El cóndor andino es un ave que habita en América del Sur y el declive de su población es motivo de preocupación en muchos países. Según la mitología, el ave expresa el ser superior de las personas, después de pasar por un proceso de transformación espiritual que inicia en el inconsciente, que pasa por el consciente y que llega al ser trascendente.
Las sociedades incas lo denominador “kuntur” que significa mensajero de los dioses. Se trata de una de las aves más grandes y robustas del mundo, superando los 140 centímetros de longitud desde el pico a la punta de la cola y 330 centímetros de envergadura. Su cabeza desnuda, adornada por un crespón rojizo y su cuello abrigado por un plumaje blanco, que contrasta con el cuerpo y alas negras, iluminadas por destellos plomizos, hacen ver al cóndor como un ser majestuoso.
En Ecuador, el censo de la especie, impulsado por el Ministerio de Ambiente y el Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino, registró en 2015 la presencia de 93 individuos en las provincias de Pichincha, Imbabura y Carchi. En el segundo conteo, en 2018, se encontraron 150 especímenes. Sin embargo, en la última verificación, en 2020, se contabilizaron solamente 49.
Según una nota publicada el miércoles 7 de julio en la cuenta de Facebook del Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino, a propósito del Día Nacional del Cóndor, “solo entre 2018 y 2019 se registraron 20 muertes de cóndores por envenenamiento, lo que equivale al 13 % de la población total. La principal amenaza de los cóndores en nuestro país es la presencia de perros abandonados en su hábitat”.
En las provincias de Pichincha, Napo, Imbabura, Carchi y Cotopaxi los habitantes de las zonas que comparten el hábitat con el cóndor, por supersticiones, atribuyen al ave las muertes o enfermedades de su ganado y por esa razón la envenenan. En otros casos se ha verificado la caza ilegal de la especie, lo que constituye un delito ambiental. También el envenenamiento de los zorros es un problema porque se convierten en alimento de los cóndores.
En Colombia existe la misma preocupación. El Consejo de Estado colombiano aceptó una acción de tutela constitucional para proteger y evitar la extinción del cóndor andino. El Consejo de Estado de Colombia es el más alto tribunal de justicia contencioso administrativo y conoce las acciones de nulidad por inconstitucionalidad contra los decretos dictados por el Gobierno Nacional que no sean de competencia de la Corte Constitucional. En la petición se pide expresamente al presidente Iván Duque que adopte las medidas que garanticen la supervivencia de la especie.
El censo nacional de 2021 en Colombia encontró una cifra similar a la ecuatoriana, apenas 63 aves en todo el país.
La situación en ambos países como en todos los Andes es dramática. Para Fabricio Narváez, coordinador de proyectos de la Fundación Cóndor Andino Ecuador, en declaraciones para la Revista Vistazo, “una población saludable de cóndor andino debería tener unas 600 o 700 parejas reproductivas”. Lo que resulta inviable en una población de apenas unas decenas de especímenes.
El envenenamiento parece ser la causa más común de muerte de la especie. En febrero de este año en la ciudad boliviana de Tarija, fronteriza con Argentina, se registró la muerte de 35 cóndores, 17 de los cuales eran parejas. En un mismo lugar se encontró a las aves muertas, además de una cabra y tres perros también envenenados. Las autoridades ambientales creen que la carne de la cabra muerta pudo haber escondido algún veneno que fue consumido por el resto de animales. Esto refuerza la hipótesis de que en la altiplanicie regional la emblemática ave muere por intervención del ser humano.
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