En Guayaquil fue encontrada una lechuza con ambas patas mutiladas a la altura del torso. La amputación, que fue calificada por los radiólogos veterinarios como limpia, asegura que el corte no fue accidental.
Guayaquil es la segunda ciudad más grande del Ecuador y la conurbación más poblada del país andino, asentada en la cuenca del Río Guayas y la delta del golfo de la ciudad homónima. La Florida, el sector donde fue encontrado el animal mutilado, es una zona de clases populares ubicada al noroeste de la ciudad del litoral.
Los ciudadanos del sector alertaron a la Policía Nacional sobre el delito ambiental. Los efectivos policiales llegaron al lugar para verificar que el ave amputada había sido abandonada en una caja de cartón. El daño perpetrado a la especie le imposibilita de ejercer labores básicas en su subsistencia como sostenerse en las ramas de los árboles, armar nidos, cazar a las presas y, por supuesto, alimentarse. Los expertos decidieron sacrificar a la lechuza, bajo procedimientos profesionales, justificados en la imposibilidad absoluta del ave de volver a integrarse a su hábitat después del daño que se le había perpetrado.
Lechuza es el nombre más habitual que reciben las aves rapaces nocturnas o estrigiformes. Son animales solitarios que cazan generalmente mamíferos roedores como ratas, ratones y conejos, aunque también devoran otros animales pequeños como ranas, serpientes y pajarillos. Pueden cazar en la más absoluta oscuridad porque poseen una capacidad única de volar guiadas por su audición y su revoloteo que es también silencioso por la suavidad de sus plumas.
En la cultura popular no se valora su papel en el equilibro del ecosistema. En lugar de ser vistas como las encargadas de eliminar plagas y enfermedades, son asociadas a la mala suerte, la brujería o la muerte. En algunas partes del folclore montubio del Ecuador se cree que las lechuzas son transformaciones de brujas a aves para traer desgracias o para anunciar la muerte de alguien del vecindario.
En la que parece una adaptación en Ecuador del Chonchón de la cultura popular mapuche, las lechuzas serían las cabezas de poderosos hechiceros que tienen la capacidad de separarse de sus cuerpos, dejarlos en algún lugar, volar con las alas que crecen de las orejas y anunciar la muerte de un ser querido. En el Ecuador todavía se cree que, para evitar que el hechicero vuelva a su cuerpo y que se cumpla el presagio, se deben amputar las extremidades del ave y dejarla morir.
La brujería, hechicería y santería sigue teniendo presencia en Ecuador. En la crisis carcelaria de febrero de este año, la Policía Nacional encontró descuartizado a alias Fito o Fidel Andrés Palomino Alaus, autoproclamado líder de una secta satánica y autor confeso de varios delitos de asesinato con descuartizamiento de sus víctimas, acompañados de rituales diabólicos en Guayaquil. En 2012 encontraron un cráneo en el Parque Tropical de los Samanes, de la misma ciudad, utilizado para ritos satánicos.
La Fundación Rescate Animal Ecuador y el programa de conservación Japu elevaron de USD 200 a USD 800 la recompensa para quien dé información certera para encontrar al autor de este delito ambiental que mutiló las patas de la lechuza. Según la legislación penal ecuatoriana, corresponde un encierro de un año, sin atenuantes, por haber obrado con crueldad y por haber causado al animal la pérdida de un miembro principal.
Hay más casos de maltrato animal en Ecuador. En 2014, un cazador fue sentenciado por la justicia ecuatoriana a 3 meses de prisión por haber matado a un cóndor, símbolo nacional y ave en peligro de extinción. Las redes sociales se indignaron con el reo tras haberse fotografiado con el animal muerto y divulgado las fotos en sus cuentas personales, lo que fue utilizado por la Fiscalía para iniciar una investigación de oficio. Hace unas semanas un hombre abandonó en el suroriente de Quito, en el Valle de Los Chillos, a un perro. El delito se encuentra en proceso de investigación judicial.
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