interrumpido el acceso a Internet. La mayor parte de la actividad de protesta ha sido reprimida, pero las perspectivas económicas del país siguen siendo tan sombrías que las manifestaciones podrían estallar de nuevo en cualquier momento, sobre todo si las condiciones siguen deteriorándose.
(Con información AFP y The Washington Post)
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