El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, mostró su apoyo a las masivas protestas en Cuba, que fueron reprimidas el domingo por la dictadura caribeña. Además, condenó el “ataque armado” que sufrió el lunes Juan Guaidó cuando fuerzas de seguridad chavista intentó detener al presidente interino venezolano en su residencia en Caracas.
“En un momento en el que la dictadura cubana ataca brutalmente a su pueblo que pide que termine el régimen que los mantiene en la miseria, sus libertades están siendo sofocadas”, escribió el mandatario brasileño en su cuenta de Twitter.
Bolsonaro también repudió las acciones del régimen chavista contra sus líderes políticos: “Maduro promueve un ataque armado contra el presidente Juan Guaidó. ¡Qué Dios proteja nuestros hermanos cubanos y venezolanos”.
El domingo, miles de cubanos tomaron las calles para protestar contra el régimen al grito de “¡libertad!” en una jornada inédita que se saldó con decenas de detenidos y enfrentamientos después de que Díaz-Canel conminara a sus partidarios a salir a enfrentar a los manifestantes.
Las protestas, las más fuertes que han ocurrido en Cuba desde el llamado “maleconazo” de agosto de 1994, se produjeron con el país sumido en una grave crisis económica y sanitaria, con la pandemia fuera de control y una fuerte escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos, además de largos cortes de electricidad.
Poco acostumbrados a ver revueltas callejeras fuera de la tele y, menos aún, a policías usando porras, gases lacrimógenos o haciendo disparos al aire, los cubanos todavía digieren las históricas protestas del domingo contra el gobierno.
Cuba, además, se encuentra sumida en su mayor crisis económica en más de dos décadas, con un fuerte déficit en la balanza de pagos e incapaz de afrontar su deuda exterior. En 2020 el PIB se desplomó un 11%, su peor caída desde 1993.
La escasez de productos básicos, alimentos y medicinas, los rutinarios cortes de electricidad en algunas regiones y la generalización de tiendas de pago exclusivo en divisas motivaron las manifestaciones que estallaron primero en San Antonio de Los Baños (30 kilómetros al este de La Habana) y se extendieron luego a otras localidades, incluida la capital cubana.
El régimen tilda de “mercenarios” y “lacayos” a los participantes en las “acciones de descrédito” como ha descrito las masivas protestas. El presidente Díaz-Canel respondió llamando a sus partidarios a salir a las calles para combatir las protestas.
Por otra parte, la Iglesia cubana publicó un comunicado para referirse a la crítica situación política, económica y social que atraviesa la isla tras las protestas desencadenadas el pasado fin de semana en contra del régimen.
Las cubanas buscan a sus desaparecidos
Por el momento no existe una cifra oficial de detenciones, ya que las autoridades no han difundido información, pero activistas locales han elaborado una lista provisional en la que figuran 65 nombres solo en La Habana.
En ella figuran nombres conocidos por su oposición activa al régimen, como el artista Luis Manuel Otero Alcántara, el disidente moderado Manuel Cuesta Morúa o el dramaturgo Yunior García Aguilera, mientras la familia del opositor José Daniel Ferrer denunció también su desaparición en Santiago de Cuba.
Varias de las mujeres congregadas en Zanja dijeron a la agencia de noticias EFE que sus maridos, hijos e incluso algún suegro habían sido golpeados antes de ser conducidos a paradero desconocido.
Estas declaraciones, junto a videos que circulan por las redes en los que se observa represión violenta por parte de la policía cubana y agentes vestidos de civil, contrastan con la versión del régimen de Miguel Díaz-Canel, quien negó esos hechos en la televisión estatal.
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