El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha pedido este lunes la “inmediata liberación” de Berta Soler, la líder del grupo opositor cubano Damas de Blanco. Soler ha sido brevemente detenida en hasta tres ocasiones en la última semana.
“Pido la inmediata liberación de Berta Soler, encarcelada en Cuba. Ganó el Premio Sajarov en 2005 como una de las Damas de Blanco, un galardón otorgado por el Parlamento Europeo”, ha indicado Sassoli en un mensaje publicado en redes sociales.
“Siempre estaremos junto a quienes luchan por la libertad de expresión, la paz y el diálogo”, ha remachado el máximo responsable de la Eurocámara.
Soler fue detenida en hasta dos ocasiones la semana pasada, según ha denunciado su marido, el activista Ángel Juan Moya, a través de Twitter. Este mismo lunes habría sido brevemente detenida de nuevo.
“Represores de la Seguridad del Estado detienen (8.30 horas) y liberan (9.40) en su casa en Alamar a Berta Soler. El objetivo es impedir el libre movimiento de Berta Soler”, ha publicado Moya en Twitter.
El martes y el viernes de la semana pasada también fue detenida Soler, la primera de esas ocasiones junto al propio Moya cuando salían de su casa en La Habana.
El movimiento de las Damas de Blanco, conocido por sus caminatas los domingos por una céntrica avenida de La Habana vistiendo de blanco, fue creado por madres, hijas y esposas de 75 disidentes condenados a penas de entre seis y 28 años de prisión en el año 2003.
Gracias a un acuerdo en el año 2010 entre la Iglesia Católica y el Gobierno cubano, fueron liberados 52 de estos disidentes. La mayoría emigró después con sus familiares a España y Estados Unidos.
Soler reemplazó en el 2011 a la fallecida líder original del grupo, Laura Pollán. El grupo sobrevive en gran medida de las donaciones de dinero de los exiliados anticastristas en Estados Unidos, y cada una de las damas recibe 30 dólares por participar en las marchas dominicales, ha indicado Soler, una cantidad mayor que el salario mensual habitual en Cuba.
Las disidentes explican que a menudo no tienen más remedio que aceptar donaciones extranjeras porque el Gobierno bloquea el avance de sus carreras profesionales y les impide tener empleos estatales.
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