El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, insistió este lunes con su prédica contra el voto electrónico y afirmó que si ese sistema se mantiene para las elecciones de 2022, el país seguirá el rumbo de Venezuela o de Argentina.
“En 2019 estuve en Argentina y avisé de lo que iba a pasar si el Foro de Sao Paulo volvía al poder”, dijo Bolsonaro en alusión a la organización que reúne a partidos de izquierda latinoamericanos y en la que inscribe al presidente argentino, Alberto Fernández.
“Ahora, la elite argentina ya está saliendo del país. Después se irán la clase media y los pobres, como pasa en Venezuela”, y eso debido a “unas elecciones equivocadas, populistas, demagógicas, que venden ilusiones y prometen paraísos”, declaró.
Según Bolsonaro, para las elecciones de 2022 en Brasil se prepara un “fraude” en beneficio del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, a quien todas las encuestas vaticinan como claro ganador frente al líder de derecha, cuya popularidad está en caída libre.
Esa trampa sería realizada mediante el voto electrónico, adoptado por Brasil hace más de dos décadas y que, como subrayó este lunes el Tribunal Superior Electoral (TSE) en una nota oficial, permitió que, por el contrario, se pusiera fin a un largo historial de fraudes en los comicios.
Aún así, aunque prometió ofrecer pruebas que ahora dice no tener, Bolsonaro insistió en que las urnas electrónicas propician fraudes, por lo que su Gobierno ha propuesto una enmienda constitucional para retomar el voto en papeletas, en paralelo al actual sistema.
“Repito públicamente. Tenemos que tener unas elecciones limpias, democráticas y auditadas”, pues de otro modo “todos vamos a pagar la cuenta”, afirmó.
Según Bolsonaro, “el enemigo está ahí, el riesgo está ahí y nadie quieren ver a sus esposas o a sus hijas pasando por esa situación de Venezuela, que dentro de poco ocurrirá en Argentina”.
“Algunos me acusan de dictador, pero estoy queriendo elecciones limpias, que son el alma de la democracia”, apuntó, para insistir en que sólo pretende “evitar fraudes el año que viene”.
Pese a la opinión de Bolsonaro, el TSE dejó claro en su nota de este lunes que “el voto impreso no es un mecanismo adecuado de auditoría” y que “el recuento público y manual de unos 150 millones de votos (como habrá en 2022) significaría volver al tiempo de mesas que fueron escenario de fraudes generalizados” en el pasado.
Más allá del debate suscitado por Bolsonaro, la decisión final está en manos del Parlamento, donde el proyecto para la vuelta del voto impreso se tramita en una comisión de la Cámara de Diputados.
La posibilidad de que sea aprobado parece lejana, pues al menos once partidos políticos, incluidos algunos de la base de Bolsonaro, ya han adelantado su oposición al proyecto y su respaldo a las urnas electrónicas.
(Con información de EFE)
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