Cuba, en el peor momento de la pandemia: registró un récord de muertos por COVID-19

La dictadura informó que en las últimas 24 horas fallecieron 68 personas a causa de la enfermedad. Hay colapso hospitalario y una alarmante escasez de medicinas

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Dos mujeres caminan junto a varios carteles expuestos en la ventana de una casa en una calle de La Habana, Cuba, este martes 20 de julio del 2021. EFE/ Ernesto Mastrascusa
Dos mujeres caminan junto a varios carteles expuestos en la ventana de una casa en una calle de La Habana, Cuba, este martes 20 de julio del 2021. EFE/ Ernesto Mastrascusa

Cuba registró este sábado un récord de fallecidos por COVID-19 en un día con 68, lo cual eleva a 2.271 el número de muertes desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, según el Ministerio de Salud Pública (Minsap). Hasta el momento, la cifra más alta de fallecidos se había notificado el 15 de julio con 67 decesos.

El país caribeño, que pasa por el peor momento de la pandemia, suma ya 324.115 contagios, 7.732 de ellos notificados en la jornada, acorde al parte diario del Minsap sobre la situación epidemiológica.

Para detectar los casos de hoy, de los cuales 44 son importados, se procesaron 53.006 muestras.

En los hospitales y centros de aislamiento están ingresadas 62.267 personas: 39.521 casos activos -131 críticos y 180 graves-, 19.264 con síntomas sospechosos y el resto en vigilancia epidemiológica.

Por provincias, La Habana concentró la mayor cantidad de casos con 1.394, seguida por Matanzas (occidente) y Ciego de Ávila (centro) con 1.358 y 497, respectivamente.

En las zonas de riesgo, incluida la capital, se realiza un estudio de intervención sanitaria con Abdala y Soberana 02, las dos fórmulas más avanzadas de las cinco que desarrolla Cuba contra el coronavirus. La primera de ellas, que mostró una eficacia del 92,2 % en los ensayos clínicos, ya tiene la autorización de uso de emergencia en el país, por lo que es la primera vacuna latinoamericana contra el coronavirus.

Soberana 02, a su vez, espera aún por esa autorización tras mostrar una eficacia de 91,2 % con un esquema de dos dosis de esa fórmula y un extra del suplemento Soberana Plus, otro de los compuestos que investigan científicos de la isla.

Más de 3 millones de cubanos de los 11,2 millones que viven en la isla han recibido al menos una dosis de esas fórmulas como parte de los ensayos clínicos y estudios de intervención desarrollados en paralelo al sanitario.

La dictadura de Cuba no ha comprado vacunas en el mercado internacional, ni es parte del mecanismo Covax de la OMS creado para que los países de ingresos medios y bajos accedan a las mismas.

Un grupo de personas espera su turno para ser vacunados con Abdala, una de las vacunas candidatas desarrolladas en el país, en uno de los consultorios vacunatorios del este de La Habana (Cuba). EFE/ Yánder Zamora/Archivo
Un grupo de personas espera su turno para ser vacunados con Abdala, una de las vacunas candidatas desarrolladas en el país, en uno de los consultorios vacunatorios del este de La Habana (Cuba). EFE/ Yánder Zamora/Archivo

Colapso hospitalario y una alarmante escasez de medicinas

#SOSCuba y #SOSMatanzas se transformaron en tendencia en las redes sociales en las últimas semanas por la inocultable crisis que atraviesa Cuba, aún cuando el régimen de Miguel Díaz-Canel haga todo lo posible para que el grito de auxilio de los cubanos no se escuche fuera de la isla.

La tendencia comenzó en la semana previa al estallido de las protestas, cuando la provincia de Matanzas (al este de La Habana) se situó al borde del colapso sanitario por el aumento incontrolado de casos de COVID-19, con más de 1.300 por cada 100.000 habitantes, situación agravada por la escasez de medicamentos, alimentos y productos de higiene.

Algunas personas coordinaron de forma espontánea la campaña #SOSMatanzas a través de Twitter, Facebook, Telegram y WhatsApp para recolectar dinero, materiales médicos, alimentos y otros insumos y enviarlos a los lugares afectados. A la iniciativa se sumaron luego organizaciones de la sociedad civil, gubernamentales y ciudadanos de Cuba, España, Inglaterra, Ecuador, EEUU y otros países que se han organizado de forma solidaria y demandan un corredor humanitario ante la emergencia sanitaria.

Además, para las donaciones dentro de la isla los organizadores han habilitado varios puntos de recogida, como el Centro Memorial Martin Luther King, la tienda Clandestina, el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo o la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana. Y el cantante argentino-venezolano Ricardo Montaner y los reguetoneros puertorriqueños Ozuna y Rauw Alejandro terminaron de darle visibilidad al colapso que atraviesa Cuba.

Es que Cuba vive una paradoja: es el país que lidera la carrera de las vacunas contra el COVID-19 en Latinoamérica, pero los profesionales sanitarios denuncian la desidia del régimen y las precarias condiciones del sistema de salud.

“La situación no hace más que empeorar con el paso de los días”, dijo días atrás a Infobae el neurocirujano Alexander Pupo, uno de los críticos más prominentes del sistema de salud de la isla. “En Cuba realmente está afectando el COVID-19 junto con otras epidemias, como la de sarna, y la hambruna, que es criminal”, afirmó.

“Es un caos total. Aquí todo ha colapsado, el sistema sanitario del país entero está en pleno colapso”, agregó el doctor Manuel Guerra, un obstetra del Policlínico Buenaventura de Holguín, también muy conocido por sus frecuentes denuncias en las redes sociales.

Las masivas protestas

Organizaciones y activistas calculan en varios centenares el número de detenidos desde las protestas del 11 de julio, de los cuales la mayoría permanecen en prisión -a la espera de recibir o no cargos- y otros han sido liberados.

En los últimos días, se conoció que doce cubanos arrestados en las manifestaciones del 11-J fueron juzgados en juicios sumarios y recibieron sentencias de 10 meses a un año de cárcel, según denunciaron familiares de los procesados.

Hoy se cumplen 13 días de que miles de cubanos se manifestaran en las calles de diversas localidades de la isla -las mayores en seis décadas- para protestar por la escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos y largos cortes de electricidad.

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