La empresa ecuatoriana FishChoez & Villegas está en la mira de las autoridades del Ecuador. El Ministerio del Ambiente ha entregado a la Fiscalía General del Estado documentación que demostraría que la empresa envió 26 toneladas de aletas de tiburón de forma ilegal a Hong Kong. La noticia ha trascendido luego de que el portal Mongabay haga público un reportaje en el que revela el contenido de los documentos que el Ministerio de Ambiente de Ecuador entregó a la autoridad fiscal.
En abril de 2020, en Hong Kong dos contenedores provenientes de Ecuador fueron noticia. Al abrirlos, las autoridades encontraron 26 toneladas de aletas de tiburón. Aquella fue considerada una de las incautaciones más grandes de aletas de tiburón de la historia. Los cálculos sugieren que se pescaron al menos 38.500 tiburones para obtener ese volumen de aletas.
Las aletas decomisadas en aquel momento correspondían a dos especies de tiburón: zorro y sedoso, que se han declarado como Vulnerables, según la Lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y que están protegidas por la Convención para el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Este último instrumento, al que Ecuador está suscrito, establece que, para exportar alguna de las especies protegidas -en este caso el tiburón–, se requiere un permiso especial que debe otorgar la autoridad competente luego de un estudio que demuestre que la pesca del volumen solicitado para la exportación no afectará negativamente a la población actual de dichas especies.
La empresa que ahora es noticia habría intentado “blanquear” la ilegalidad cometida. Según recoge la publicación de Mongabay, el 1 de julio de 2020 la empresa FishChoez & Villegas, a través de su abogado, habría enviado al Ministerio del Ambiente una solicitud para la exportación de una carga que coincidía con la decomisada en Hong Kong. Es decir, la empresa pedía permiso para exportar las aletas tres meses después de que estas ya hubieran sido decomisadas en Hong Kong. La similitud se encontró en los documentos que la empresa adjuntó a su solicitud extemporánea.
En este caso sí hubo una sanción administrativa en contra de Joel Eduardo Ramírez Espinoza, el exportador de la carga, que tuvo una multa por USD 3.870. Sin embargo, la multa corresponde apenas al 0,3% del valor de la mercancía. El proceso penal que está en manos de la Fiscalía General del Estado aún se encuentra en investigación previa por lo que permanece como reservado.
A pesar de que todos los indicios muestran la relación entre la empresa FishChoez & Villegas y el cargamento decomisado, el representante legal de la empresa, Washington Olmedo Choez Villegas, dice no conocer ni al abogado que presentó la solicitud en nombre la empresa ante el Ministerio del Ambiente ni al exportador Ramírez, según indica el portal Mongabay.
La intención de FishChoez & Villegas S.A de comercializar aletas de tiburón no es nueva. Al contrario, desde su constitución, la empresa ha declarado que su actividad pesquera corresponde al procesamiento y comercialización de productos tales como: aletas de tiburón, pepinos de mar y buches de pescados en estado seco, húmedo, congelado, procesado o cualquier otra presentación, en los mercados internos y externos. Así se indica en el Acuerdo Ministerial Nro. MAP-SRP-2017-0021-A, al que tuvo acceso Infobae, firmado por el entonces subsecretario de recursos pesqueros de Ecuador, en agosto de 2017, donde se autoriza a FishChoez & Villegas “al ejercicio de la actividad pesquera en la fase de procesamiento y comercialización en el mercado interno y externo de Aletas de tiburón (subproductos de tiburón), pepinos de mar, estómago (buche) de pescado en estado seco, húmedo y congelado”.
La autorización anterior se dio, pese a que en el país está prohibida la pesca de tiburón. La prohibición se expidió mediante el Decreto Ejecutivo 486, firmado por Rafael Correa en 2007.
Aunque el artículo 2 del decreto establece: “Prohíbase en todo el territorio nacional la pesca cuyo objetivo específico sea el tiburón. Consecuentemente queda prohibido el uso de artes y sistemas de pesca que se empleen específicamente para capturar tiburones”; el artículo 6 del mismo decreto establece una salvedad a la que recurren los exportadores de tiburón. La excepción consiste en que “quienes durante el ejercicio de la actividad pesquera, capturen tiburones, como producto único y exclusivo de la pesca incidental, podrán comercializar y utilizar íntegramente su carne”.
Además, la Ley de Pesca y Desarrollo Pesquero establece que las personas que practiquen algún tipo de pesca (artesanal, deportiva o industrial), deberán capturar sólo las especies bioacuáticas cuya pesca esté permitida.
Los expertos sugieren que la salvedad del decreto provoca que la pesca dirigida de tiburón se camufle como incidental. En el caso del cargamento de aletas de tiburón decomisadas en Hong Kong, es muy poco probable de que se tratara de la pesca incidental de más de 38.000 tiburones.
Un reciente estudio publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza indica que el oscuro y complejo mercado de aletas de tiburón generó 1.500 millones de dólares entre 2012 y 2019. Los mercados asiáticos son de los compradores más importantes de la carne de este animal. En el informe, que también se refiere a la carne de raya, se detecta la participación de seis países latinoamericanos que actúan como exportadores e importadores de estas especies cuyas poblaciones están en declive por la sobre pesca.
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