A más de una semana del estallido de las protestas en Cuba contra la dictadura castrista, las fuerzas de seguridad mantienen la persecución y represión contra los manifestantes. Si bien el régimen ha bloqueado y restringido el acceso a Internet para evitar que la población utilice las redes sociales, las imágenes que llegan desde la isla permiten dimensionar la magnitud de las protestas y de la violencia de la dictadura contra su pueblo.
El caso que se divulgó más recientemente en las redes sociales es el de una madre que llora y grita desconsoladamente por la detención de su hijo, quien fue brutalmente golpeado por los esbirros de la dictadura por haber participado en las protestas del 11 de julio.
En las imágenes se puede ver a la mujer gritando y saltando desesperadamente, mientras su hijo “se desangra” en la unidad policial de la ciudad de Morón, en Ciego de Ávila.
“Esto es lo que hace la dictadura de Díaz-Canel. Una madre con su hijo que se está desangrando en la unidad de Morón. La dictadura lo que hace es oprimir a un pueblo y maltratar a una madre con un hijo que está desangrándose en la unidad de Morón”, relata el hombre que grabó el momento.
Asiel Babastro, director del videoclip de “Patria y Vida”, la canción que impulsó a los cubanos a luchar contra la dictadura castrista, fue quien compartió el video en las redes sociales. “Cada vez el dolor más cerca. Conozco a estas personas hace años, son de mi pueblo. Este video me lo manda un hijo de la señora que grita. Me cuentan que su otro hijo lleva 6 días en la policía de Morón. Le dieron una golpiza y está en huelga de hambre. No tengo más detalles pero sigo en contacto con ellos”, escribió en la publicación.
“Que los gritos de esta madre, que llora desesperada por su hijo que se desangra en una unidad policial de la dictadura, retumbe por siempre en los oídos de aquellos que por acomodar sus agendas políticas defienden al régimen castrista asesino”, manifestó en su cuenta de Twitter el periodista Yusnaby Pérez, quien también compartió el video del desgarrador momento.
El portal Ciber Cuba identificó a la madre como Carmen López y a su hijo como Yasmani López Padierne, de 32 años. Según reporta ese medio, a la mujer no se le ha permitido ver al joven desde que fue detenido, y no hay indicios de que haya recibido atención médica tras la golpiza que sufrió.
Este lunes decenas de madres cubanas amanecieron en las afueras de la prisión de 100 y Aldabó, donde permanecen detenidos sus hijos, quienes se encuentran incomunicados. Los arrestados tienen entre 25 y 35 años, y podrían ser procesados por delitos como “desorden público, desacato, resistencia e incitación a delinquir”, de acuerdo a las recientes declaraciones de las autoridades castristas.
La documentación de cada caso no es tarea sencilla, ya que la dictadura arresta, libera bajo amenaza y reprime de manera incesante. Las autoridades, además, no reportan los verdaderos números sobre detenidos, heridos y desaparecidos. Hasta este domingo, las organizaciones defensoras de los derechos humanos y los movimientos disidentes contabilizaron 382 detenciones desde el 11 de julio, cuando las manifestaciones espontáneas se volvieron multitudinarias, e inocultables. La mayoría de los arrestados fueron hombres (310). No obstante, esos números pueden cambiar minuto a minuto.
Las detenciones se produjeron por fuerzas de la dictadura, en su mayoría agentes de civil, que comenzaron sus redadas luego de que el dictador Miguel Díaz Canel llamara a los “revolucionarios comunistas” a salir a combatir a los que protestaban.
La capital fue el lugar con más arrestos por parte de las fuerzas del régimen, con 112 detenciones y luego se ubica Holguín, con 76. Además, hasta el domingo había 28 cubanos desaparecidos, probablemente apresados por la dictadura pero que no fueron registrados oficialmente y sus familiares no saben dónde están retenidos o si están con vida.
Las primeras manifestaciones se produjeron en San Antonio de los Baños el pasado 11 de julio, y el resto de los cubanos se enteró por transmisiones en vivo que los mismos manifestantes publicaron en sus redes sociales. Al grito de “¡abajo la dictadura!”, “libertad” y “patria y vida”, vino el efecto dominó: luego se encendió Palma Soriano y a medida que pasaban las horas estalló La Habana. Una columna inimaginable de cubanos llegó al Malecón hasta que fue brutalmente reprimida.
A día de hoy, ocho días después del estallido social, las protestas continúan y la respuesta de la dictadura es la misma: violencia, persecución y represión.
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